Muchos padres y madres de un hijo o hija adolescente se han  preguntado por qué han cambiado tanto sus hijos, por qué ahora se comportan así, esos cambios de humor tan repentinos, su impulsividad o irracionalidad; el por qué les interesa tanto lo que piensen sus amigos, incluso por qué le creen más a sus amigos que a sus propios padres.

Muchos de estos cambios se deben al cerebro y es importante conocerlos para poder entender a nuestros hijos, y cómo poder disfrutar de esta maravillosa etapa de desarrollo.  

La adolescencia

Existe un camino muy estrecho entre la pubertad y la adolescencia, en estas fases los adolescentes sufren de cambios corporales (biológicos), psicológicos y sociales. Podemos distinguir que durante la adolescencia se pasa por tres etapas: La adolescencia puberal que abarca de los 10  a los 14 años, la adolescencia nuclear de los 15 a los 17 años y la adolescencia juvenil que abarca de los 18 a los 21 años, incluso a hasta los 25 años.

Comportamiento del adolescente regido por el cerebro

• La amígdala y la corteza prefrontal. Diversas investigaciones en Neurología han identificado aunque la amígdala (responsable de las reacciones instintivas como el temor y comportamiento agresivo) se desarrolla temprano. La corteza prefrontal es la última en madurar, esta parte del cerebro va a ir desarrollándose desde la niñez, la adolescencia (en donde alcanza su mayor tamaño), terminando de madurar en la edad adulta, aproximadamente entre los 25 y 30 años de edad. Si bien en cierto, que el cerebro adolescente tiene mayor plasticidad y aprende más rápido, este cerebro aún se encuentra en “construcción” y sus acciones están regidas más por la amígdala y que por la corteza prefrontal, siendo ésta última, la responsable de habilidades como planificar, razonar, establecer prioridades, toma de decisiones, solución de problemas, autocontrol (frenar impulsos), inhibición de conductas inadecuadas.

• Células nerviosas y mielina. Durante la adolescencia, existe un incremento de las conexiones entre las células del cerebro y el podar (refinamiento) de las vías del cerebro. Las células nerviosas desarrollan mielina, esta es una sustancia blanca que cubren los axones y su misión es aislar y proteger a los axones para que conduzcan los impulsos nerviosos más rápida y eficazmente, ayudando a las células a desarrollarse. Durante esta etapa la cantidad de mielina casi se duplica en algunas regiones del cerebro, haciendo que la propagación de los mensajes nerviosos sea aún más rápida, sin embargo, la cantidad de mielina en la corteza prefrontal es menor.
• Glándula pituitaria. Esta glándula en la encargada de segregar, entre otras cosas la «Melatonina», encargada del “sueño-vigilia”, en los adolescentes el nivel de melatonina se eleva en la noche y disminuye por la mañana, esto hace que los adolescentes se desvelen más y les cueste trabajo despertarse temprano, aunado a que lo jóvenes en esta época les guste socializar hasta altas horas de la noche, a través de sus dispositivos móviles.

Asimismo, esta glándula es la responsable de segregar las hormonas reproductivas  a las gónadas (andrógenos o estrógenos y progesterona). El aumento de las hormonas  provoca que estén más irritables, sensibles, melancólicos, eufóricos y hasta confundidos por no saber qué les está pasando internamente.

En la siguiente imagen podemos ver como es el cerebro del adolescente visto desde la Psicología y la Sociología.

¿Qué podemos hacer y cómo disfrutar de esta etapa de la vida de nuestros hijos?

Como hemos podido ver durante la adolescencia, nuestros hijos experimentan una amplia gama de emociones al enfrentarse diversos desafíos  en su día a día. Por lo que es normal que a veces se sientan confundidos, frustrados o emocionalmente intensos. Algunas pautas que podemos hacer los padres y madres para disfrutar de esta etapa junto con nuestros adolescentes son:

1. Paciencia y autocontrol. Respirar cuantas veces sea necesario, antes de actuar, para evitar mayores conflictos y/o herir los sentimientos de nuestros hijos.
2. Afecto explícito. No sobre entender que cuando les damos “algo” es porque los queremos. Es necesario expresar de forma explícita el amor, cuidado y comprensión.
3. Mantener una comunicación activa. Es necesario que cuando nos hablen nuestros hijos escucharlos y preguntarles, en donde nos compartan sus pensamientos y(o preocupaciones.
4. Respetarlos: Es propio del adolescente el buscar propia identidad, intimidad y autonomía. Debemos aprender a respetarlos, sin dejar de establecer normas y limites en casa.
5. Evitar juzgarlos. Si nuestro hijo o hija, nos platican algo en lo que no estemos de acuerdo, debemos evitar juzgarlos, de lo contrario coartaremos esa comunicación. En su caso en mejor pregúntales si quieren nuestra opinión.
6. Validar sus emociones. Es necesario validar la emoción que están sintiendo nuestros hijos, incluso si no entendemos por qué se sienten de cierta manera.
7. Observar su lenguaje corporal.  A veces, en esta etapa los adolescentes suelen ser más callados o reservados, lo que a los padres se les dificulta la comunicación con sus hijos. Sin embargo, si observamos detenidamente su lenguaje corporal (gestos, expresiones faciales, miradas, posturas, tono de voz, forma de vestir, etc.), nos podrían estar diciendo de la forma en cómo se sienten.

Conclusión:

Ahora que ya sabemos que en esta etapa de desarrollo los adolescentes experimentan muchos cambios importantes a nivel físico, hormonal, emocional y/o psicológico. Muchos de sus comportamientos son debidos a causa del cerebro que aún está una gran revolución. Sin embargo, que aunque nuestros adolescentes estén en busca de su propia y autonomía y, aunque pareciera que existe un amor-odio hacia los padres, que los quiere lejos y a la vez cerca; lo cierto es que continúan necesitando de  ellos.

La expresión del amor explícito, el cuidado, la comprensión, el apoyo emocional y la comunicación que establezcamos con nuestros hijos; son factores fundamentales para su construir una base sólida para su autoestima y desarrollo saludable.

Recordemos siempre, los que ya hemos pasado por esta etapa, ¿quién no se sentía incomprendido por sus padres?. Ahora nos toca aprender a disfrutar de esta etapa maravillosa de nuestros hijos adolescentes.

Bibliografía

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