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El loco y el mago: Arquetipos culturales

 

Por Axel Manuel Ruiz Mendoza

 

Por Axel Manuel Ruiz Mendoza

INTRODUCCIÓN: HERMETISMO, GNOSTICISMO Y JUEGOS DE CARTAS

Al pensar en grapas culturales, una muy marcada en nuestra época, profundamente, entre otras, como la regla de los cinco segundos, lanzar la sal por detrás del oído y no dejar tu dinero cerca del suelo, se encuentra el tarot. La superstición y la cultura general dice que un mazo de cartas es capaz de decirte tu futuro. Mayoría de la gente desconoce que el mazo fue desarrollado por comerciantes musulmanes e italianos como un juego de cartas diseñado para entretener a los jugadores con retos sobre forjar historias, entre otras modalidades como son tarocci, tarocco, tarroc, con nombres similares, pero estilos diferentes de juego. La baraja y sus imágenes fueron aprovechados por charlatanes para engañar a los crédulos.

Su uso como instrumento para crear historias tiene su origen en las creencias gnósticas y de la teoría hermética desarrollada desde la era ptolemaica de Egipto, donde el sincretismo Helenístico y egipcio dieron lugar a la figura llamada Hermes Trismegistos, Thoth y Hermes en uno mismo. Llegando a la Edad Medieval, los filósofos cristianos obtuvieron este conocimiento del mundo musulmán y decidieron adaptarlo para que este Hermes fuera un sabio que conocía la verdadera esencia del Dios cristiano y, por lo tanto, todos los escritos adjudicados a él, eran superiores a incluso la Biblia.

«Para la antigua cultura griega en la cúspide del desarrollo de la filosofía, la ciencia, las matemáticas, etc., Hermes representa un vínculo venerado con lo femenino, el cuerpo, la naturaleza, el animismo y la tradición oral. Es un mito para nuestro tiempo, ya que nuestra cultura está preparada para la creación de una visión del mundo posmoderna, postcientífica y posapolínea.”, dice el Dr. Dennis L. Merrit en su libro, La Guía del Lechero sobre el Universo.

Pero, ¿qué tiene que ver esto con el tarot? Es curiosa la cultura; Elementos religiosos permean en la cultura popular, como lo hace hoy en día. De la misma manera, el Hermetismo permeo en los juegos de la época y de ahí obtenemos el tarot. Una compilación de arquetipos herméticos, tanto en figuras personales como en las figuras conceptuales. Los arquetipos dictan el juego y la cultura occidental ha tenido estos miles de años. Pues como dice Carl Jung en Psicología y Alquimia:

“Es absolutamente necesario suministrar estas imágenes fantásticas que surgen tan extrañas y amenazantes ante la mente ojo con algún tipo de contexto para hacerlos más inteligibles.”

Todo esto en un intento de explicar lo fenómenos psicológicos más que los naturales a través de figuras preestablecidas por la cultura.

«Todo lo desconocido y vacío está lleno de proyección psicológica; Es como si el propio trasfondo psíquico del investigador se reflejara en la oscuridad. Lo que ve en la materia, o cree que puede ver, es principalmente el dato de su propio inconsciente…»

DESARROLLO: ARQUETIPOS: LA ALQUIMIA DE CONTAR UNA HISTORIA

El juego del tarot tradicionalmente tiene 21 arcanos mayores y otros menores que asemejan a una baraja de naipes común y corriente, claro que, en intento de mantener una coherencia temática, estos palos menores están representados por elementos esotéricos; Los bastos representan al elemento de la tierra y tienen relación con todos las riquezas terrenales; Los pentáculos que representan al fuego y con ello al acto de transmutación, además de representar al oro, que es el elemento más puro; las copas representan al agua, que se asocia a la purificación y a las emociones o humores, que era la teoría médica de moda en la época; y al final, las espadas, que representan al aire, generalmente asociado a la espiritualidad y la divinidad en sí. El significado de cada arcano menor varía según el mazo y el autor, pero en general cada carta representa el arquetipo de una situación cotidiana. Exempli gratia: la muerte de un familiar, pruebas y tribulaciones, encuentros espirituales o el clásico desvarío amoroso.

Pero los 21 arcanos o, para hablar en términos menos esotéricos, arquetipos mayores, establecen más de una docena de arquetipos personales y uno que otro arquetipo situacional.

«Todo lo desconocido y vacío está lleno de proyección psicológica; Es como si el propio trasfondo psíquico del investigador se reflejara en la oscuridad. Lo que ve en la materia, o cree que puede ver, es principalmente el dato de su propio inconsciente…», establece Carl Jung.

 

El primero, el número 0, se le llama El Tonto o El Loco. Si el juego entero fuera un arquetipo, sería el de un viaje. El Loco es un viajero, y desde el punto de vista espiritual, todos somos viajeros y todos somos tontos al principio de un viaje. Es entonces, que, en materia de contar una historia, muchos autores asemejan al héroe con esta figura.

En psicología, podría decirse que el paciente es Un Loco o un Tonto (de la manera menos despectiva posible, claro), atravesando el viaje de su vida y encontrándose con un conflicto.

La figura hermética del loco es Hermes mismo, un infante mortal vuelto en divinidad a través de su inteligencia y capacidad de resolver problemas. Jung mismo atribuía a Hermes las características del alquimista perfecto, conectando hacia arriba mediante a su relación estrecha con su hermano, Apolo, dios del Sol; y hacía abajo, mediante su relación con su tío, Hades, dios del inframundo, señor de las almas.

El doctor Dennis L. Merrit llega hasta asegurar que Hermes es el dios del inconsciente y que la alquimia que este representa no es sino el intento de los intelectuales medievales para proyectar el inconsciente a medidas más físicas para comprender la espiritualidad de uno mismo. Merrit dice en su libro: “Una vez que uno tiene una idea del reino del dios en particular, puede ver cómo se vive en la vida de las personas, en las teorías y en los patrones de comportamiento».

La segunda carta, número 1, El Mago, es, extrañamente, también relacionada con Hermes. Pero mientras el arquetipo 0 podría asemejarse al Hermes mortal, tropezando por la vida hasta lograr cumplir su potencial, el número 1 se asemeja más al Hermes divino. La simbología en la carta es explícita en esto, el Mago apunta tanto arriba como abajo, un axioma alquímico, conecta la tierra y el cielo, el alma con el cuerpo, y, por supuesto, el consciente con el subconsciente. En su mesa, mensa en latín, aliteración de mens (mente), yacen los 4 elementos, o sea, la plenitud física y espiritual. Y una serpiente le rodea la cintura, un símbolo de la curación en tiempos antiguos. Su mirada apunta al frente, significando la intención de ver hacía el futuro y lo práctico.

En el arte de contar una historia, abundan los magos. Figuras guía para el tonto. El mago es un iluminado que ha vislumbrado la verdad inherente de la esencia del espíritu. En la cultura, esta figura ya ha atravesado su viaje y con esta experiencia busca ayudar a los demás. El Mago no es perfecto, ni aparenta serlo, simplemente tiene respuestas que el Loco no tiene.

En la psicología, quién podría ser el Mago, mas que el psicólogo mismo. El Loco acude a este en la encrucijada de la vida, convencido de que su problema es único y complicado. El Mago, por otro lado, ya ha visto su caso en una versión u otra, tiene conocimiento sobre el cielo y la tierra (consciente y subconsciente) y tiene control sobre los elementos (recursos físicos y psíquicos) para poder enseñarle los métodos aparentemente esotéricos para solucionar su problema.

CONCLUSIÓN: CARTAS EN EL ASUNTO

Aunque quedan 19 arquetipos de los cuáles hablar, los dos primeros exponen la costumbre humana de ajustar comportamientos a otros que ya han escuchado o vivido. Este mazo de cartas inofensivo no es más que la alquimia moderna, una manera de proyectar el deseo de conocer nuestras motivaciones y traumas subconscientes.

Sin embargo, la insistencia de la gente en proyectar estos deseos y traumas en objetos inanimados, igual que en simbología y prácticas aberrantes, revela que la gente hará literalmente cultos, escribirá libros de públicos niche, y, en estas épocas, acudirá a charlatanes de pericia dudosa, antes de acudir con un especialista de la mente o incluso simplemente realizar introspección.

La baraja no debería demonizarse, aún así, su valor como herramienta del psicólogo debería ser más explorada. Los arquetipos contenidos en la baraja son culturalmente relevantes incluso siglos después de su creación. E incluso si no se usa como herramienta, sigue siendo una buena herramienta de terapia de juegos, de lenguaje u otras más. No hay que tener temor de ser supersticiosos, “Pero la superstición en el sentido más estricto sólo aparece en tales personas si son patológicas, no si pueden mantener el equilibrio.”, dice Carl Jung sobre esto.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Psychiologie und Alchemie. Carl Jung. Segunda Edición. Prensa Editorial de Princeton. 1968.
  2. The Dairy Farmer´s Guide to the Universe: Jung, Hermes and Epipsychology. Dennis L. Merrit. Fisher King Press. 2012.

Diplomado en terapia en psicología clínica

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