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¿QUÉ NO HACER POR TUS HIJOS?

 

Por Alejandra Terrón Parada

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Por Alejandra Terrón Parada

La crianza de los hijos es una de las tareas más desafiantes y significativas que enfrentamos como padres. Queremos lo mejor para ellos, buscamos darles el amor y la protección que necesitan para crecer felices y saludables. Sin embargo, es importante recordar que, a veces, la sobreprotección puede ser perjudicial. La «sobreprotección» no solo implica un exceso de cuidado y vigilancia, sino que puede frenar el desarrollo emocional y físico de los niños, impidiendo que adquieran las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la vida. Si bien puede parecer un acto de amor, en realidad puede generar dependencia, inseguridad y baja autoestima. Por ello, es fundamental saber cuándo dejar que nuestros hijos enfrenten el mundo por sí mismos.

Las siguientes sugerencias te serán de gran utilidad:

 

No hagas por tu hijo lo que pueda hacer por sí mismo

Una de las primeras lecciones que debemos aprender como padres es permitir que nuestros hijos realicen actividades por sí mismos, desde una edad temprana. Desde que son pequeños, los niños tienen la capacidad de hacer muchas cosas por su cuenta. Si no les damos la oportunidad de intentarlo, estamos limitando su desarrollo y su independencia. Por ejemplo, si tienes un bebé, deja que tome su biberón por sí mismo o que explore el entorno mediante el gateo. No se trata solo de que ellos logren hacerlo, sino de fomentar su confianza en sus propias habilidades. A medida que crecen, es igualmente importante que aprendas a delegarles responsabilidades sencillas como vestirse, recoger sus juguetes, tender su cama o incluso ayudar en las tareas domésticas. De esta manera, desarrollan un sentido de autonomía que les será útil a lo largo de toda su vida.

 

Desarrolla su lenguaje

Uno de los aspectos más importantes en el desarrollo de los niños es el lenguaje. La forma en que se comunican con los demás influye en cómo se relacionan, cómo aprenden y cómo se expresan emocionalmente. Como padres, muchas veces tendemos a interpretar lo que nuestros hijos quieren decir, sobre todo cuando son pequeños. Sin embargo, es fundamental permitirles que se expresen por sí mismos. Si intervienes demasiado rápido, limitas su capacidad de comunicarse de manera clara y efectiva. A medida que crecen, es necesario fomentar su vocabulario y su habilidad para estructurar oraciones. Un niño que tiene un lenguaje desarrollado tiene una mayor probabilidad de tener éxito en la escuela y en las relaciones interpersonales, lo que les ayudará a enfrentar mejor los retos del futuro.

 

No le evites dolor, sufrimiento o tristeza

Aunque como padres nos duelen los momentos de tristeza o sufrimiento de nuestros hijos, es fundamental que no tratemos de protegerlos de todas las emociones negativas. La vida está llena de altibajos, y los niños deben aprender a manejar las contrariedades de manera adecuada. Ayudarles a gestionar las emociones difíciles, como la pérdida de una mascota o el fracaso en una actividad, les enseña a ser resilientes y a entender que las emociones, aunque a veces dolorosas, son una parte natural de la vida. En lugar de evitarles el dolor, acompáñalos y ayúdales a poner en palabras lo que sienten. Esto les permitirá desarrollar una mayor inteligencia emocional y enfrentarse con más seguridad a los retos que vendrán en su vida adulta.

 

Permite que se equivoque

Es normal que los padres queramos evitar que nuestros hijos sufran o fracasen. Sin embargo, uno de los mayores aprendizajes de la vida proviene de los errores. Los niños que nunca cometen errores o que son constantemente corregidos sin entender el porqué, pierden la oportunidad de aprender a través de la experiencia. Es esencial que, como padres, permitamos que nuestros hijos se equivoquen, ya que esto les da la oportunidad de corregir sus propios errores y entender las consecuencias de sus decisiones. Un niño que crece en un ambiente donde el error es visto como una oportunidad de aprendizaje y no como un fracaso, desarrollará confianza en sí mismo y la habilidad de tomar decisiones más sabias en el futuro.

 

Enséñales amor

El amor es la base sobre la cual se construyen todas las relaciones. No se trata solo de decirles a nuestros hijos que los amamos, sino de demostrarlo en nuestras acciones diarias. Es importante que aceptemos a nuestros hijos tal como son, sin tratar de imponerles nuestras expectativas o sueños frustrados. Cada niño es único y tiene sus propios intereses, habilidades y sueños. Al aceptar y amar a nuestros hijos incondicionalmente, les damos la seguridad de que son valiosos tal como son, sin importar lo que logren o dejen de lograr. Además, la comunicación es clave: escúchalos, respétalos, y muestra tolerancia frente a sus opiniones y deseos. Esto no solo fortalece el vínculo afectivo, sino que también les enseña a ser empáticos y respetuosos con los demás.

 

Responsabilízalo de sus actos

Uno de los aspectos más importantes de la educación es enseñar a los niños a ser responsables de sus propias acciones. Cuando cometen un error o una falta, es crucial que asuman la responsabilidad y entiendan las consecuencias de sus actos. Esto no significa castigar, sino ayudarles a comprender que sus decisiones tienen un impacto en su entorno. Por ejemplo, si pierden algo, enséñales a buscarlo; si no lo encuentran, ayúdales a tomar decisiones que les permitan solucionar la situación. Esta forma de educar les enseña a ser responsables y a comprender que las acciones tienen consecuencias, una lección que les será útil en todos los aspectos de la vida.

 

Entrénalos para tomar sus propias decisiones

Desde temprana edad, es importante dar a los niños la oportunidad de tomar decisiones por sí mismos. Esto no solo les ayuda a desarrollar independencia, sino que también les enseña a evaluar opciones y asumir las consecuencias de sus elecciones. Puedes comenzar con decisiones sencillas, como elegir entre dos opciones de ropa, y permitir que tomen decisiones en cuanto a actividades o juegos. Esto no solo refuerza su autoestima, sino que también les enseña a ser conscientes de que cada decisión conlleva una renuncia. A medida que crecen, sus decisiones se vuelven más complejas, pero el proceso de toma de decisiones comienza desde pequeños.

 

Evita compensarlo excesivamente

Es natural querer hacer felices a nuestros hijos, pero debemos evitar la tentación de darles cosas solo para aliviar culpas o para compensar nuestra ausencia. La compensación excesiva no solo les enseña a asociar el amor con regalos materiales, sino que también puede fomentar comportamientos manipulativos o poco realistas. Antes de ceder a sus peticiones, pregúntate si realmente lo necesita o si solo es un capricho. Enseñarles a distinguir entre lo necesario y lo deseado es una valiosa lección para su desarrollo emocional y para su relación con el dinero y los bienes materiales.

 

No resuelvas las cosas por ellos

Finalmente, es fundamental no resolver todos los problemas de nuestros hijos. Aunque puede ser tentador intervenir y solucionar los problemas rápidamente, es más beneficioso guiarlos para que encuentren sus propias soluciones. Esto fomenta su creatividad y pensamiento crítico. Explica la situación y permite que tomen la iniciativa para resolverla, siempre brindándoles el apoyo emocional necesario. A largo plazo, esto fortalecerá su confianza en sí mismos y les dará la capacidad de enfrentar desafíos por su cuenta.

Criar hijos independientes, seguros de sí mismos y capaces de enfrentar los desafíos de la vida requiere de una educación basada en el amor, la paciencia y la responsabilidad. Aunque siempre querremos protegerlos, debemos recordar que el verdadero amor también implica darles las herramientas necesarias para que crezcan como individuos autónomos y resilientes. Al seguir estas sugerencias, estarás ayudando a tus hijos a convertirse en adultos responsables, respetuosos y capaces de afrontar el mundo con valentía y confianza.

 

BIBLIOGRAFIA

-De Léon, M. (2017). ¿Por qué ir a terapia? México: L.D. Books

Diplomado en terapia infantil

Atenta invitación

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