INTRODUCCIÓN
La música nos acompaña a todas partes y forma parte de la vida cotidiana de cada persona. La escuchamos mientras viajamos en el autobús, en diferentes ámbitos del trabajo, en celebraciones como bodas, graduaciones y XV años, en eventos políticos, religiosos, educativos y deportivos, entre otros.
La música tiene poder ya que a través de su lenguaje puede evocar, comunicar y hasta reafirmar emociones. Influye de manera positiva o negativa, nos provoca recuerdos, tiene mayor eficacia a nivel de funcionamiento cerebral, nos “enchina” la piel, cantantes de ópera al alcanzar notas muy altas y mantenerlas por un tiempo pueden romper vasos de vidrio.
La música desarrolla en los niños aspectos motrices, intelectuales, auditivo, sensitivo, del habla, atención, aprendizaje, memoria, dando como resultado que logren una mejor autonomía. A los adolescentes les ayuda a reducir depresión y ansiedad mejorando su bienestar emocional, y en el adulto mayor se utiliza como un tratamiento alternativo en enfermedades de demencias como Alzheimer, Parikinson, Huntington, demencias vasculares, entre otras.
DESARROLLO
La música ha estado presente desde los inicios de la humanidad hasta todas las sociedades conocidas a nuestros días. Ha sido un arte que se cultiva en todos los pueblos y tradiciones del planeta. Es un deleite para el oído, se utiliza en la danza como expresión corporal, en obras teatrales y musicales, en el cine para ambientar un relato y darle énfasis a la escena, etc., pero uno de los usos más importantes que se ha dado, es en el uso terapéutico.
También se ha usado en diferentes culturas como modalidad de sanación a través de ritos mágicos para expulsar espíritus malignos en el individuo enfermo. Un ejemplo es Saul y David, cuando Saúl era atormentado por un espíritu maligno David tocaba su arpa, Saúl tenía alivio y el espíritu se apartaba de él (1ª Samuel 23). 50,000 mil años antes de Cristo, se utilizaron los sonidos para promover fertilidad y facilitar cosechas. En Grecia se utilizaba para equilibrar el organismo. Coelius Aurelianus utilizaba los sonidos para curar dolores de ancianos cuando cantaban encima de sus partes adoloridas, Zenócrates y Celso usaban ciertos instrumentos para tratar la locura. Los Romanos utilizaban el canto gregoriano para acercar a las personas a Dios y tener paz (Luyando, 2003).
Los últimos hallazgos en neurología, psicología y biología han demostrado que escuchar melodías agradables modifica el estado de ánimo de una persona influyendo positivamente en su desarrollo cognitivo, en el estímulo de la inteligencia e incluso en la salud. Algunas otras investigaciones han utilizado la tomografía por emisión de positrones (TEP) y la Resonancia magnética funcional (RMF) en tiempo real para visualizar la actividad cerebral al procesar la música. (Luyando, 2003)
Es así que desde 1950 la música tiene un carácter científico impartiéndose como disciplina académica en muchas universidades, centros especializados y organizaciones ya que han encontrado que la música activa la corteza auditiva, activa regiones del cerebro que controlan los músculos sobre todo de las personas que tocan algún instrumento, activa los centros del placer, las regiones asociadas con las emociones, las áreas encargadas de interpretar el lenguaje, entre otras, por lo que Robert Zatorre, neurocientífico del Instituto de Montreal afirma que las actividades musicales de escuchar, tocar y componer, ponen a funcionar casi todas nuestras capacidades cognitivas (Luyando 2003).
En el año 2011 La Asociación Mundial de Musicoterapia utiliza de forma profesional la música y sus elementos como una intervención en ambientes médicos, educativos y cotidianos con individuos, familias o comunidades, buscado optimizar su calidad de vida mejorar su salud física, social, comunicativa, emocional e intelectual, así como su bienestar.
CONCLUSIONES
La música beneficia a individuos de todas las edades, desde los bebés, hasta personas de la tercera edad por lo que se deben aprovechar ya que es una herramienta de bajo costo y está al alcance de la mano de todas las personas. Conocer estos beneficios permitirá a la persona tener una mejor calidad de vida, por lo que sería recomendable difundir esta información.
BIBLIOGRAFÍA
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Luyando, P. (2003). Protocolo de atención con Musicoterapia. Recuperado de https://es.scribd.com/doc/32392590/MUSICOTERAPIA-PROTOCOLO-DE-ATENCION
Montañés, E. (2010). La música como vehículo de comunicación de sentimientos. VII. Recuperado de http://www.ugr.es/~sevimeco/revistaeticanet/numero9/Articulos/Formato/articulo4.pdf
Rodríguez, M. (2013). El arte como lenguaje, I. Recuperado de https://revistareplicante.com/el-arte-como-lenguaje/
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