El presente artículo se encuentra enfocado en mi experiencia como psicoterapeuta en formación con el Modelo psicodramático, así como mi visión de este modelo en el ejercicio profesional dentro del área e institución donde me desarrollo profesionalmente.

Inicio haciendo mención que mi práctica profesional  dentro de instituciones gubernamentales en México, ha sido orientada con el modelo cognitivo conductual, pues en el sector salud es considerado como uno de los modelos que   logran reducir los síntomas y malestar en menor tiempo; Tomando en cuenta que la mayoría de los pacientes que llegan a ser referidos para la  atención psicológica, por el mismo estigma que se tiene en torno a la psicología, se presentan cuando su  conflictiva emocional se ha exacerbado y en la  mayoría de los casos cronificado, por lo que,  un abordaje “práctico y rápido” por así decirlo, es considerado de alguna manera, lo más factible a nivel institucional.

 El trabajo psicoterapéutico se enfoca al pensamiento–conducta, es  sistematizado, se observa las condiciones que le dan mantenimiento a la relación de pensamientos irracionales y conductas desadaptativas, centrándose en la reducción del comportamiento problema y la disminución del malestar emocional, es decir, únicamente en el síntoma manifiesto, dejando  de lado la génesis de la conflictiva misma. Existe dentro del sector salud, una amplia cantidad de manuales de intervenciones  psicoterapéuticas  basados en el modelo Cognitivo conductual, enfocadas al tratamiento de  trastornos específicos.

Con base a mi experiencia, puedo decir que los manuales son  un recurso que pueden brindar aportaciones importantes para la reducción de sintomatología en determinados casos clínicos; Sin embargo, pocas veces se presenta como tal un  “pacientes de manual”, pues es importante tomar en cuenta el componente multifactorial de los síntomas presentados, Si se consideraran todas las variaciones que puede presentarse dentro de una misma problemática o trastornos, sería necesario entonces que existieran  millones de manuales para ajustarse a cada paciente. Todas las personas son diferentes, desarrolladas en diferentes medios, en diferentes contextos, cada historia es única, las variables pueden ser tantas como la cantidad de personas que pueda existir. Por lo consiguiente, la atención no puede tener una misma medida para todas y todos, así como la idea de una “receta” con indicaciones puntales y lineales de cómo abordar, atender u orientar.

El modelo psicodramático, por su parte, se adapta a las necesidades  y problemas de cada paciente, en el trabajo centrado en la experiencia de las emociones, es más vivencial, valora el estado subjetivo, existencial e inconsciente de la persona, dando uso al lenguaje simbólico, a la creatividad, a la espontaneidad,  brindando  en sí, mayores recursos para ahondar en  su mundo interior. A este acercamiento y autodescubrimiento tan necesario, brindar la oportunidad de una reconciliación  con su conflictiva.

Mi acercamiento a este modelo ha resultado muy enriquecedor, considero que las aportaciones que brinda podrían ser de suma importancia en el ámbito institucional, pues una parte esencial es la toma de conciencia, llegar a una responsabilidad y con ello a una participación activa; el identificar los roles que se toman ante los acontecimientos que se nos presentan nos encamina a esta responsabilidad.

Como psicoterapeuta en formación, pero sobre todo a nivel personal, haciendo hincapié en el hecho, de que hablo desde mi experiencia y mis propias conclusiones, al comparar ambos modelos, surge el deseo de complementar la experiencia con un proceso psicoterapéutico personal con el  modelo psicodramático, considero incluso que de alguna forma es necesario tener que sumergirse en esta  experiencia, poder por así decirlo, consumir el producto que ofrecemos.

En el ámbito profesional e institucional, hace falta camino que recorrer, tanto para el reconocimiento de la importancia de la salud mental, como el reconocimiento de los profesionales de salud en ésta área, asimismo en la apertura para involucrar más modelos psicoterapéuticos en la práctica profesional, en investigaciones sobre el impacto de estos modelos en instituciones gubernamentales.

Existen tantas áreas de oportunidad dentro del sistema de salud en México, que bien puede ser la oportunidad de desarrollar investigaciones que den la pauta al involucramiento de más modelos  y de esta manera  tener la oportunidad de no tener una misma medida para todas y todo.