La comunicación es un componente esencial en la negociación para el cambio de conducta. Muchos conflictos familiares se originan por la deficiencia de sus miembros en habilidades de comunicación.
No debemos entenderla como un concepto vago, sino como un conjunto especificable de intercambios de conductas verbales y no verbales. Nos comunicamos entre sí para transmitir sentimientos o emociones, peticiones o elogios, hablamos, gritamos, gesticulamos, lloramos.
Para que el intercambio de mensajes entre un receptor y un emisor fluya de modo apropiado y directo se requieren de habilidades de expresión y recepción.
Los déficits más frecuentes en el que habla (emisor) son:
Las deficiencias en el receptor son:
En lo que respecta al mensaje, el requisito fundamental es que sea reconocible y comunicable, expresiones como “me gustaría que fueses más responsable” hacen difícil precisar que es realmente lo que se está pidiendo al niño, sin embargo “me gustaría que no agarres los lápices y cuadernos de tu hermano” convierten el mensaje en algo operativo. Se puede ver que en la primera expresión se presenta un gran contenido subjetivo, de difícil concreción, mientras que la segunda permite conocer realmente lo que se espera del otro y cuál es el problema concreto.
En relación a la comunicación familiar es fundamental que todos los componentes de la familia aprendan un correcto vocabulario interpersonal, adecuado para manejar un mensaje descifrable por un código común (evitar por ejemplo “parece que hablemos idiomas diferentes), y por otra parte, incorporar a sus repertorios comportamentales una serie de habilidades (saber escuchar, expresar sentimientos, etc.) que les capaciten para emitir y recibir mensajes de forma adecuada (Costa Y Serrat, 1992).
Para ello es importante:
Los padres tienen que procurar un ambiente familiar que permita una amplia y sincera comunicación con sus hijos, con ello se podrá disminuir tensiones en la familia y prevenir situaciones de aislamiento en el hijo, `permitiendo por tanto identificar situaciones de riesgo.
Es importante crear momentos de comunicación con los hijos, se deben de provocar tiempos de juego, de dialogo, de diversión, de relajación, en los que se generará un clima de confianza mutua que incidirá en una mejor comunicación.
La comunicación constante con los hijos permitirá debatir con ellos y discutir sus puntos de vista, sus problemas, de forma que ellos serán más receptivos ante las opiniones de los padres.
Bibliografía
Hebert, M. Padres e hijos. Mejorar los hábitos y las relaciones. Madrid. 1999.
Diego Maciá Antón. Problemas cotidianos de conducta en la infancia. Intervención psicológica en el ámbito clínico y familiar. España, 2007.
Acerca de lo que compartimos en el Blog:
La AMPSIE no es responsable por ningún contenido de videos, fotos, artículos libros enlazadas con este blog. Todo ese contenido está enlazado con sitios tan conocidos como YouTube, Vimeo, Vevo, recursos y libros encontrados en la web, del mismo modo si tienes algún recurso que quisieras compartir libremente para la comunidad, puedes enviarlo a nuestro correo y pronto lo verás publicado. El objetivo de este blog es promover la difusión de la psicología, la psicoterapia y la educación, no la piratería. Si tú consideras que algún contenido de este blog viola tus derechos, por favor contactar al web master y lo retiraremos inmediatamente. Por favor escribe a [email protected]
Te mantendremos informado de las últimas noticias sobre Psicología, Psicoterapia y Educación. Además recibirás información de los eventos que organiza la Asociación