Últimamente con tanta información circulando en redes sociales sobre cómo educar a los niños, la importancia de la no violencia y el respetar sus derechos, los padres podrían cuestionarse sobre cómo lograr que sus hijos se comporten adecuadamente, sin utilizar los métodos tradicionales de crianza y la manera de imponer respeto que utilizaban nuestros padres y abuelos, entonces, ¿cómo podemos educarlos con amor, pero sin caer en la permisividad?
Una herramienta que podemos utilizar para ayudar a los padres y cuidadores a relacionarse con más eficacia con los niños es la disciplina positiva. Pero ¿qué es la disciplina positiva? Como comenta Fernández (2017) la disciplina positiva tiene su origen en la psicología individual de Alfred Adler, médico y psiquiatra austriaco, coetáneo de Freud, que estudió el comportamiento humano.
Adler comprendió la importancia de mantener la dignidad y respeto por todas las personas y por supuesto a los niños. Discípulo de Adler fue Rudolf Dreikurs, un psiquiatra prominente que escribió un sin número de libros destinados a padres y educadores. Además del trabajo de Adler y de Dreikurs, la Disciplina Positiva ha tomado forma gracias al trabajo de Jane Nelsen y Lynn Lott.
Dinkmeyer & McKay (1981) mencionan que la disciplina positiva está basada en algunos de los siguientes principios básicos:
Pero ¿qué hay debajo de un niño que se porta mal? En la disciplina positiva se parte de la base de que ningún niño tiene un mal comportamiento solo porque sí, no lo hacen por molestarnos. Cuando un niño tiene un comportamiento que consideramos no adecuado es porque él no se encuentra bien, el niño siente que está perdiendo lugar.
Dreikurs (citado por Dinkmeyer & McKay, 1981) afirmaba que los niños que se portan mal o inadecuadamente, son niños desanimados, desalentados y que creen que no pueden pertenecer a su familia portándose de una manera positiva, por lo tanto, buscan esa “pertenencia” portándose inadecuadamente.
Detrás del comportamiento inadecuado existen objetivos, ya que esta actuación le reporta un beneficio al niño. Por lo tanto, la comprensión de esos objetivos resulta en padres más eficaces. Dreikurs clasificó estos comportamientos en cuatro grandes categorías.
La mejor manera de entender el comportamiento es observando sus consecuencias, por lo que es importante que se observe la propia reacción de los padres ante el comportamiento inadecuado del niño.
Para saber en qué objetivo se encuentra el niño, los padres necesitan observar su comportamiento como adultos y preguntarse: ¿cómo me siento? debido a que es su sentimiento el que nos dice que objetivo persigue el niño. Y también observar la respuesta del niño a los intentos de corrección por parte de los padres.
Comentan Dinkmeyer y McKay (1981) que al utilizar esta técnica y observar las consecuencias del comportamiento inadecuado de los niños podremos saber cuál es el objetivo perseguido por ellos:
Se debe centrar la atención en el comportamiento constructivo del niño, ignorando el comportamiento inadecuado o bien, atendiéndolo en alguna forma no esperada por el niño.
Los padres deben regularse, no mostrarse molestos y tomar un “tiempo fuera positivo” para retirarse de una probable lucha de poder.
Ante esto, deben tratar de mejorar la relación con su hijo manteniéndose calmados y mostrando buena voluntad.
En conclusión, el comportamiento y las intenciones del niño hacia sus padres cambiaran solamente si ellos como padres cambian su actitud. Como padres hay que concentrarse en cambiar el propio comportamiento si lo que se quiere es que el niño cambie el suyo.
A continuación, se ofrecen recomendaciones, algunas de ellas comentadas por Muñoz (2019), para que los padres pongan en práctica a fin de mejorar las relaciones con sus hijos y por ende obtener un comportamiento adecuado por parte de los niños:
“Debemos darnos cuenta de que no podemos construir en deficiencias, sólo en fortalezas. No podemos ayudar a nuestros niños [y jóvenes] – ni a nadie – a tener fe en ellos mismos mientras nosotros no tengamos fe en ellos”. -Dreikurs, R.
Referencias
Dinkmeyer, D. & McKay, G. (1981). Libro de los padres: PECES: Padres Eficaces Con Entrenamiento Sistemático. American Guidance Service.
Fernández, C. (2017) Educar con respeto. España: Disciplina Positiva España. Recuperado el 9 de junio de 2019 de: https://disciplinapositivaespana.com/educar-con-respeto/
Muñoz, B. (2019). Montessori y Disciplina Positiva. En M. Escacena (Presidencia). Congreso Internacional Montessori. Ponencia llevada a cabo en Tu Guía Montessori, Madrid, España.
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