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¡QUE TRAGEDIA! LAS CRISIS COMO EVENTOS TRAUMÁTICOS

 

Por Omar Joaquín Albarrán Estrada

 

Por Omar Joaquín Albarrán Estrada

El humano es un ser que busca la plenitud, busca la forma de vida más confortable y satisfactoria posible, ya sea a través de un trabajo, de pertenecer a un grupo de amigos, mejorar su hogar o simplemente darse un tiempo para conocerse. El hombre, se encamina a la satisfacción completa de su existir. En la antigüedad, algunos filósofos como Platón y Aristóteles intuían que, el fin último del hombre para alcanzar aquella vida anhelada es la felicidad, considerándola como la máxima expresión del placer, el goce y el bienestar de cualquier persona (Jean-Paul, 2007). Que el hombre esté en búsqueda de su felicidad no es ninguna sorpresa, cada persona realiza toda actividad que le generé alegría y gozo, ya sea para sentir el agrado de un abrazo de un ser muy querido, el gusto de ser reconocido en su trabajo o el placer de recibir un regalo.

Con base en los anteriores autores, se puede concluir que toda persona, viene al mundo con la finalidad de ser feliz, de tener una vida plena y llena de satisfacción por todo aquello que realice en este mundo. A partir de la idea anterior, se podría considerar que ¿las personas vienen al mundo a ser felices y encontrar aquello que les apasiona? Bueno, en la realidad no existe una respuesta clara, porque si bien, se logra encontrar los placeres de vivir, lo que se experimenta en una primera instancia al llegar a la vida o al paso de esta no es enteramente felicidad; me explico, la felicidad no llega, así como así a las personas, no es como si alguien dijera ‘voy a ser feliz’ y por arte de magia es feliz, antes de llegar a ello, tendrá que pasar por una serie de eventos que le generaran todo menos un gusto.

Bajo la anterior premisa, se podría formular la siguiente interrogante: ‘entonces, si no venimos al mundo para ser felices todos ¿a qué venimos al mundo entonces? Sí no es la felicidad ¿qué obtenemos al venir a la vida y crecer en este mundo?’ La respuesta a esta pregunta se puede obtener al retomar algunos pensadores, como lo son: Fénelon, France, Nietzsche o Wilde, quienes pensaban que uno de los principios básicos del hombre es que sufra.  

El sufrimiento, es un concepto muy debatido desde la filosofía, la psicología, las ciencias médicas y otras disciplinas que estudian al ser humano, se puede entender como aquel sentimiento negativo que surge en las personas, el cual, se caracteriza por presentar un alto dolor (tanto emocional como físico), desesperación, agobio, desesperanza y pensamientos terribles sobre el presente y el futuro (Molina, 2011). Como se mencionó anteriormente, algunos pensadores consideraron que el hombre, más que venir al mundo a ser feliz, viene a sufrir, a sentir dolor mientras sigue el transcurso de su vida. Aunque, esta afirmación suena sumamente contradictoria, ya que ¿por qué una persona vendría a sufrir, a sentirse mal, en vez de encontrar la plenitud de la vida?

Para responder a tal pregunta se retomará lo que mencionó el psicólogo Yalom. Él consideró que el ser humano desde su nacimiento y en todo su desarrollo va a experimentar dolor, ya que la vida está llena de sucesos que lastiman a las personas; en todo momento, se deben enfrentar dificultades que generan angustia en los sujetos (Cabodevilla, 2007). Para entender mejor lo anterior expresado, se brindarán algunos ejemplos de cómo una persona puede sufrir en la vida:

1.- Una persona que ha perdido alguna mascota, ha sentido la tristeza y el dolor de ya no tenerla.

2.- Cuando una persona desea aprender andar en bicicleta, sufre caídas que le generan dolor y frustración, por no lograrla dominar.

3.- Personas que en la escuela no logran entender alguna materia, aun si ponen todo su esfuerzo, no lo logran y sienten impotencia y desesperación.

Los anteriores ejemplos son algunas formas en cómo, el ser humano puede experimentar el sufrimiento, desde algo tan simple como el tener que realizar un examen para pasar de grado, hasta tener que confrontar a una pareja por algo que no debió hacer; estas experiencias que cualquiera ha tenido o podría tener, provocan momentos de dolor, de desesperación y estrés. Ahora bien, se mencionaron algunos ejemplos cotidianos donde cualquier persona podría considerar ‘no tan graves’, como para pensar que producen un sufrimiento muy grave; pero, existen otros sucesos que pueden generar un sufrimiento mayúsculo en la salud mental, por ejemplo: como la muerte de un ser querido, el ser asaltado o secuestrado, el experimentar una ruptura amorosa luego de pasar años como pareja y sufrir un accidente automovilístico sumamente grave, entre otros.

Estos ejemplos son algunos acontecimientos que generan un problema mayor en la persona, él/ella sentirá un gran dolor emocional, el cual puede afectar la vida de quien lo padece. Pese a la visión terrible que sea dicho hasta aquí sobre el sufrimiento (siendo la razón por la cual, casi todas las personas buscan alejarse del mismo), es importante mencionar ¿cuál es la razón de sufrir tanto? y ¿por qué los pensadores creyeron que puede ser bueno el sufrimiento? Herrera (2013), creé que el sufrimiento tiene un propósito fundamental, el cual es ayudar al desarrollo y madurez de las personas, permitiendo un crecimiento como individuo.

Aunque, se puede pensar que el sufrir es algo negativo, porque genera un malestar significativo en la salud de las personas; el pasar sufrimiento ayuda al aprendizaje y cambia la comprensión del mundo de quien lo vive. Es gracias al dolor que se puede llegar a una reflexión más profunda, pensar de manera más meticulosa lo ocurrido, permite conectar las propias emociones que aparecen con las experiencias y puede llegar a plantear soluciones que, hubieran sido más eficaces para tratar el evento que generó los sentimientos negativos.

Es por eso que, una frase coloquial que se usa mucho en los gimnasios es “sin dolor, no funciona”, ya que es gracias al sufrimiento que las personas se motivan a realizar nuevas conductas, es gracias a el que se puede ver otras perspectivas de la vida; además, cuando algo cuesta trabajo y se logra solucionar, se obtiene una satisfacción muy grata, la cual se conoce como alegría, o, en otras palabras, es conseguir la felicidad. Llegando a este punto, usted como lector podría plantearse lo siguiente, sí, el sufrimiento es algo positivo ¿por qué se le llega a temer? ¿por qué las personas lo evitan? y, si en la terapia psicológica se trabaja para disminuir el sufrimiento ¿por qué se debería trabajar en algo que al final, ayudará a la persona en su madurez? Las respuestas a estas preguntas son relativamente simples y se pueden resumir, gracias a la existencia de dos tipos de sufrimientos: el adaptativo (o normal) y el patológico (o dañino).

El sufrimiento adaptativo o normal, es todo aquel, que sí bien genera un malestar, esté es temporal, puede manejarlo quien lo experimenta y tiene mayor capacidad de salir de tal sufrimiento por sí mismo, generando un crecimiento personal que ayudará en su madurez (prácticamente es el tipo que se ha descrito a lo largo del artículo). Es importante aclarar que, a pesar de la capacidad que tienen las personas para resolver sus problemas por sí mismas, pueden buscar alguna ayuda, un apoyo que les permita ver otras perspectivas de su problema y solucionarlo de manera más eficaz. Es en ese momento cuando cobra una gran importancia el apoyo de amigos, familiares y, de igual forma, el apoyo psicológico (como parte de facilitar el autodescubrimiento).

El sufrimiento patológico o dañino es aquel donde es tan grande el dolor que sienten las personas que no pueden solucionarlo y salir adelante por sí mismas, unos ejemplos claros son: las personas que padecen depresión, personas que han perdido seres queridos o que han vivido eventos traumáticos en su vida, como puede ser un secuestro (Gantiva, 2010); estos casos provocan una alteración tan grave en la salud de las personas, que es necesario un apoyo más profesional, como lo es el psicológico.

El sufrimiento patológico se puede dividir en dos principales categorías que se basan en dos rasgos: a) en la magnitud del dolor que se experimenta y b) el tiempo que ha transcurrido desde que comenzó, hasta la fecha. Las primeras de estas categorías son las crisis emocionales, este tipo de sufrimiento se caracterizan por generarse ante un evento (o un conjunto de eventos) actuales, los cuales producen un malestar inmediato en las personas, que requieren una intervención inmediata, para evitar que se pueda complicar más el sufrimiento que se experimenta (Castillo y Rosete, 2019). En esta categoría, lo comprenden sucesos que acontecieron en un periodo de tiempo muy corto (6 meses a 2 años como máximo), por ejemplo: el fallecimiento de un ser querido, una ruptura amorosa, despidos, vivir un desastre natural, divorcios, entre otros.

La segunda categoría del sufrimiento patológico se le conoce como ‘trauma’. El trauma, a grandes rasgos, es aquel sufrimiento que ha perdurado a lo largo del tiempo, altera en gran medida el bienestar de la persona y afecta su calidad de vida; algunas características principales de este sufrimiento son las siguientes: a) dura por un largo periodo de tiempo (por más de 2 años), b) no permite que la persona pueda desenvolverse en sociedad, c) presenta síntomas que le afectan emocionalmente y d) no logran encontrar alguna solución y empeora su malestar con el paso del tiempo (Figueroa et al, 2016). En conclusión, el sufrimiento es un problema emocional que genera sentimientos negativos en las personas, pero, no es completamente malo y tiene la peculiaridad de enseñar a las personas a lidiar con las adversidades de la vida; sin embargo, existen sufrimientos que pueden sobrepasar las capacidades de los individuos y es en ese momento cuando se requiere una intervención psicológica para disminuir el dolor que se experimenta.

Referencias

  • (2007). Las pérdidas y sus duelos. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 30, 163-176.
  • Centro Metafísico. (2019). El sufrimiento. Obtenido de Centro Metafísico: http://www.metafisicahilarion.com/blog/el-sufrimiento
  • (2017). Las reglas de oro para dejar de sufrir inútilmente. Obtenido de Infosalus: https://m.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-reglasoro-dejar-sufrir-inutilmente-20170824065942.html
  • Escaño, A. H. (2019). La felicidad está donde tú quieras. Obtenido de La mente es maravillosa: https://lamenteesmaravillosa.com/la-felicidad-estadonde-tu-quieras/
  • Eva Play. (s.f.). Cuál es la diferencia entre dolor y sufrimiento. Obtenido de Evaplay: https://blog.evaplay.mx/diferencia-entre-dolor-ysufrimiento/
  • Figueroa, R. A., Cortés, P. F., Accatino, L., y Sorensen, R. (2016). Trauma psicológico en la atención primaria: orientaciones de manejo [Artículo especial]. Revista Médica de Chile (144), 643-655.
  • Galán, A. (s.f.). El sufrimiento y cómo manejarlo. Obtenido de Psicólogo Mérida: https://psicologomerida.com/2019/04/25/menejarelsufrim iento/
  • Gantiva, C. D. (2010). Intervención en crisis: una estrategia clínica necesaria y relevante en Colombia. Psychologia. Avances de la disciplina, 4(2), 143-145.
  • Herrera, G. G. (2013). El sufrimiento humano como posibilidad para la fe en la realidad del vih/sida. Franciscanum, 55(160), 195-217.
  • Jean-Paul, M. (2007). La felicidad. Praxis Filosófica (25), 55-79. Molina, J. L. (2011). El sufrimiento humano como experiencia personal y profesional. Bioética, 11(2), 4-9.
  • Ocampo, E. (2016). El sufrimiento, ¿es en vano o tiene un propósito? Obtenido de Restaura Ministerios: http://restauraministerios.org/sufrir-en-vano/
  • (s.f.). Frases sobre el sufrimiento. Obtenido de Proverbia: https://proverbia.net/frases-de-sufrimiento
  • Vargas, S. (2018). Dolor y sufrimiento no son lo mismo. Obtenido de La Portada Canada: https://www.laportadacanada.com/articulo/dolor-ysufrimiento-no-son-lo-mismo/118827

Diplomado en terapia de lenguaje

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