Del anillo de compromiso al ritual mágico del matrimonio

Diplomado en Terapia de lenguaje

Del anillo de compromiso al ritual mágico del matrimonio

Mtro. Juan Daniel Servín Núñez

Es común hoy día –afortunadamente- mirar a múltiples parejas comprometerse en matrimonio, de hecho aún se estila en México entregar, por parte del Varón un anillo de compromiso el cual es portado con mucho orgullo por algunas   chicas, sin embargo me llama la atención como algunos compromisos matrimoniales se rompen antes de concretarse. Inclusive muchas uniones maritales no llegan a buen fin, me ha tocado atender en terapia de pareja a uniones maritales que apenas tiene entre seis o siete meses de evolución, donde los conflictos al interior de la pareja alcanzan limites extremos de tal forma que a pesar de ser parejas jóvenes y haber seguido los rituales sociales (Boda), ya no pueden verse porque no se toleran.

Me pregunto: ¿Qué pasa ahora que no pasaba en la época de mis abuelos?, ¿por qué antes las parejas eran para toda la vida? Si el divorcio y los conflictos de pareja se han vuelto “normalidad” entonces ¿Para qué las parejas aún desean casarse? Para ser honesto pienso que éste interesante fenómeno tiene que ver con la época actual en la que vivimos (Postmodernismo), hoy día si algo no funciona, simplemente se arroja a la basura, en lo que antes si algo dejaba de funcionar se buscaba la forma de repararlo. En la actualidad las personas queremos que las cosas solo pasen “Porque si”, de forma casi inmediata sin invertir esfuerzo.

Tal vez, el concepto de compromiso, debiera revisarse, y me pregunto si ¿El anillo de compromiso y/o la argolla matrimonial marcan realmente un compromiso?, ¿Qué es compromiso? ¿Con quién se compromete la persona? ¿No será que debajo del ritual de portar o entregar un anillo hay más bien un miedo? O tal vez debajo del ritual, el discurso es: “apartado” (Compromiso), si esto último hace sentido, entonces, ¿no será que existe una confusión entre “apartar” y comprometerse? Desde mi experiencia clínica en terapia de pareja he podido observar que en muchas relaciones de pareja, los implicados intentan comprometerse con el otro, haciendo falta, en primera instancia comprometerse consigo mismo, es decir, haría falta, en la mayoría de los casos hacer una revisión profunda de la historia de vida personal, auto conocerse, amarse y respetarse. De forma general parece ser que en muchas ocasiones se busca a una pareja para que complemente las carencias psicoemocionales del otro, lo cual conlleva generalmente a relaciones de pareja poco satisfactorias inclusive a la disolución de la misma.

Diplomado en Terapia de Lenguaje

Como indiqué párrafos arriba, el contexto socio-histórico actual (postmodernismo) parece tener implicaciones en la forma de relacionarnos amorosamente de tal forma que cuando un hombre solicita a su amada que sea su compañera para toda la eternidad, suele acompañar esa petición con un anillo de compromiso y para cerrar el ritual, cuando llega el momento de casarse, sellan ese compromiso asumido con una argolla para cada uno, la cual marca una promesa (ritual) que se mantiene durante la unión matrimonial.

El ritual de las argollas viene acompañado de uno legal y otro religioso generalmente, y es justo ahí en donde se establecen públicamente algunas promesas. Estas promesas o compromisos son diversos; sin embargo, los más comunes suelen ser de estar juntos siendo una fuente de apoyo y consuelo para su ser amado en las buenas épocas y las malas, en la salud y en la enfermedad, mantenerse leal y honesto a su compañero, el futuro conflicto en las relaciones de pareja, creo yo, comienza justo aquí al parecer muchas parejas le dejan la tarea y compromiso al ritual, creyendo que la argolla y la ceremonia o la firma ante un juez bastan para cumplir lo prometido así mismo puedo agregar las cargas emocionales, mitos familiares, decretos y mandatos que vienen acompañando el ritual del matrimonio, si a éste rito se le agregan algunos otros por ejemplo: casarse en un lugar místico, en la playa etc. La carga psicoemocional aumenta. La pregunta es: ¿Qué harán los conyugues para mantener las promesas? ¿Qué harán para mantener la magia? Y sobre todo ¿cómo tomaran acción para intensificar el fuego del amor? Yo creo que la argolla matrimonial no hará gran cosa por la pareja.

¿Qué alternativas tengo entonces para mantener las promesas y el compromiso vigente y con ello tener una relación de pareja más satisfactoria?

No existen recetas de cocina mucho menos instructivos para éste asunto sin embargo intentaré aportar algunas consideraciones. Primeramente debemos asumir que el amor es en sí mismo una elección, es decir se debe elegir a diario al ser amado, sin importar cuantos años de matrimonio se tengan justo aquí el ritual de la argolla y ceremonia chocan, culturalmente el seguir estos lineamientos “dan por hecho” la elección genuina “hasta que la muerte los separe” sin embargo a nivel psicoemocional esto no sucede así, son los conyugues los que deben protagonizar la elección a diario, tal vez este planteamiento confunda un poco, intentaré aclararlo, y para ello creo conveniente plantearse la siguientes preguntas: ¿Qué haré hoy para que mi pareja me elija? Y ¿Qué hará mi pareja para que yo decida elegirla hoy?

Previo al ritual matrimonial, viene una serie de sueños y expectativas algunas de ellas inalcanzables, las cuales se intensifican justo después del rito, debemos contemplar que muchos de estos sueños y expectativas no son de la pareja, ni siquiera de alguno de sus miembros, generalmente son los mandatos, decretos y mitos familiares los que ponen énfasis en lo que debe continuar en la relación marital (Decretos de mamá y papá). Por tal motivo conviene hacer un análisis profundo de todo esto y de manera personal hacer conciencia sobre lo que espera uno mismo del matrimonio y lo que esperan los otros (Padres, familia, amigos), para después compartirlo con la pareja de tal forma que estos mandatos externos no contaminen la relación de pareja.

De forma general considero que la mayoría de parejas decide entrar al juego del ritual con el fin de perpetuar el amor hacia el otro, sin embargo, me pregunto, a dónde va ese amor o en qué se transforma, según mis observaciones en parejas que se acercan a mi consulta he podido notar que el mayor grado de insatisfacción tiene que ver con el amor, o más bien con los cambios en la amorosidad de la pareja. Nuevamente es aquí donde creo que el ritual del matrimonio hace de las suyas para aniquilar el amor, el rito cristaliza los roles y no permite una fluidez y espontaneidad en la relación, parece ser que la relación de pareja detiene su marcha y se queda, justo ahí en el ritual, no avanza más. Es común que las parejas se vivan en el pasado sin mirar su presente y aparecen frases tales como: “Ya no eres como antes” “como has cambiado” “ya no me amas como antes” Justamente tu pareja ya no es como antes –eso me da mucho gusto- es como ahora, la alternativa es mirar el aquí y el ahora y no vivirse tanto en el pasado. Es decir mirar a la persona tal cual es; en un proceso de cambio y evolución natural, del mismo modo me parece que la mayor queja de las parejas es la disminución paulatina del enamoramiento el cual conlleva ciertas sensaciones corporales, detalles, suspiros, de hecho la paulatina desaparición del estado de enamoramiento conlleva percibir la relación de pareja “como si” nada fuera como antes…

El enamoramiento es un estado fisiológico donde la pareja idealiza al otro, a veces de tal forma que, cuando se rompe dicho estado la desilusión suele ser atroz. Muchas parejas se preguntarán ¿cómo prologar el enamoramiento en el matrimonio? Yo creo que más que prolongar el enamoramiento deberíamos construir el amor, y la forma eficaz de hacerlo es comprometerse con sí mismo, conociéndose, amándose de tal forma que no dejemos esa responsabilidad al otro. Respecto a la relación de pareja sería deseable construir desde lo vivenciado en el noviazgo, siendo estas vivencias el punto de partida.

La co- construcción de proyectos de pareja suelen dar mantenimiento a los matrimonios, sin embargo, insisto la mayor parte de las parejas que he atendido en terapia, basan su relación en una ilusión, yo propondría pasar de la fantasía al acto.

¿Si mi relación de pareja ya está muy deteriorada se puede hacer algo?

Desde luego que siempre hay posibilidades, sin embargo la mayoría de las veces uno de los conyugues decreta que el que tiene la culpa de todo es el otro. Para iniciar a reconstruir una relación de pareja es necesario asumir lo propio respecto a la historia de vida, en seguida respecto a la evolución en la pareja.

¿Si existen posibilidades, entonces cuáles son las alternativas?

En primer lugar se debe tener claridad, para poder tomar decisiones, antes que nada debemos contemplar que si hemos elegido casarnos con alguien no es por mera casualidad, por tal motivo, yo creo que existen alternativas para reconstruir una relación de pareja. Lo complejo del asunto es que, de forma general en las relaciones de pareja alguno de los conyugues se encuentra menos interesado en la relación, de tal modo que cuando la pareja decide hacer algo, ésta ya se encuentra muy lastimada y deteriorada así mismo se puede observar que cuando uno de los dos toma decisiones y hace propuestas de divorcio, el otro aparentemente cambia y comienza a hacer algunas cosas que antes no hacía para recuperar la relación, esto lleva a un círculo vicioso ya que estos actos suelen ser artificiales porque no partieron de un consenso de pareja, es a partir de una demanda del otro, algo tal vez que en una etapa de enamoramiento era espontaneo, ahora debe ser solicitado.

Yo creo que la mejor alternativa es la claridad, a lo mejor sirve preguntarse lo siguiente:

  • ¿Para qué quiero estar con ésta persona?
  • ¿Qué cosas positivas percibo de mi pareja?
  • ¿En realidad qué es lo que no me permite fluir con mi pareja (Intenta mirar tu mundo interno)?
  • ¿Seguiría al lado de mi pareja aunque ésta ya no me amara?
  • ¿Qué tanto los decretos y/o mitos familiares y transgeneracionales no me permiten partir (Por ejemplo: “En la familia no tienen cabida los divorcios” “La esposa debe cargar su cruz” “Los divorciados son fracasados” etc)?

Una vez clarificado si debo o no, quedarme en la relación de pareja es importante también tener claro a qué estamos dispuestos a comprometernos. Desde mi experiencia clínica he observado que generalmente en las relaciones hay un sobre-responsable es decir uno más interesado en que la relación se mantenga, de este modo no se le permite al otro hacer algo por él mismo ni por la relación.

¿Entonces, el divorcio es la mejor alternativa?

No creo que existan buenas o malas alternativas, yo creo que solo existen alternativas, es de suma importancia recordar que el divorciarse no resuelve nada, a nivel interno, de hecho no garantiza que en una futura relación no pase lo mismo, por tanto si ya has tomado una decisión, ya sea de marcharte o quedarte, debes tener claridad en tus sentimientos y emociones para ello tal vez pueda apoyar un pequeño poema de Fritz Perls

“Yo soy Yo

Tú eres Tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.”

¿Tal vez, entonces la alternativa es nunca casarse?

Con todo lo compartido en éste pequeño articulo pareciera ser que mi postura es en contra del matrimonio, la cual no asumo, más bien estoy en contra de la cristalización de los rituales. Propongo no casarse con la argolla matrimonial, propongo co-construir una relación de pareja profunda, basada en la confianza, en mirar al otro como un igual, fundamentada en la ternura, aceptación y cariño; todo esto como un contínuum que se irá dando a la luz de la espontaneidad y la creatividad. Es momento de dar y de amar, sin importar, tal vez, que no haya ritual, el ritual no es estrictamente necesario para amar y dejarse amar.

Una argolla matrimonial o de compromiso es el símbolo físico de una promesa, te invito a reeditar y re-vivir esa promesa día a día. Recuerda siempre: ¿Qué vas a hacer hoy para que te elija tu pareja? Y ¿Qué hará él para que tú lo elijas? Del mismo modo recuerda, nadie está obligado a amarte.

Si consideras que tu relación de pareja no fluye como debería te invito a trabajar en terapia de pareja.

Cordialmente: Juan Daniel Servín Núñez

                               Psicoterapeuta

Diplomado en Terapia de lenguaje

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