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LA MOCHILA DE EXPECTATIVAS

Por Torres Gonzáles Ana Laura

 

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Por Torres Gonzáles Ana Laura

Cuando uno nace llega a un mundo desconocido, lleno de reglas y de debeísmos: debes ir a la escuela, debes jugar futbol, debes ser bailarina, debes aprender a leer y escribir, un sinfín de discursos como esos. Y esto no es otra cosa que expectativas que se atribuyen a los (as) niños (as) desde antes del nacimiento tanto por los padres, como los profesores y la sociedad. Pero ¿qué pasa si esas expectativas que atribuimos al infante no se manifiestan? Para dar respuesta a ello, es necesario definir la expectativa como la “posibilidad razonable de que algo suceda” (RAE, 2019), lo cual sólo es una probabilidad de que sí o no pueda pasar algo. De esta manera, cuando la expectativa se cumple se genera un sentimiento de satisfacción, pero cuando no es así llega la frustración y, en algunos casos, como adultos nos apegamos mucho al ideal de los y las niñas “perfectos”. Sin embargo, dejamos de un lado algo primordial: los niños y las niñas son personas que como parte de su desarrollo van madurando su sentido de consciencia y de discernir, pero tienen derecho a vivir su infancia como tal.

En este sentido, los (as) niños (as) en su mochila no sólo cargan libros y cuadernos, sino también llevan una carga social que al llegar a un mundo de adultos adquieren. Las etapas que se nos han impuesto desde pequeños nos orillan, desde el rol de padres, madres, maestros, maestras, a seguir replicando el curso de la vida tradicional: nacer, crecer, escolarizarnos, casarnos, morir (por minimizar el proceso). Aunque muchos de esos pasos se han “flexibilizado” a nivel social u omitido por algunos otros, el proceso de escolarización es algo que sí o sí se hace desde temprana edad (en el mejor de los casos). El conflicto radica cuando el niño o la niña no adquiere las habilidades académicas en el tiempo y calidad que los padres o maestros indican (de nuevo con las expectativas), generando en los infantes frustración, inseguridades, apatía por el estudio, entre otras.

Siendo así que desde las aulas y hogares a veces no respetamos ritmos, condiciones, retos y habilidades, olvidando y dejando en segundo plano los intereses y gustos de cada niño. Es claro que cada familia va educando a sus hijos (as) desde lo que pueden y tienen, pero previo a ello, es importante que exista una introspección para guiar con mayor congruencia y respeto a los hijos (as) ya que como dicen “no podemos enseñar algo que no conocemos”, de esa manera evitaríamos generar expectativas en los niños (as).

Desde el rol como maestros (as) también es importante que nos cuestionemos, a nivel personal y profesional, nuestro ejercer y el uso de estrategias que en ocasiones se ven implicadas por patrones, por lo que las realizamos sin saber de dónde o para qué ayudan en el proceso de enseñanza-aprendizaje, siendo una de las razones por las cuales catalogamos al alumnado por estar fuera de nuestra norma, desde no alcanzar nuestros objetivos hasta no respetar su condición y esperar que sean lo que idealizamos. A su vez, el sistema educativo tendría que tener mayor flexibilidad en la asignación de grado basándose en la edad, ya que, aunque hay autores como Piaget que habla sobre los hitos del desarrollo, no todos los niños (as) cumplen con dichos hitos en el tiempo establecido, por lo que hacer un sistema sólo para algunos es limitar el derecho a la educación digna. Sin embargo, si rompiéramos con la línea de vida que se nos ha impuesto, la escolarización (con tronco común) no debería ser todo en la vida (abarcando la mayor parte de los años) y sin excluirnos como personas. Más bien, tendríamos que potencializar las habilidades y destrezas con la finalidad de que al crecer sea un adulto feliz y pleno (o lo que quieran ser).

De esta manera, las expectativas que muchas veces nos dedicamos a cargar en las mochilas de nuestros alumnos (as), hijos (as), se ven implicadas por nuestras propias proyecciones e inseguridades, siendo importante replantearnos qué es lo que esperamos de nosotros mismos hacía el apoyo que les brindaremos a los (as) niños (as) y darles la oportunidad de explorar y continuar con su desarrollo de manera libre, permitiéndoles adquirir habilidades, actitudes, valores y experiencia respecto a su entorno que los rodea.

Referencia

Real Academia Española (RAE). (2019). Expectativa. Recuperado de: https://dle.rae.es/srv/search?m=30&w=expectativa

Diplomado en terapia de Lenguaje

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