La perfección en la infancia difícilmente se origina como una necesidad interna del niño de manera natural, es decir sin influencia externa. Actualmente la sociedad se encuentra ante una competencia de los mejores logros en todos los aspectos de la vida: los mejores profesionales, los mejores deportistas, los mejores cuerpos etc. Como padres sabemos que estos factores representan una posibilidad de tener una mejor vida para nuestros hijos y eso nos hace buscar en muchos casos los puntos extremos de estas circunstancias sin considerar que hacemos daño a nuestros hijos quizá de la forma más inocente pero igualmente dañino para los pequeños. Estas tendencias se muestran de manera repetida en ámbitos como el cine y televisión con los pequeños actores, niños talento o intérpretes que a corta edad tienen que lidiar con la fama y fortuna. En los deportes se nos señala la edad de inicio de practica como una mayor probabilidad de ser “el número uno”. En muchas ocasiones estos padres buscan su realización personal a través de sus propios hijos como una extensión de ellos mismos en los que encuentran una segunda oportunidad para el logro que en su momento fue truncado. (Morín, 2018).

            Ciertamente la insistencia de buscar o ver la perfección en nuestros hijos tienen muchas circunstancias que en ocasiones pueden llevarnos a cometer graves errores como el ignorar otras áreas de atención que se vuelven defectuosas en los menores o aquellas que no siguen el desarrollo esperado por algún problema real aun cuando sabemos que cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento. (Morín, 2018)

            Una condición de gran riesgo es el perfeccionismo socialmente prescrito. Condición en la que se llega a pensar que el aprecio de los demás solamente se logra ante una aparente condición de perfección y excelencia.

            Las influencias paternas se ven multiplicadas cuando las características del niño lo ponen en mayor riesgo. Oros encuentra características propias de niño que pueden empeorar esta situación: niños con pensamiento rígido, con ideas erradas acerca de la situación, de ellos mismos y de los demás, del éxito y del fracaso (llamados errores cognitivos), baja autoestima, creencias débiles de autoeficacia. (Oros, 2005)

A las características anteriores se suman aquellas que les permiten abordar situaciones nuevas y frustrantes en la tarea como buscar gratificaciones inmediatas (gratificaciones alternativas) con fines de distracción del logro no alcanzado, un análisis lógico del niño que no le permite superar la frustración y una tendencia a evadir la frustración dirigiendo su atención hacia el interior (evasión cognitiva) (Oros, 2005)

 CONSECUENCIAS DEL PERFECCIONISMO INFANTIL

1.    Problemas de Salud Mental: Morín en su estudio encuentra depresión, ansiedad y anorexia, todos ellos pasan fácilmente desapercibidos (Morin, 2018). También podemos mencionar desórdenes alimenticios, procrastinacion y conflictos personales. Esto concuerda con autores como Oros que encontró en su estudio los trastornos alimenticios, ideación suicida, depresión, procrastinacion, ansiedad y fobia social como elementos dentro de la salud en general. (Oros, 2005)

2.    Actitud derrotista: La insistente búsqueda de perfección generalmente causa una tendencia al sabotaje de las metas propuestas. (Morin, 2018)

3.    Insatisfacción Crónica: la constante estimulación ante una meta aparentemente nunca alcanzada provoca en los niños la sensación de nunca lograr satisfacer a los demás y nunca estar satisfechos consigo mismos a pesar de sus éxitos y logros (Morin, 2018)

QUE PODEMOS HACER

            En este sentido Amy Morín en su libro 13 cosas que los padres mentalmente no hacen nos brinda algunos puntos para reconocer esta situación de crianza:

1.    Lo que criticas es más que lo que elogias: las criticas destruyen la estima si no se sabe encausar y el reconocimiento de los logros aumenta la probabilidad que el niño busque el logro adecuado de la meta establecida. Oros en su investigación presenta una alternativa de ideas en torno a los errores del tipo no debo cometer errores por preferiría no equivocarme o soy un fracaso total por Como le pasa a todos los niños, a veces yo también me equivoco. (Oros, 2005)

2.    Comparas a tus hijos con otros niños: el comparar a tu hijo o hija con otros niños puede hacerle sentir inadecuado, avergonzado e incapaz, condición que sin duda afectara su desempeño de manera negativa en el futuro y en general afectara su estima.

3.    Tratas cada situación como algo que alterara su vida: cada circunstancia tiene una valía en nuestra vida pero hay situaciones que al ser exageradas de manera negativa general ansiedad, angustia y hasta pánico en los menores.

4.    Pierdes el control frecuentemente.: el autocontrol de los impulsos puede verse obstaculizado cuando la frustración como padre se presenta. El no obtener la meta a través del concurso, la competencia o cualquiera otra situación puede afectar al padre que intenta vivir a través de su hijo.

5.    Microgestionas las actividades de tu hijo: te vuelves controlador de las actividades de tu hijo al grado de causar presión y estrés en su desempeño. Estos elementos están asociados al fracaso en las tareas establecidas, emociones negativas y en general a la deserción del niño.

Ante padres que se encuentran dentro de este tipo de conductas Amy Morín nos recomienda:

(Morin, 2018)

1.    Envía mensajes adecuados de éxito y fracaso: el fracaso en más de una actividad en la vida es parte de la vida y no podemos imaginar que nunca nuestros hijos pasaran por esa experiencia. La  enseñanza de que el fracaso nos ayuda a mejorar les permite adecuar mejor la experiencia. La antelación de un castigo o la sugerencia que si fracasan en su oportunidad la vida estará perdida solo creara más presión en el menor.

2.    Establecer metas realistas y basados en una progresión de los intereses de desarrollo infantil evitando buscar la realización insana de los padres sobre los hijos

3.    Búsqueda de la excelencia y no de la perfección superándose a sí mismos evitando la comparación con los otros de forma destructiva.

4.    Establecer la combinación de críticas y elogios cuando se haga una retroalimentación de su desempeño de tal manera que el niño comprenda que hay cosas que pueden ser mejores pero que también se está alcanzando un logro.

5.    Enseñar que hay diferentes formas de éxito y no solo aquellos de medalla y concurso. El desarrollo sano es y debe ser enseñado como la mejor meta a alcanzar.

Conclusiones

            El desarrollo integral y las mejores oportunidades de vida es un tema que nos interesa a todos los padres, sin embargo es importante aprender a identificar aquellos elementos que los potencian de los que no contribuyen. El perfeccionismo extremo en la infancia siendo esta la reproducción neurótica de sus padres nunca tiene un final feliz aunque se presenten bajo el color del éxito académico, deportivo o de concurso, etc. Conviene aprender a identificar aquellos elementos que dan un aviso sobre la necesidad del niño y como se cumplen estas en su totalidad.

Bibliografía

Morín, A. (2018). 13 cosas que los padres mentalmente fuertes no hacen. Ciudad de México: Penguin Ramdom House Grupo Editorial S.A. de C.V.

Oros, L. B. (2005). Implicaciones del Perfeccionismo Infantil sobre el bienestar psicológico: Orientaciones para el diagnóstico y practica. Anales de Psicología, 294-303.