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El poder de la empatía

 

Por María del Consuelo Hernández García

Por María del Consuelo Hernández García

La empatía no debería pasar de moda, es una competencia personal para desenvolvernos en nuestro mundo social.  Y es que nos hace falta a todos. Es la base para un desarrollo moral. A veces estamos tan apurados en nuestro vivir diario que no pausamos y no miramos fijamente a quien está a nuestro lado. Su etimología griega “epathón” significa cualidad de sentir dentro.

 La empatía influye en cómo escuchamos y hablamos y, en nuestra actitud, gestos y expresiones faciales. La empatía se define como la capacidad de comprender lo que otros piensan, sientan, valoran y necesitan. La empatía puede notarse por que nace de un deseo sincero de ayudar a otros. Y la demostramos de distintas maneras: interesándonos sinceramente por la persona, teniendo en cuenta sus gustos, creencias y circunstancias, y dándole consejo y ayudándola, pero sin presionarla.

Diferentes autores, desde diferentes enfoques han tratado de abordar su estudio. Para entender que supone empatizar, es necesario tener en cuenta las relaciones de la persona, sus habilidades, su historia de aprendizaje y la situación en la que se encuentra. Cultivar la empatía requiere de diferentes habilidades como observación, atención, escucha activa, expresión de emociones, conductas de ayuda entre otras.

La empatía nos ayuda a ser y tener amigos verdaderos y confiables. Ya que para llevarnos bien con los demás debemos estar dispuestos a dar y no solo recibir. El egoísmo puede destruir cualquier relación. Por ejemplo, un cónyuge que piensa solo en sí mismo quizás termine siendo infiel. Y alguien que siempre está presumiendo de lo que tiene o de lo que sabe se quedará sin amigos. Como explica Brooks (2015) “pensar solo en uno mismo no conduce a nada bueno.”

Cuando se muestra empatía es menos probable que se use un lenguaje sarcástico, es decir expresiones cortantes y a menudo irónicas que se dicen con la intención de hacer daño. La empatía nos ayuda a ser más tolerantes y nos lleva a evitar prejuicios y poder relacionarnos con personas de diferentes cultura y antecedentes, contribuye a que escuchemos, que tengamos buenas conversaciones y nos interesemos de manera genuina en los demás, sin ser entrometidos en su vida persona.

L a empatía influye de manera positiva en el matrimonio sin embargo a veces las tensiones cotidianas de poco tiempo o energía para entablar conversaciones significativas. La comunicación es fundamental para un matrimonio estable, sin embargo, muchas parejas no saben comunicarse, de modo que el resentimiento crece hasta provocar un enojo destructivo o lo contrario que los cónyuges se escondan tras una máscara de cortesía mientras se van distanciando emocionalmente.

El hombre y la mujer tienen formas de comunicación diferente. Mayoritariamente las mujeres se sienten bien expresando sus sentimientos, mientras que los hombres se inclinan más a hablar de hechos. La mujer se siente más inclinada a mostrar empatía y dar apoyo emociona, mientras que los hombres suelen buscar y ofrecer soluciones. Aunque hay diferentes formas de comunicación es posible que un matrimonio pueda disfrutar de una buena comunicación si ambos se escuchan, se prestan cuidadosamente atención cuando hablan, hacen preguntas de manera amable n, hacen preguntas de manera amable tranquila. Si uno de los dos expresa un problema no se apresure a dar solución; escuche con atención mientras se esfuerzan ambos por resolver los asuntos.

En algunos casos la solución al problema para tener tiempo para conversar como pareja pudiera ser algo tan sencillo como apagar la televisión sentarse juntos puede ayudar a mantener la comunicación emocional. Y que prudente es como pareja acostumbrarse a hablar sobre irritaciones y malentendidos antes de que se conviertan en fuentes de tensión.

Un cuento que Ilustra el poder de la empatía es el siguiente:

  “Dos pájaros estaban muy felices sobre el mismo árbol, que era un sauce. Uno de ellos se apoyaba en una rama en la punta más alta del sauce; el otro estaba en la parte de abajo donde empiezan las ramas. Después de un rato, el pájaro que estaba en lo alto dijo para romper el hielo: ¡Oh!, ¡qué bonitas son estas hojas tan verdes! El pájaro que estaba abajo lo tomó como una provocación y le contestó cortante: ¿Pero estás cegato? ¿No ves que son blancas? Y el de arriba, molesto, contestó: ¡Tú eres el que está cegato! ¡Son verdes! Y el otro, desde abajo, con el pico hacia arriba, respondió: ¡Te apuesto las plumas de la cola a que son blancas! Tú no entiendes nada. El pájaro de arriba notaba que se iba enfadando, y sin pensarlo dos veces, se precipitó sobre su adversario para darle una lección. El otro no se movió. Cuando estuvieron cercanos, uno frente a otro, con las plumas de punta por la ira, tuvieron la idea de mirar los dos hacia la misma dirección antes de comenzar el enfrentamiento. El pájaro que había venido de arriba se sorprendió: Oh, ¡qué extraño! ¡Fíjate que las hojas son blancas e invitó a su amigo: ¡Ven hasta arriba adonde yo estaba antes! Volaron hacia la rama más alta del sauce y esta vez dijeron los dos a coro: ¡Fíjate que las hojas son verdes!”  

            No cabe duda que de vez en cuando habrá desacuerdos sinceros, quizá alguno de los dos tenga ideas muy rígidas o fijas sobre ciertos asuntos, puede explicarlas sin colera o habla hiriente o grosera. Use empatía, hable de sus problemas en tono normal, si alguien alza la voz, paren. Retírense, en otro momento intenten hablar de los asuntos cuando se hayan tranquilizado.

            A nivel cotidiano se puede experimentar conflictos interpersonales, empatizar supone gestionar mis emociones y la del otro y, en la medida en que no sepa hacerlo, la comunicación funcional se limita, lo que puede incrementar desacuerdos. El cultivar la empatía puede llevarnos a mejorar y disfrutar de mejores relaciones interpersonales en los demás.

Igualmente, a nivel cotidiano encontramos que numerosos conflictos interpersonales se deben a este mismo problema. Empatizar supone tener habilidad para gestionar mis emociones y las del otro y, en la medida en que no sepa hacerlo, difícilmente podré comunicarme funcionalmente con los demás, lo que puede incrementar el desacuerdo y los enfrentamientos.

 

 

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

 

Brooks, D. (2015). El camino del carácter. México: Océano

Diplomado en terapia lenguaje

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