Uno de los principales problemas al abordar como motivo de consulta en niños, es sin duda alguna dificultad de aprendizaje por motivo de lenguaje, no son únicas ni organizadas, sino múltiple y medioambiental. Por lo tanto, esto puede dificultar el diagnóstico y posibles prescripciones.

Las dificultades en el aprendizaje se refieren a un grupo de trastornos que frecuentemente suelen confundirse entre sí. Las razones fundamentales de tal confusión son: la falta de una definición clara, los solapamientos existentes entre los diferentes trastornos que integran las dificultades en el aprendizaje, sobre todo cuando median aspectos de privación educativa y social, y, en tercer lugar, la heterogeneidad de la población escolar a la que se refieren. (Pérez, 2005).

Es por ello que se pide tener el suficiente cuidado para poder detectar la razón del por qué se originó la dificultad en del lenguaje. Es decir, puede que el problema del menor esté relacionado con el entorno escolar (compañeros, acoso escolar) problemas físicos (sensorial auditivo, visual, dolores), familiar o problemas psicológicos en general (fobias, autoestima baja, ansiedad).

DESARROLLO

El lenguaje es un intercambio de comunicación, constituye un fenómeno biológico relacional, de modo que, cuando nos referimos al lenguaje, no aludimos solo a su estructura, sino también, a la función que está a la base. Usamos el lenguaje para hacer, significar y decir, subyaciendo a su expresión diversas intenciones comunicativas, que tienen relación con los aspectos funcionales del uso del lenguaje, de manera que, las configuraciones de funciones dan cuenta de la estructura lingüística. (Montecinos, 2000).

El lenguaje es un sistema de signos que utiliza el ser humano, básicamente, para comunicarse con los demás o para reflexionar consigo mismo. Este sistema de signos puede ser expresado por medio del sonido (signos articulados) o por medios gráficos (escritura). (Ugalde, 1989).

Para una evolución y adecuado desarrollo del lenguaje se requiere de factores como la maduración genética del cerebro y la estimulación del entorno. Por ello, los niños que estructuran un lenguaje a temprana edad tienen la oportunidad de aprender y lograr un desarrollo cognitivo profundo y desarrollar mejores procesos de socialización.

A medida que adquiere el lenguaje, adquiere también la visión del mundo, a escala de valores de los otros miembros del grupo social. Como mecanismo socializador, el lenguaje contribuye a que el hombre sea en sociedad y no solo y no solo individualmente. Por lo tanto, este proceso de socialización se inicia no solo con el convivir, sino especialmente con el aprendizaje y uso del lenguaje del grupo, que actúa muchísimas veces, como vehículo de cohesión e identidad grupal. (Ugalde, 1989).

Es por ello que las dificultades emocionales y de conducta en niños pasa a ser un déficit en la educación, que es donde más se nota su rendimiento, estos poseen una ligera alteración en su desarrollo cognitivo, psicomotor o emocional, que en ocasiones los asignan como retardo mental, déficit de atención o trastornos específicos del aprendizaje.

La depresión infantil es una enfermedad psiquiátrica frecuente y seria en niños y adolescentes. Se trata de una enfermedad clasificada dentro de los trastornos del humor, y esta descrita desde hace siglos en distintas culturas. (Manglano, 2019).

Es por ello, que se debe prestar mucha atención a la conducta del infante, para poder diagnosticar apropiadamente lo que está sucediendo en ese momento con él, y que pocas veces se logra notar algún síntoma de depresión infantil por el cual estuviera pasando. Que es evidente que todo lo que se nota a simple vista, tiene rasgos parecidos a los antes mencionados o influyan directamente.

El entorno familiar del niño y la escuela constituyen dos factores ambientales importantes que inciden en su conducta futura. El grupo familiar es el primer agente de socialización del niño, influyendo de manera decisiva en el desarrollo de su estabilidad emocional, constituyendo a su vez un elemento clave en la configuración de la depresión infantil. (Barrio, 1988).

La depresión infantil se ha asociado a diversos factores como biogenéticos y psicosociales, pero cuando se trata de una enfermedad multifactorial se ha identificado algunos elementos como: el social, familiar y escolar. El componente familiar ocupa uno de los aspectos más representativos en el desarrollo de la depresión infantil.

Los padres y el círculo familiar, constituyen como el primer núcleo de convivencia del infante, cubriendo sus necesidades y asegurando su supervivencia en el sentido físico y emocional. Como factor psicosocial, la exposición del niño desde el momento de su nacimiento a estímulos, experiencias, situaciones traumáticas, eventos positivos y negativos, que forman parte de su entorno social para que se desenvuelva, en este caso mediante el habla.

A través del habla buscamos expresar un sentimiento o idea, con un objetivo. Es frustrante para el niño con dificultad del habla hacer llegar este mensaje, y más aún si su primer círculo social (familia) está afectado.

CONCLUSIÒN

Según su factor ambiental, la depresión infantil se relaciona principalmente con el núcleo familiar, debido a que es el primer ámbito de interacción social y es el entorno donde se desarrolla el individuo.

Por ello, como terapeutas, tenemos que tener especial atención en cada caso que nos llega. Ya que la principal preocupación de los padres de familia es que el menor tenga un daño orgánico y que este sea el origen de su dificultad en el lenguaje.

Esto sin que ellos mencionen lo que está pasando alrededor de la familia, una parte o si no es que la mayoría de los casos que llegan a consulta por dificultades del lenguaje, son resultado de la interacción que se da en la familia y parte de los secretos familiares a los cuales los atañen al síntoma del menor, esto inconscientemente.

De esta forma, los factores familiares podrían jugar un papel importante en el desarrollo de la depresión, fundamentalmente aquellos que están fuera del propio control, que ocurren como un acontecimiento no predecible en el ambiente diario y que son recurrentes a lo largo del tiempo.

El funcionamiento en la familia es un factor determinante en la conservación de la salud o en la aparición de la enfermedad entre sus miembros. Ante la ocurrencia de eventos vitales estresantes, características cognitivas asociadas a la afectividad negativa, como sentimientos de abandono o perdida y/o baja autoestima, así como un estilo cognitivo, pueden dificultar el afrontamiento y aumentar la probabilidad de sufrir depresión en comparación con aquellos individuos sin estas características.

Referencias:

Barrio, V. d. (1988). Entorno Familiar y depresiòn infantil. Madrid : Piràmide.

Manglano, P. d. (2019). Clìnica Universidad de Navarra. Obtenido de Clìnica Universidad de Navarra: https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/depresion-infantil-adolescente

Montecinos, J. P. (2000). Desarrollo del lenguaje y la comunicación: una visión pragmática constructivista centrada. Arica: Límite.

Pérez, J. F. (2005). Dificultades en el aprendizaje: unificación de criterios diagnósticos. Malaga: Junta de Andalucia .

Ugalde, M. d. (1989). El lenguaje. Caracterización de sus formas fundamentales . Argentina : Letras 20-21.