Vivir con propósito a pesar de las circunstancias
Por Pimentel Reyes Laura Alejandra
Por Pimentel Reyes Laura Alejandra
¿Cuántas veces hemos escuchado decir o nos dicen- ¡sigue tus sueños!, ¡cumple tus metas!, ¡ten propósitos de vida!?, como la sociedad nos empuja a tomar decisiones, aunque éstas no sean las más favorables porque estamos obligados a “rendir cuentas” de nuestras acciones si queremos encajar en cierto círculo social, tener un estatus, ser reconocido, si se puede fama, ¿Por qué no? Una cosa viene con la otra por añadidura y hacer de nuestro ego un gigante injeridor, aplastante, soberbio y pestilente que nos convierte en solitarios hambrientos de reconocimiento, y que a largo plazo nos cobra factura, sólo para darnos cuenta que tanta fue nuestra distracción en el objetivo que perdimos de vista el camino, y al final aún con “todos los objetivos cumplidos” sentir es sensación agridulce de una meta alcanzada impulsada por los deseos de terceras personas, todas excepto nuestros propios deseos.
Vivir con propósito es más que sólo esperar a que las circunstancias sean favorables, a que sea una cuestión de suerte o éxito porque son dos cosas muy distintas; una alude a la a lo fortuito, casual y si Dios así lo quiere y la otra es más pretensiosa pues desde ya predispone al hecho de que el universo ha conspirado a nuestro favor decretando que así será, tan neurótica una como la otra y sin embargo en ese vaivén sostenemos nuestras columnas de lo que nos proyecta en un espejismo social por demás incierto, porque la vida nos va colocando veredas que no teníamos contempladas andar, ni siquiera que teníamos opción a tanta vereda, algunas tumultuosas, otras lastimosas, aplacibles o mágicas, algunas otras que quisiéramos volver a andar y otras tan dolorosas que quisiéramos borrar, pero que ya es a destiempo de nuestro contexto, todo porque no tenemos una norma que nos permita decidir que vale la pena hacer y que no, entonces nuestras metas “reales” tienen que ir acompañadas de propósitos bien estructurados tomando en cuenta que en el camino pueden presentarse contratiempos por decir de una manera sutil, en los que de momento se tienen que tomar decisiones, y que sin duda en su momento fueron las mejores porque así lo ameritaba la circunstancia de ese momento, otra cosa son las consecuencias de dichas decisiones, sin embargo creo que las personas deberíamos fluir un poco más porque además, todo lo bueno y no tan bueno nos va formando como seres más humanos, tal vez no sabios pero sí más resilentes y por tanto más creativos e innovadores potencializando nuestras habilidades para lograr eso que nos hemos propuesto y que le da sentido a nuestro día a día como; estudiar, crear, formar una familia, emprender, tener y mantener una relación romántica, ser un trotamundos, ser una activista y ser la voz de los más vulnerables, ser un ermitaño o el ser más social, todo lo que dé sentido y felicidad aun sabiendo que por lo que nos encaminemos vamos a pagar un precio, pero ¿Qué más da?, estamos en el mundo terrenal y a César lo que es del César y todo aquí tiene un costo, y son nuestras metas las que nos dan vigor y nos impulsan. Para empezar nuestra conducta tiene que ser elocuente con nuestros propósitos y no en “hacer lo que pueda” se tienen que fijar metas concretas, alcanzables y de preferencia a corto plazo, de esta manera se fijan hábitos que después de un tiempo se vuelven mecánicos pero con una intención, esto nos da sobre todo la seguridad al saber que hemos concretado y sobre todo que se tiene el control del proceso, y hacer una evaluación por si se presentará una eventualidad y si se tienen que hacer nuevas modificaciones y reformular estrategias equiparables al propósito principal.
De esta manera, se vive con un alto grado de conciencia, y reflexión por tanto se sensibilizan rasgos de la personalidad como: atrevimiento, privacidad, estabilidad emocional, aprehensión, sensibilidad, apertura al cambio, abstracción es decir un autocontrol que se puede transferir a las diferentes facetas del desarrollo humano, siempre teniendo presente que los propósitos tienen que ir de la mano de un plan de acción, así como un timón da dirección a un barco y lo lleva a puerto, de la misma manera funcionan los planes, pues sin ellos, sólo son planes frustrados que cargamos como lastre.
Sin embargo, dar ese gran paso implica voltear hacia el propio ser y reconocer primero que nada si se cuentan con las habilidades además del gusto de lo contrario será una lucha constante con la autoestima sin dejar de lado el ego, lo cual haría más difícil ser objetivo. Vivir con propósito exige cultivar en nosotros mismos la capacidad de la autodisciplina, que no es otra cosa que organizar nuestra conducta en el tiempo, al servicio de las tareas concretas. La autodisciplina consiste en posponer la gratificación inmediata a la de largo plazo, que tiene que ver mucho con nuestros deseos inmediatos, a los que implican un cambio en nuestra rutina, hábitos, el estar incómodos porque así lo exige el propósito, es tener la capacidad de proyectar en un futuro no muy lejano de 2, 5 10 años, las consecuencias de moverse o ser seres inanimados y solo estar expectante.
De la misma manera debería ir de manera recíproca el darse una pausa, un respiro para descansar, relajarse, tener tiempos de ocio elegidas a conciencia y sin remordimientos por lo que invariablemente se verá afectada nuestra efectividad, concluyendo que vivir con propósito implica:
“Asumir la responsabilidad, dicha responsabilidad es y será siempre de nosotros pues somos nosotros los encargados de replantear nuestras metas y propósitos de manera consciente”.
° Identificar las acciones que se deben tomar en cuenta, los pro y los contras a corto y largo plazo, sobre todo si nuestros propósitos son alcanzables, y no que sólo sean sueños impulsados por los deseos, reflejo de nuestras carencias emocionales, teniendo en cuenta todos los posibles escenarios deseables y no deseables, no por neurosis, simplemente para mínimamente estar preparados mentalmente, (no somos seres inmortales, intocables e invisibles)”.
°Estar en alerta al resultado de nuestros actos para darnos cuenta si son coherentes con nuestros objetivos, pues nuestro contexto puede cambiar de un momento a otro”.
Finalmente vivir con propósito, es la rosa de viento de nuestro andar (quien es consciente), de todas las facetas del ser humano, pues es lo que da sentido, motiva e incentiva agradecer por un nuevo comienzo cada mañana, se hace tangible aquello por lo que se orientan las intenciones, siendo una característica peculiar de las personas que tienen cierto “control” en sus objetivos, haciéndonos creativos, reinventándonos incluso llevándonos a la redención como seres humanos.
Diplomado en terapia infantil
Atenta invitación
Más Información
Acerca de lo que compartimos en el Blog:
La AMPSIE no es responsable por ningún contenido de videos, fotos, artículos libros enlazadas con este blog. Todo ese contenido está enlazado con sitios tan conocidos como YouTube, Vimeo, Vevo, recursos y libros encontrados en la web, del mismo modo si tienes algún recurso que quisieras compartir libremente para la comunidad, puedes enviarlo a nuestro correo y pronto lo verás publicado. El objetivo de este blog es promover la difusión de la psicología, la psicoterapia y la educación, no la piratería. Si tú consideras que algún contenido de este blog viola tus derechos, por favor contactar al web master y lo retiraremos inmediatamente. Por favor escribe a [email protected]