Para abordar este tema de la enseñanza, debemos de comprender que aprendemos siempre como parte de nuestra vida empírica en donde estamos expuestos a una enseñanza con experiencias desde niños. Pero conforme crecemos necesitamos de una enseñanza escolarizada que me permite al final establecer metas y objetivos propios para iniciar una carrera, trabajo, u otra fuente de inspiración personal.

Pero también los objetivos son parte integral de la educación, en donde la participación de los profesores cumple un papel importante en la determinación de objetivos educativos, aunque en la actualidad resulta muy beneficioso, implicar en el proceso a los estudiantes, a los padres, considerando que cada alumno tiene necesidades educativas individuales propias y específicas para llegar al aprendizaje.

Aunque como docente, si me comprometo con lo que realmente me gusta hacer; en la estructuración de objetivos educativos ya sea cuantitativos y sobre todo los cualitativos, más probabilidades habrá que nos identifiquemos con el alumnado para saber, conocer, percibir sus necesidades educativas y guiarlo en su enseñanza.

Es aquí en donde viene la gran interrogante para el docente, para que y porque enseñar. Ya que esta pregunta realmente es personal para cada docente, considero que lo primero es que realmente me guste trabajar en este ámbito educativo, para que trabaje con cada alumno, de manera individual, ya que, aunque existan objetivos educativos globales, cada alumno tiene su manera de aprender, percibir y comunicarse y es aquí, donde fluye en el mismo su aprendizaje, ya que nosotros solo somos las guías en ello. Y por qué esta implícito con lo primero, pero como docentes es satisfactorio ver como cada alumno logra sus avances en el aprendizaje educativo, y eso nos permite visualizar como docentes, siempre seguir preparándose y aprender más para continuar con la enseñanza. 

Cada alumno progresa si tiene una educación adecuada y este progreso no depende tanto de la capacidad innata, sino de la calidad y cantidad de aprendizajes realizados y en este aspecto es clave el rol de la escuela y la familia.

Cuando hablamos de objetivos, citando a Sugarman (1977), lo define “como un fin deseable que se establece intencionadamente y que se supone que influye en las posteriores actividades de la persona”. En donde, propone dos métodos implicando a los padres en este ámbito educativo. Son:

• El sistema profesor-administrador: Esta asignación es la instrucción a grupos pequeños, trabajando primero con la información de lo que deben de hacer de manera específica o con pasos, utilizando material, e informando a los padres del avance de cada alumno.
• El sistema de cupones escolares: Son vales por una cantidad determinada, considerando al grupo, siendo reforzadores positivos como, caritas felices, comida, o alguna otra cosa u objeto de preferencia.

Estos métodos de Sugarman, me parecen adecuados en el aula en donde trabajo actualmente, ya que al involucrar a los padres y observar en ellos cuáles son sus intereses, gusto, me da una guía para continuar en sus aprendizajes y al mismo tiempo llevar, los objetivos educativos que cada escuela implementa de acuerdo, a la escuela, el alumno y sobre todo la prioridad de las necesidades educativas de cada alumno, siendo de esta manera para la estructuración de los mismos objetivos educativos.

Los padres deben recibir una orientación sobre lo que pueden hacer en cuanto al aprendizaje de su hijo, coordinando con la escuela, en donde por lo general, algunos padres solicitan o piden objetivos en el transcurso de este proceso. Por lo que es impotante abarcar toda esta teoría al aquí y el ahora, en donde surgirán situaciones y problemas que dificultarán la acción educativa.

Pero es aquí en donde, es preciso como terapeuta contar siempre con una capacitación continua y no quedarse estancado en una sola idea, proyecto, estudio, que servirá para otras intervenciones y perspectivas en la guía de cada alumno, en su proceso ya sea de aprendizaje o lenguaje, y sobre todo como lo he aprendido en este diplomado, cambiar o generar movimiento de rol positivo en niño o niña.

Referencia:

Sugarman (1977). Enciclopedia de la Psicopedagogía. España. Ediciones Grupo Océano, S.A.