Es por todos conocido que hoy en día las adicciones representan un desafío significativo para la salud pública en todo el mundo, viéndose afectados tanto los individuos, como sus familias y la comunidad en general. Aun cuando por mucho tiempo la atención se enfocó principalmente en los factores individuales que contribuyen a la adicción, como la genética o el entorno social, hoy en día, se reconoce más el papel fundamental que desempeña la familia en el desarrollo, mantenimiento y tratamiento de las adicciones.

            Desde un punto de vista psicosocial, es de gran importancia comprender el papel de la dinámica familiar como influencia en el inicio y la perpetuación de las adicciones, así como en los procesos de recuperación.

            En el presente artículo exploraremos el papel de la familia en las adicciones, examinando su influencia desde diversas dimensiones psicosociales y destacando la importancia de la intervención familiar tanto en la prevención como en el tratamiento.

LA FAMILIA COMO CONTEXTO DE DESARROLLO

            El núcleo familiar representa el primer entorno social en el que las personas se desarrollan y aprenden patrones de comportamiento, valores y normas sociales. Empezando a muy temprana edad, los niños observan y absorben las conductas de sus padres y de otros miembros de la familia, tomándolos como modelo para la formación de su propia personalidad y comportamiento.

            Entre los principales aspectos que pueden influir en el riesgo de desarrollar adicciones, podemos encontrar: la calidad de las relaciones familiares, la comunicación intrafamiliar, los estilos de crianza y la cohesión familiar. Para ejemplificar lo anterior, podemos mencionar que familias con niveles altos de conflicto y estrés continuos, proveen a sus miembros de un ambiente propicio para aumentar la vulnerabilidad a las adicciones. Mientras que un entorno familiar que fomente el diálogo abierto, la expresión emocional saludable y el apoyo mutuo, tiene más probabilidades de representar una herramienta de protección contra las adicciones.

MODELO DE APRENDIZAJE SOCIAL

            Este modelo sugiere que los individuos aprenden a través de la observación y la imitación de los comportamientos de aquellas personas que son significativas en sus vidas, tales como los miembros de su familia. De ahí podemos inferir que los padres, tutores o cuidadores que consumen sustancias adictivas, de manera abierta o encubierta, moldearán una conducta que probablemente se perciba como aceptable o deseable por parte de sus hijos. Por lo tanto, este proceso puede normalizar el consumo de alcohol y/o drogas, aumentando la probabilidad de que los hijos imiten el patrón de comportamiento en el futuro. Además, las actitudes de los padres o tutores hacia las drogas y el alcohol pueden influir en las percepciones de riesgo de los hijos y en su propensión a experimentar con dichas sustancias.

IMPACTO EN LA DINÁMICA FAMILIAR

            El consumo problemático de sustancias dentro del círculo familiar puede tener un impacto significativo en su dinámica, y presentarse situaciones conflictivas tales como: roles familiares distorsionados, donde un miembro de la familia asume la responsabilidad de cuidar a los demás, o de ocultar el problema de la adicción de otro de los miembros. Pueden además incrementarse los conflictos intrafamiliares y la violencia, haciéndose evidente la falta de comunicación efectiva, lo que traería como resultado un ambiente disfuncional que favorece la continuidad del ciclo de la adicción.

            Los hijos de padres adictos pueden experimentar una variedad de problemas emocionales y psicológicos, tales como depresión, ansiedad y baja autoestima. Presentando posibles dificultades tanto para establecer relaciones saludables fuera del entorno familiar como para desarrollar habilidades de afrontamiento efectivas.

INTERVENCIÓN FAMILIAR EN LA PREVENCIÓN Y EL TRATAMIENTO DE LAS ADICCIONES.

            Así como la familia representa un papel de suma importancia en el desarrollo y mantenimiento de las adicciones, la intervención familiar es de un impacto muy significativo en la prevención y tratamiento de estas.

            En el contexto de la prevención, el mantener los canales de comunicación efectiva abiertos, asegurar una educación clara de los riesgos de consumo de sustancias y fortalecer las habilidades de afrontamiento, son considerados factores que contribuyen a la reducción de riesgo de que los niños y adolescentes desarrollen adicciones.

            Con respecto al tratamiento, la terapia familiar es lo más recomendable como parte integral del proceso de recuperación y reintegración a la sociedad. Al involucrar a todos los miembros de la familia en el tratamiento, se pueden abordar los problemas subyacentes, mejorar la comunicación y fortalecer el apoyo mutuo, lo cual aumentará las posibilidades de una recuperación exitosa y duradera.

CONCLUSIONES.

            Como pudimos apreciar en este breve artículo, la familia ejerce un papel central tanto en el desarrollo y mantenimiento de las adicciones, como en el tratamiento de las mismas. Desde un punto de vista psicosocial, observamos que es prioritario reconocer cómo la dinámica familiar influye en el comportamiento de consumo de sustancias de sus miembros. La intervención temprana y la terapia familiar son componentes esenciales tanto en la prevención como en el tratamiento de las adicciones. Al abordar los factores familiares subyacentes y fortalecer los recursos familiares, se pueden promover entornos familiares saludables que reduzcan el riesgo de adicciones y fomenten la recuperación y el bienestar a largo plazo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

American Psychological Association. (2020) Publication Manual of the American Psychological Association (7^th ed.) https://doi.org/10.1037/0000165-000