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Nuestras ideas sobre la psicoterapia infantil

 

Por Hugo Nelson González Ibarra 



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Por Hugo Nelson González Ibarra

Introducción

 

            Si bien es cierto  en términos generales podemos afirmar que los padres hacemos lo que hacemos buscando el bienestar de nuestros hijos, debemos señalar que las buenas intenciones no bastan para ayudar a alguien o concretar un objetivo en la vida. Sin embargo nuestras afirmaciones sobre lo que es lo mejor pueden llegar a afectar el desarrollo de nuestros hijos de manera negativa.

            Todos tenemos la idea de cómo deben ser las cosas: como debe ser nuestra vida, como deben ser las formas de proceder de nuestros gobiernos, lo que deberían cambiar los demás que nos rodean y generalmente nos mostramos seguros en afirmar como debe ser nuestros hijos. La enseñanza padre hijo a través de nuestras generaciones nos permite obtener muchas cosas positivas que constituyen enseñanzas de vida de gran valor para reducir situaciones que identificamos como “errores”, “sufrimientos pasionales”, formas de generar propias riquezas materiales, etc. Todos y cada uno de estos ejemplos y seguramente los que el lector tenga en mente, constituyen con toda certeza una manera de buscar el beneficio de nuestros descendientes.

            Cuando algo no está bien, los padres recurrimos a nuestro repertorio de soluciones de manera inmediata, estas cambian de persona a persona y en general de sociedad a sociedad pudiendo señalar diferentes formas de enfrentar los problemas de la vida de nuestros hijos. Un menor porcentaje llega a determinar que es necesario acudir a un profesional de la psicología infantil y podemos encontrar también ideas sobre cómo deberían proceder dichos profesionales para con los problemas infantiles.       

Desarrollo

 

            Cuando los padres acuden al profesional de salud mental infantil en búsqueda de ayuda tiene como base una serie de ideas preestablecidas sobre dicho servicio, sobre el profesional que lo provee y sobre los efectos que se esperan del mismo. Estas ideas pueden llegar a convertirse en el apoyo decisivo que el niño en terapia necesita para superar sus problemas o constituir el principal obstáculo que perpetúe el sufrimiento infantil.

            Algunas de las ideas o condiciones paternas que pueden interferir en la terapia son:

 

1.      El Psicólogo infantil es el responsable del cambio de mi hijo

 

                               Si bien es cierto que el psicólogo es el responsable de ordenar los elementos para facilitar la ocurrencia de cambios en la conducta de los niños, la principal responsabilidad de un cambio infantil positivo, duradero y que colabore en el desarrollo adecuado infantil corresponde a los padres. Estos pasan la mayor parte del tiempo con el menor, constituyen las figuras más representativas en la mayor parte de los casos y establecen las relaciones y condiciones para una mejor relación.

 

2.      Mi hijo está descompuesto

 

                       Un niño constituye un éxito evolutivo en el que se encierran las condiciones para realizar un ser humano, feliz, auto realizado y competente en una sociedad y familia. Las ocasiones en las que los niños no alcanzan los estándares tanto del centro escolar como de los padres son etiquetados como fracasos del menor bajo una condición preestablecida: “tú no sirves para esto”, “tú eres muy bobo”, “deberías dedicarte a otra cosa”.

           Los padres serán los promotores del reconocimiento de estos talentos de maneras diferentes y en el momento en el que estén listos para hacerlo. El apoyo sin llegar al acoso a través de la agresión es fundamental para el mejoramiento del niño.                                         

 

3.      La terapia psicológica es como una píldora.

 

                              Algunas personas conciben la terapia psicológica como una píldora que surte efectos inmediatos (los efectos que ellos quisieran ver) y que basta con la dosis adecuada para que el menor ya no requiera la asistencia del profesional. Los efectos del tratamiento psicológico pueden variar y por lo general requieren de cierta cantidad de sesiones para obtener resultados palpables en combinación con la actitud adecuada de los involucrados. (Schaefer & Drewes, 2012)

 

4.      Mi hijo no tiene nada…

 

           La herida generada al considerar que nuestros hijos tienen unos problemas puede llevarnos a negar los problemas que estos estén enfrentando y más aún si reconocemos parte de nuestra responsabilidad en dicha condición. El miedo a ser tachados como malos padres, señalados como padres agresores o poco participativos en la crianza adecuada pueden ocultar un problema o minimizarlo con ideas del tipo : “seguramente pasara con el tiempo” o “ son cosas que pasan”.

           Se vuelve imperativo posponer el temor y el malestar personal para dar prioridad al momento que atraviesa el niño. En muchos casos esto determina si el tratamiento se extiende meses o años.

 

5.      La terapia psicológica no funciona.

 

           Las terapias psicológicas funcionan pero necesitan de más de una condición para obtener resultados palpables ya sea por el centro escolar, la familia o ambos. Lo cierto es que aunque el trabajo inicia desde mucho antes que el padre pueda advertir resultados a su gusto, estos cambios no trabajan de forma mágica y pueden verse obstaculizados por más de una situación desfavorable que atraviese el menor.

           Los diferentes problemas que se enfrenten también pueden requerir mayor tiempo o apoyo de más de un área profesional. La comunicación de calidad entre los padres y el psicólogo ayuda a reducir ansiedades y obtener una idea de cómo se espera obtener el funcionamiento necesario.

 

 

Conclusiones

 

            Diversas posturas como padres pueden establecerse con la mejor  de las intenciones pero obtener resultados no convenientes para la existencial dad infantil. Generalmente muchas de las posturas obstaculizantés en la terapia infantil terminan por obtener el abandono en la psicoterapia y esto a su vez puede ocasionar que una condición eventual se convierta en un problema para toda la vida.

            Las terapias psicológicas guardan tras de sí bases teóricas y datos que muestran la efectividad de las mismas. Los profesionales de la salud mental son los encargados de dicha aplicación y de la comunicación con aquellos que forman parte del entorno infantil. Padres informados y educados en la realidad que vive su hijo constituyen un apoyo en el desarrollo y construcción de un ser humano sano y feliz.

 

Bibliografía

           

 

Schaefer, C. E., & Drewes, A. A. (2012). Poderes Terapeuticos del Juego y la Terapia de Juego. Mexico: Manual Moderno.

 

 

 

 

 

Diplomado en Psicologia Clínica

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