NOVIAZGO Y LA VIOLENCIA

NOVIAZGO Y LA VIOLENCIA

Es importante atender de manera asertiva las relaciones de noviazgo de los adolescentes ya que estos contribuyen a sus primeros vínculos afectivos. A  través de las experiencias de noviazgo, las y los adolescentes empiezan a configurar su identidad , inician un proceso de su desarrollo de su autonomía en relación con su núcleo familiar, a si mismo definen la preferencia sexual, empiezan a asumir roles de género, la mayoría de ellos anclados en la tradición, hombres protectores absolutos de las mujeres, mujeres buscando protección, por ello es importante conocer las alternativas de noviazgo basadas en la igualdad, el respeto y el buen trato. Desnaturalizar la violencia, es decir, que los adolescentes dejen de ver la violencia como algo inherente al hombre y darles la posibilidad de visualizar muchas alternativas de vida diferentes a las ofrecidas por una vida cotidiana que normaliza la violencia de género como la única alternativa posible de relacionarse, se pretende que las y los adolescentes tomen consciencia de que existen muchas formas de relacionarse afectivamente y que todas ellas se deben sustentar en los derechos humanos.

En la vivencia del noviazgo, se van reproduciendo en mayor o menor medida, las normas y prácticas de género (papeles, estereotipo, roles), así como construyéndose la forma de relacionarse y de aprender a vincularse con la otra o con el otro. El noviazgo se puede entender como una etapa significativa por la que atraviesan las personas en tiempos y espacios específicos. Tiene muy variadas duraciones y manera de vivir el noviazgo, y, es en su representación social más significativa, parte de la etapa y de transición de un ciclo de vida a otro (adolescencia, juventud, adultez)

El concepto de noviazgo “supone una relación afectiva intima entre dos personas (del mismo o del otro sexo), por lo general adolescentes  que sienten atracción física y emocional mutua y que, sin necesariamente cohabitar, buscan compartir sus experiencias de vida”.

Estas maneras de vinculación pueden implicar, entre otras posibilidades, situaciones de violencia y malos tratos. Hoy día se cuenta con evidencia de vivir en el marco de un noviazgo violento puede tener consecuencias a futuro en cuanto a las formas en las que se establecerán relaciones de pareja en la vida adulta, que pueden llegar a ser violencia conyugal y en las formas de relacionarse con o sin violencia en otros vínculos como las y los hijos, familiares, amistades, compañeros o colaboradores, colaboradoras del trabajo. Por ello se ha reconocido que prevenir la violencia en el noviazgo en esta etapa de transición de las y los jóvenes puede derivar en la disminución de futuras situaciones de maltrato o violencia en relaciones de pareja en la adultez.

Este tipo de relaciones se ha venido transformando en sus prácticas, dando lugar a una serie de variantes en sus diversos tipos de vínculos, donde el noviazgo entre adolescentes heterosexuales sigue siendo la relación más reconocida y central en el contexto de los pares y en la familia, pero aceptándose que en la periferia existen otras tipos de formas de relación afectivo-eróticas que también pueden incluirse en el concepto. Se sugiere, pues, tener una mirada y conocimiento básicos sobre la diversidad sexual.

Las prácticas de las relaciones de amor y de enamoramiento de las y los adolescentes se han transformado junto con las nuevas condiciones sociales y culturales, avanzando hacia códigos más diversos y plurales. Sin embargo, aun operan mecanismos y prácticas tradicionales basadas en la división desigual de género y en una larga historia de educación sentimental basada en los valores de una ideología romántica dominante  que reproduce las desigualdades sociales y de género, mismas que convive de nuevas formas de relaciones amorosas que buscan ser más equitativas, igualitarias y basadas en la autonomía y los derechos de las personas.

Por ejemplo, en los hombres adolescentes el noviazgo puede implicar la puesta en práctica de mecanismo de control aprendido socialmente pero sublimados por los ideales románticos que dictan el mensaje de la fusión; o por el contrario, pueden distanciarse por la presión de los pares. Suelen activarse ciertos tradicional  mandatos o códigos del modelo de masculinidad tradicional (hegemónica), como el no expresar emociones o sentimientos frente a un desdén o rechazo amoroso y seguir la consigna de los “hombres no lloran”, con un costo emocional y limitaciones para desarrollar sus capacidades de vincularse amorosamente o de establecer relaciones más significativas y profundas.

También esta ideología del discurso amoroso contribuye a que exista una idealización romántica de las relaciones del noviazgo en donde no puede existir el conflicto. Y eso dificulta observar las relaciones de noviazgo y otras relaciones como un espacio en tensión y fricción permanentes que requieren de la construcción de acuerdos, de la negación y del ejercicio de habilidades para resolver las diferencias y los conflictos inherentes a las interacciones y la coexistencia cotidiana.

El amor se considera como una experiencia vital que se encuentra medida por prácticas culturales, discursos filosóficos y determinaciones sociales e históricas particulares. Retomamos la siguiente definición. “el amor es un conjunto de vivencias, un proceso que puede ser vivido con mayor o menor duración, con mayor o menor intensidad, en el que se interrelacionan y activan emociones, el pensar y el actuar del ser humano”, e implica manifestaciones que pasan por procesos inconscientes, de deseo, de seducción. La seducción es un proceso significativo en el establecimiento de los vínculos afectivos y amorosos.

Se concibe el enamoramiento como parte del proceso de construcción del amor y una experiencia significativa que puede implicar…. Fusión, goce, un estado de trance, alienación, locura, éxtasis. Se puede vivenciar como una fantasía o idealización de la persona, como una alteración, de la percepción del espacio-tiempo. A partir de lo vivencial y lo didáctico, es decir de la sensibilización y la educación, se abordan las experiencias y las reflexiones sobre el aprender amar desde el buen trato (con base en el respeto, la equidad y sin dañar/se) en el espacio personal relacional y comunitario con el fin de buscar transformar los códigos afectivos.

BIBLIOGRAFIA

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Aguilar L.. (20,12,2010). Amor y violencia en el noviazgo cedoc.inmujeres.gob.mx/ftpg/Tabasco/tabmeta13_6pdf, de INMUJERES Sitio web: www.inmujeres.gob.mx

https://www.gob.mx/mujeressinviolencia/…/por-que-ocurre-la-violencia-en-el-noviazgo

Walter R.. (2012). Los limites del Amor. Mexico: Oceano.

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