Según Sapir E. (1956), el Lenguaje, es una herramienta exclusivamente humana que hace uso de un sistema de símbolos emitidos principalmente por los órganos del aparato fonoarticulador deliberadamente para trasmitir ideas, emociones y deseos.
Según Owen (2003) El lenguaje se constituye por 5 dominios
Al hablar de lenguaje Barria K. et al, (2016) mencionan que pueden aparecer alteraciones en sus diferentes niveles, por ejemplo a nivel fonológico se identifican: omisiones silábicas, repertorio fonético limitado, dificultades para estructurar las sílabas, entre otras, a nivel morfológico se pueden encontrar: sustitución, omisión o adición de morfemas, en la semántica se pueden observar errores como sobre generalización, neologismos, etiquetas genéricas, restricción del significado y por último a nivel pragmático: un habla estereotipada, respuestas confusas o dificultad para usar el lenguaje en contextos sociales.
Para Aguilera, S. y Orellana, C. (2017), las alteraciones del lenguaje son multifactoriales por ejemplo: hipoacusia, déficit intelectual, condiciones del neurodesarrollo, trastornos de la motricidad bucofaríngea, lesiones cerebrales y privación socioafectiva, la cual podría considerarse una forma de maltrato.
El maltrato se refiere a los actos que van en contra de una persona, se pueden distinguir 4 tipos de maltrato: físico, psicológico, sexual y la negligencia, según Santrok, J. (2006) vivir estas experiencias en la infancia o la adolescencia provoca daños tanto a nivel emocional como cognitivo debido a que el cerebro continúa desarrollándose durante esa etapa.
Según Galván A (2017). Retomado por Moraga R. (2023). El maltrato modifica el funcionamiento cerebral ya que algunas áreas podrían no desarrollarse por completo y en cambio otras desarrollarse más de lo esperado, dificultando la comprensión, la atención, la adaptación, el aprendizaje y la regulación de la conducta y las emociones. La poda neuronal está relacionada con las experiencias vitales, en el contexto del niño cobra principal importancia la relación con las figuras de cuidado, en la infancia y la adolescencia la proliferación y la poda resultan mas activas.
La relación entre lenguaje y emociones es estrecha debido a que ambas tienen en común lo social y nos permiten interactuar con el medio e interpretarlo, complementándose entre sí.
Según un estudio de Barria K. et al, (2016) se comprueba que existe correlación entre los tipos de maltrato y el desarrollo del lenguaje obteniendo como resultados que el 71% de la muestra presentó alteraciones en el desarrollo del nivel pragmático y el 74% en el nivel semántico.
CONCLUSIONES:
Según la revisión realizada, se identifica que todos los tipos de maltrato, especialmente los experimentados durante la infancia y adolescencia influyen de manera negativa en el psicodesarrollo del menor, debido a que su cerebro continúa en desarrollo y durante esta etapa la plasticidad y poda neuronal se encuentra más activas, teniendo influencia en la probable aparición de alteraciones del lenguaje, también se establece la interdependencia entre el lenguaje y las emociones, ya que ambas se generan y se expresan en lo social, Al conocer esto será de vital importancia que los padres tengan en cuenta esta información así como los profesionales de la salud con el objetivo de identificar, prevenir la violencia y educar no solo respecto a reglas y conductas sino incorporar las emociones en cada una de las actividades de aprendizaje, ya que no son actividades aisladas sino complementarias.
Los profesionales en terapia de lenguaje deben conocer la relación entre desarrollo y emociones, observando al niño como un ser humano inserto en un ámbito social que recibe influencia del ambiente en el que se desenvuelve y de las experiencias que vive dentro de ese ambiente las cuales pueden incluir la violencia y ésta retrasar su correcto desarrollo, por dicha situación es de vital importancia realizar una correcta historia clínica para identificar si se presentan conductas violentas en el ambiente del menor, que pudieran influir en su psicodesarrollo.
Los problemas del lenguaje pueden no ser “una enfermedad” sino síntomas de lo que vive, es importante escuchar lo que refleja una alteración en el desarrollo más allá de la etiología patológica.
REFERENCIAS:
Sapir, E. (1956). El lenguaje. México: Fondo de Cultura Económica
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