En los últimos años transcurridos ha habido muchos cambios sociales, políticos, económicos, educativos, de salud, entre otros; que han afectado en gran medida a la población mundial.

Dentro de los cambios que se han presentado, el Diario Oficial de la Federación (DOF, 2020) registró el 11 de marzo de 2020 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró pandemia el brote que se estaba originando por el COVID-19, este brote estaba ya por todo el mundo en donde estaba creciendo el número de casos y de países contagiados.

Esta situación originó cambios en todo el mundo que llevaron a tomar nuevas medidas de cuidados y cambios en las rutinas diarias, este impacto también se vio reflejado en la salud física y mental.

Ante las afectaciones para la salud mental, se han seguido manuales y escritos como el de la Unidad de Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud en el 2006 o el que la OMS (2020) elaboró recientemente, el cual explica como apoyar desde el bienestar mental y psicosocial a diferentes grupos vulnerables.

Algunas de las recomendaciones que da la OMS (2020), son:

• Poner atención y buscar información en fuentes confiables.
• Fijar la visión sobre personas que tienen historias y experiencias positivas ante el contagio de COVID-19.
• Establecer rutinas de actividades que den estructura y forma a los días mientras se está en aislamiento.

Se considera de suma importancia atender la salud mental dentro de cualquier momento de la vida, ya que es indispensable para mejorar la salud física y evitar algunos otros problemas sociales, el abordar estos aspectos, ha ayudado a poder afrontar de manera integral el impacto de presenciar una pandemia (Taylor, 2019).

Las afectaciones principales que se han visto durante los problemas psicológicos y mentales ante el distanciamiento por personas, la ausencia de comunicación interpersonal, son principalmente trastornos depresivos y ansiosos. Para fines de este trabajo se centrará la atención en la emoción predominante en la primera afectación mencionada (trastorno depresivo), esta emoción es la tristeza.

A lo largo de la duración de la pandemia se han realizado diferentes estudios que dan indicadores de que la tristeza ha predominado en este etapa para algunas personas, un estudio realizado en China (país en donde comenzó el brote) por Wang, Pan, Wan, Tan, Xu, Ho, et al. (2020), menciona que desde el inicio de la pandemia, hubo registro de 1210 casos en personas, de las cuales el 13,8% presentaron síntomas depresivos leves, mientras que el 12,2% síntomas moderados y el 4,3% síntomas graves, esto registrado en el comienzo de la pandemia.

Algunos de los indicadores que se encontraron en estas personas para desarrollar cuadros profundos de tristeza, son la falta de confianza que se tenía hacia los médicos para poder diagnosticar efectivamente la infección por COVID-19, los varones presentaron mayores índices, la escolaridad tenía mucho que ver (a menor escolaridad mayores cuadros de tristeza). Por otra parte, se encontró un menos índice de tristeza en las personas que se habían informado con fuentes confiables, que mantenían su atención en el número de casos en recuperación y en hacer lo que estaba en ellos para evitar un contagio.

Para poder contextualizar la mirada que se tiene de la tristeza, se toma como definición la que da Bisquerra (2001), el cual dice que “la tristeza es una emoción desencadenada por una perdida significativa para la persona, se identifica como una respuesta ante un suceso pasado, la expresión física con la que se asocia la tristeza es el llanto; al experimentar esta emoción hay una pérdida de placer en la persona, se suelen reducir actividades que se solían hacer, hay una desmotivación y pérdida de esperanza”.

La tristeza es una de las emociones que más nos causa controversia, por ser una de las emociones que nos genera displacer y un sentimiento de dolor profundo, esta emoción se manifiesta de diferentes maneras:

• NIVEL FÍSICO: llanto, retardo psicomotor, rostro abatido, falta de apetito y alteraciones en el sueño.
• NIVEL MENTAL: se focaliza la atención en la situación que da problema, dificultad para mantener la mente alejada del dolor y pensamientos obsesivos e intrusivos de la situación.
• NIVEL CONDUCTUAL: la persona se desmotiva, para realizar tareas cotidianas, la energía baja y la motivación.

Durante la pandemia se ha intensificado esta emoción, debido a los grandes cambios que se han experimentado, como se ha explicado, es una emoción que prevalece en la fijación que tiene la persona en situaciones del pasado, momentos ocurridos, pérdidas, ausencias, cambios drásticos, desasosiego, entre otros momentos.

La tristeza también se ha visto relacionada por todas las personas que han perdido a seres queridos durante este tiempo, la incertidumbre de no saber si sus últimos días se vivirán encerrados, y también entendiendo esta emoción como lo que nos conecta a lo desconocido, a remontar el pasado con el presente e identificar que nunca había sido vivido de esta manera (Tovar, 2020).

Cuando la tristeza la dejamos avanzar, no es identificada ni tratada por un profesional de la salud mental, corremos el riesgo de que se convierta en algo crónico y pueda aparecer síntomas de un cuadro depresivo, es importante poner atención a estos momentos y los podemos identificar de la siguiente manera (Medlineplus, 2021):

• Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
• Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
• Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
• Cansancio y falta de energía.
• Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
• Dificultad para concentrarse.
• Movimientos lentos o rápidos.
• Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.
• Sentimientos de desesperanza o abandono.
• Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
• Pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz, incluso la actividad sexual.

Cuando se han identificado estos periodos y síntomas por más de dos semanas, es recomendable que se busque la ayuda de un profesional de la salud mental, puede ser un psicólogo especializado en estos episodios o un psiquiatra con un enfoque integral para poder trabajarlo desde el área emocional también.

REFERENCIAS:

Bisquerra, R. (2001). Educación emocional y Bienestar. Barcelona: Praxis.

Diario Oficial de la Federación (2020). DOF:12/01/21. Recuperado de: http://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5609723&fecha=12/01/2021&print=true#:~:text=Declaraci%C3%B3n%20de%20pandemia.,la%20enfermedad%20de%20atenci%C3%B3n%20prioritaria.

Medlineplus, (2021). Consideraciones de la depresión. Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003213.htm

Organización Mundial de la Salud (2020). Mental health and psychosocial considerations during the COVID-19 outbreak. Recuperado de: http://apps.who.int/iris/handle/10665/331490.

Taylor, S. (2019). La psicología de las pandemias: preparación para el próximo brote mundial de enfermedades infecciosas. Cambridge Scholars.

Tovar, J. (2020). Tristeza y Coronavirus.  EFE: SALUD. Recuperado de https://www.efesalud.com/coronavirus-tristeza-psicologia/

Wang, C., Pan, R., Wan, X., Tan, Y., Xu, L. (2020). Immediate Psychological Responses and Associated Factors during the Initial Stage of the 2019 Corinavirus Disease (COVID-19) Epidemic among the general Population in China.