¿LA TECNOLOGÍA RETRASA A LA EDUCACIÓN?

¿LA TECNOLOGÍA RETRASA A LA EDUCACIÓN?

Mendoza Estrada J. Daniel

No, todo lo contrario, la tecnología ha contribuido con la creación de aparatos que han hecho posible, aprendizajes significativos. Visto con esta simpleza, todo invento que coadyuve en la enseñanza es tecnología, desde los instrumentos usados hace siglos como el libro, el cuaderno y el pizarrón hasta las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

Cuando escucho la palabra tecnología mi mente asocia el concepto con aparatos electrónicos o con la producción en serie que se lleva a cabo en las grandes factorías, como las armadoras de coches, en donde en sentido figurado, en un extremo ingresan láminas y piezas sueltas y del otro salen relucientes automóviles que no solamente sirven para auto transportarse, sino que tiene toda una serie de satisfactores o valores agregados.

En el hogar como cita Revilla (2017, pág. 104), cuando nos referimos a tecnología pasamos por alto los aparatos como la estufa, el refrigerador, la lavadora, la plancha, la licuadora y muchos más, cuya enumeración será vana si no apreciamos que detrás de cada uno de ellos hay investigación, mercadotecnia y publicidad. Y mucho menos reparamos en otros, aparentemente insignificantes como la cuchara, herramienta que pudo haberse inspirado en el cuenco de la mano o en el uso de modelos proporcionados por la naturaleza como las conchas, los cuernos o las cortezas de algunos árboles. Hasta antes del siglo XVI la cuchara se usaba como utensilio de cocina, y en algunas culturas, en ritos religiosos. A las modas impuestas por las cortes europeas, sus lujos y extravagancias puede deberse la popularidad de la cuchara como un cubierto de mesa. (Ugalde, 2018).

En la escuela la palabra tecnología me lleva a pensar en computadoras, pizarrones electrónicos, televisores, reproductores de video, grabadoras y los retroproyectores, desde los de cuerpos opacos, después los de acetato hasta los modernos “cañones” que “enchufados” a una computadora posibilitan la reproducción de imágenes fijas y en movimiento. Sin embargo, para esta exposición, pongamos atención nada más en tres: el libro, el pizarrón y las Tecnologías de la Información y la Comunicación.

EL LIBRO

La comunicación humana debe haber comenzado a darse a través de formas gestuales y sonidos guturales, asociados a una realidad de la que se intentaba dar referencia. Muchos siglos debieron transcurrir hasta la invención de lenguaje articulado y otros tantos más hasta la aparición de la escritura. En culturas milenarias como la china, la japonesa, la egipcia y la fenicia, los especialistas han encontrado indicios de una protoescritura. (Luhmann, 2002).

Los especialistas en el tema suelen considerar el alfabeto fenicio como el primero que se utilizó de forma más generalizada. Se dice que comenzaron a usar ciertos signos para constar las mercancías que subían o bajaban de sus barcos, es decir, todo comenzó con los números, para después significar conceptos. Siglos más tarde los griegos desarrollaron signos vocálicos y originaron el primer alfabeto escrito de izquierda a derecha, el cual fue asimilado posteriormente por los romanos y que se constituyó finalmente el abecedario latino que es el más utilizado hoy.

Ante la necesidad de preservar y transmitir la cultura el hombre ha buscado la manera de garantizar la conservación del soporte material y con ello la integridad de los contenidos. A lo largo de la historia de la humanidad se han utilizado diversos soportes como tejidos vegetales, pieles, madera, arcilla, papel, para con esto, conservar por escrito, la memoria colectiva de la cual en otros tiempos daba cuenta el rapsoda.

El libro, conceptual como materialmente, fue un gran invento, una tecnología que permitió la conservación y la difusión de los avances de la humanidad, su historia, sus creencias, etc. A través de él se ha posibilitado el intercambio de información en todos los niveles.

El transitar del libro a lo largo de la historia de la humanidad ha ido de la mano con las invenciones. En la Edad Media, por ejemplo, la Iglesia católica ejerció el predominio en la conservación y transmisión de la cultura. En los monasterios, los amanuenses realizaban las copias de los textos que se ajustaban a las ideas hegemónicas.

A partir de 1523, con la invención de la imprenta comenzó la reproducción en serie del conocimiento, el cual pudo llegar a mayor público, el cual, por cierto, poco a poco se iba alfabetizando. Con la evolución tecnológica experimentada por la imprenta la industria editorial se hizo cada vez más fuerte y la circulación del libro llegó a las masas. Tras la conquista de Mesoamérica y transcurridas cerca de dos décadas, en 1539 el editor italiano Juan Pablos instaló la imprenta en la Nueva España. Como sucedió en Europa, los primeros libros impresos en tierras americanas versaban sobre asuntos religiosos, así que el uso del libro como tecnología educativa, apenas estaba en ciernes, en la época colonial, por ejemplo, los silabarios y los catones eran los materiales didácticos de los que echaban mano los maestros.

Los maestros comenzaban la instrucción de los niños con el conocimiento de las letras, después enseñaban las combinaciones de éstas para formar sílabas con la ayuda de las cartillas. Una vez que los estudiantes dominaban las letras y las sílabas, continuaban con el aprendizaje de la lectura en los silabarios. Cuando los niños conocían los silabarios, ejercitaban la lectura en las pequeñas frases de los catones*. El libro de texto usado durante este largo período fue el Catecismo del Padre Jerónimo Ripalda. (Martínez, s/f).

Después del movimiento de Independencia, ya en pleno siglo XIX, la transmisión de valores religiosos y el manejo de memoria del alfabeto y la enseñanza de las operaciones matemáticas elementales eran los contenidos enseñados en la escuela. Fue hasta mediados de dicha centuria, por la influencia de las ideas derivadas de la Reforma juarista y los conceptos de paz, orden y progreso emanados de la Constitución de 1857 y la separación de la Iglesia y del Estado, que se establecieron los principios que dieron un giro a la educación: su laicidad, la gratuidad y la obligatoriedad.

Así, en 1861 se suprimió la enseñanza del catecismo y a partir de entonces se fueron conformando cambios. Uno de ellos giró en torno al uso del libro de texto, por lo cual, algunos maestros mexicanos comenzaron a escribir textos acordes con la nueva realidad del país, sin embargo, fue hasta el segundo Congreso de Instrucción Pública celebrado en 1890 que se tomaron resoluciones importantes en torno a los libros de texto.

El movimiento revolucionario de 1910 no trajo cambios en los hábitos dentro del salón de clases y fue hasta 1921, durante la gestión de Álvaro Obregón que la tarea educativa se convirtió en prioritaria con la creación de la Secretaría de Educación Pública. José Vasconcelos quedó al frente de dicha secretaría, quien por cierto tenía un plan era mucho más ambicioso que una simple campaña de alfabetización.

Para llevar a cabo su propuesta, Vasconcelos dividió a la Secretaría en tres departamentos: Escolar, Bellas Artes y el de Biblioteca. En este último se gestó un gran cambio, pues para él la biblioteca complementaba la escuela. Para ello dispuso que los Talleres Gráficos se destinaran a ejecutar los trabajos de edición de libros de texto de las escuelas oficiales y a editar obras de cultura general como La Ilíada y la Odisea, Las Tragedias de Esquilo y Sófocles, Platón, La Divina Comedia, El Quijote y otros. (Martínez, s/f).

Unos diez años después, el gobierno cardenista redobló el esfuerzo a favor de la lectura popular. El plan sexenal estipuló que la nueva escuela socialista debería estar al servicio del obrero y el campesino. Su objetivo fue continuar con el combate al analfabetismo que afectaba aún al 59.26 % de la población mayor de 10 años. A pesar del esfuerzo gubernamental, los libros de texto siguieron siendo inaccesibles para la mayor parte de los niños mexicanos.

A finales de la década de los cincuenta, en el contexto del crecimiento económico denominado Milagro Mexicano y tras los esfuerzos por la federalización de la educación en que surgieron los libros de texto gratuitos. La reforma educativa llevada a cabo por Adolfo López Mateos (1958-1964) con el Plan Nacional para el Desarrollo y el Mejoramiento de la enseñanza primaria buscaba garantizar a todos los niños del país la educación primaria obligatoria y gratuita. Para ello se contempló la elaboración y la entrega gratuita de los libros de texto.

En la actualidad, el libro de texto forma parte del material didáctico del que dispone el maestro. Ciertamente, no representa el único instrumento del que el profesor echa mano, pero definitivamente sí representaba su auxiliar más fiel e incondicional.

EL PIZARRÓN

Cuando escucho la palabra pizarrón, llega a mi memoria un rectángulo negro al frente de un salón de clases de aquella escuela rural en donde el mobiliario se reducía a una mesa, una silla, y una docena de mesabancos desvencijados. Una fila estaba compuesta por seis bancas ocupadas por la docena de estudiantes de segundo grado y la otra era destinada para los alumnos de primero. El pizarrón era simplemente un pedazo de pared, con un aplanado especial para que por él se deslizara la tiza y dejará los trazos que el profesor llamaba letras y que hoy entiendo, tienen relación con un fonema.

Difícil me resulta imaginarme otras circunstancias todavía más marginales a las que experimenté en mis primeros años escolares. Huerta (2016), explica que debido a que el papel y lápiz eran productos poco comunes hasta antes del siglo XIX, los estudiantes utilizaban pizarras de porcelana o de madera pintadas de negro para realizar sus tareas escolares. Los

A menudo los maestros tenían que escribir en dichas pizarras la tarea de cada estudiante. Los indicios dicen que fue James Pillans, profesor de la escuela Superior de Edimburgo, quien en 1840 tomó una de las pizarritas individuales de sus alumnos y la colocó en la pared para que todos pudieran entender mejor lo que estaba explicando. En realidad, resulta intrascendente, determinar quién y en dónde fue la primera vez que se usó una pizarra para enseñar una lección, ante la evidencia del uso que se le ha dado con el transcurrir de los años.

En las películas, es frecuente ver ante el pizarrón y con tiza en mano a los genios resolviendo complicadas y enormes operaciones matemáticas para al final, llegar a felices términos y descubrir el número o signo que impedía encontrar la solución al intríngulis.  Esos genios usan hoy pizarrones blancos, pues sin duda, estas herramientas siguen siendo muy útiles en entornos de grupo para la presentación de la información, para tomar notas o bien para preservar los conceptos surgidos durante las sesiones de lluvia de ideas.

De los pizarrones negros se pasó a los verdes, pues el color era más amigable y las tachaduras eran apenas perceptibles. Fue en 1950, cuando el  fotógrafo coreano Martin Heit se dio cuenta de que podría borrar las marcas de plumón de los negativos, por lo que se le ocurrió crear un tablero hecho de este material para anotar recados. Se preparó para presentar su invento, pero el lugar donde lo desarrollaba se incendió y se vio obligado a vender su idea a una compañía que contaba con el capital suficiente para desarrollar los prototipos, quienes le dieron un giro al producto e irrumpieron en las aulas con una pizarra blanca. El producto obtuvo popularidad hasta 1990, cuando se empezaron a difundir ciertos efectos negativos en la salud de los maestros y niños debido al uso de la tiza.

Para el año 2000, en los países desarrollados comenzó a usarse el pizarrón digital, a la par, diversas marcas de desarrollo tecnológico dieron inicio a plataformas computacionales que hicieron de un pizarrón blanco una pantalla interactiva escolar. De modo tal, que hoy, podemos ver y participar en una clase, una reunión o una desde distintos puntos del mundo, en tiempo real.

En la actualidad los estudiantes están tan familiarizados con el uso de pantallas de video y presentaciones que los pizarrones de tiza les parecen una pieza de museo. Sin embargo, no hay nada más rápido, más fiable y de bajo costo para capturar y transmitir información entre un grupo de personas. Por lo cual, se puede concluir que, desde mediados del siglo XIX, el pizarrón es una tecnología asociada a la educación e imprescindible en el salón de clases.

LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN

La globalización que experimenta el mundo contemporáneo tiene una de sus manifestaciones más relevantes en las denominadas Tecnologías de la Información y Comunicación, herramientas que han facilitado la interconexión entre las personas e instituciones a nivel mundial, eliminando barreras espaciales y temporales.

Se denominan Tecnologías de la Información y la Comunicación al conjunto de tecnologías que permiten la adquisición, producción, almacenamiento, tratamiento, comunicación, registro y presentación de informaciones, en forma de voz, imágenes y datos, contenidos en señales de naturaleza acústica, óptica o electromagnética.

El elemento más representativo de las nuevas tecnologías es sin duda el ordenador y más específicamente, Internet. Como indican diferentes autores, Internet supone un salto cualitativo de gran magnitud, cambiando y redefiniendo los modos de conocer y relacionarse del hombre. (Belloch, s/f).

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación, como lo expresa Arbeláez (2014), han permeado los ámbitos profesionales y educativos para facilitar nuestros desempeños en varias áreas:

  • La tiene que ver con el acceso a la información.
  • La relacionada con el procesamiento de datos.
  • La de la comunicación inmediata para difundir información o para contactar con cualquier persona en el mundo.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación posibilitan la concurrencia de muchas personas para el logro de un propósito sin que ésta deban concurrir en el mismo espacio y tiempo. Es tal su impacto que cada vez más estudiantes cursan sus estudios sin haber asistido a un centro educativo.

Al pensar sobre la relación entre tecnología y educación, vale la pena destacar que este vínculo involucra la presencia de dispositivos técnicos resultantes de los desarrollos de las comunicaciones. Sin embargo, al reflexionar sobre la tecnología como proceso social deben tenerse en cuenta al menos tres vertientes enlazadas entre sí:

  • La comprensión de la educación en sí misma como un dispositivo tecnológico que posibilita la socialización, la formación y la reproducción de determinados tipos humanos.
  • El cambio en las alternativas tecnológicas en educación en la era de la tecnociencia y la transición tecnológica.
  • Las tecnologías, entendidas como medios, procesos y artefactos creados a partir de los avances científicos y técnicos, que se introducen en los procesos educativos. (González, 2018).

Estas nuevas tecnologías ofrecen una oportunidad invaluable para expandir la enseñanza y promover el aprendizaje al romper las fronteras que la educación formal impone; abre las puertas para llegar a tener contacto con culturas diferentes; posibilita el diálogo con otros otras personas que forman parte de la sociedad.

Las nuevas tecnologías permiten el traslado del conocimiento a lugares insospechados, a todos los individuos interesados en obtenerlo. Recordemos que la educación tiende a humanizar a la persona, de esta manera, la tecnología debe concebirse como un ordenamiento de los elementos que la naturaleza ofrece para mejorar la calidad de vida de los seres humanos .*

Hemos aprendido de las grandes revoluciones tecnológicas que los nuevos inventos han servido para solucionar muchos problemas que aquejan a la humanidad. Lo ideal sería que las nuevas tecnologías estuviesen siempre guiadas hacia la humanización de la persona, como sucede con las usadas con fines educativos, sin embargo, habrá que aceptar que otras satisfacen las necesidades generadas por la sociedad del consumo y del placer.

La institución educativa debe plantearse el uso de la tecnología como instrumento para el adelanto no solo de sí misma, sino también de las ciencias humanas y en consecuencia de la humanización del hombre. La escuela debe procurar el uso de la tecnología para apropiarse del conocimiento, concebirla como una herramienta que permita aprendizajes significativos. Superar el uso de la máquina para explorar las mil y una posibilidades que ésta ofrece y así hacer viables y tangibles muchas de las utopías que durante siglos se ha hecho la humanidad.

REFERENCIAS

Belloch, C. (s.f.). Las tecnologías de la información y la comunicación (T.I.C). Recuperado el 8 de octubre de 2018, de https://www.uv.es/~bellochc/pdf/pwtic1.pdf

González, Á. (2018). ¿Qué relación hay entre la tecnología y la educación? Recuperado el 7 de octubre de 2018, de http://stellae.usc.es/red/blog/view/167522/relacion-tecnologia-educacion

González, Á. (2018). Relación tecnología-educación. Recuperado el 8 de octubre de 2018, de http://stellae.usc.es/red/blog/view/167522/relacion-tecnologia-educacion

Huerta, J. (29 de noviembre de 2016). Una piedra que se convirtió en pizarrón. Recuperado el 7 de octubre de 2018, de http://www.unioncancun.mx/articulo/2016/11/29/educacion/la-interesante-historia-del-pizarron-escolar

Luhmann, N. (enero de 2002). Estudios sociológicos. Recuperado el 8 de octubre de 2018, de http://www.redalyc.org/pdf/598/59805801.pdf.

Martínez, L. (s.f.). Los libros de texto en el tiempo. Recuperado el 8 de octubre de 2018, de http://biblioweb.tic.unam.mx/diccionario/htm/articulos/sec_29.htm

Megaoffice. (27 de agosto de 2013). De la pizarra al pintarrón. Recuperado el 8 de octubre de 2018, de La historia del pizarrón: http://megaofficeve.blogspot.com/2013/08/la-historia-del-pizarron.html

Revilla, M. (2017). Valores y usos de la información. En D. Mendoza, Las tecnologías de la información y la comunicación. Una exploración en sus usos cotidianos. México: UNAM, FES Acatlán. Recuperado el 8 de octubre de 2018

Valencia, U. d. (11 de marzo de 2016). la invención de la imprenta y su impacto en la historia. Recuperado el 7 de octubre de 2018, de https://www.uv.es/uvweb/master-historia-formacion-mundo-occidental/es/master-historia-formacion-del-mundo-occidental/invencion-imprenta-impacto-historia-1285932066992/GasetaRecerca.html?d=Desktop&id=1285961209839

Viloria, C. (22 de junio de 2017). Educación y tecnología: una relación en doble vía. Recuperado el 7 de octubre de 2018, de https://colombiadigital.net/opinion/columnistas/desde-afuera/item/9799-educacion-y-tecnologia-relacion-en-doble-via.html

* Paulo Freire en su obra Concientización: teoría y práctica de la liberación (1974) afirma que “para ser un instrumento válido, la educación debe ayudar al hombre, a partir de todo lo que constituye su vida, a llegar a ser sujeto”.

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