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LA ADICCIÓN A LAS REDES SOCIALES

 

Por Yessica Trujillo González

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Por Yessica Trujillo González

Las tecnologías de la información y las comunicaciones han generado en las últimas décadas cambios e innovaciones en la sociedad gracias a su interactividad, entre las cuales encontramos el Internet, mismas que han influido sobre todo en los jóvenes, ya que las han incorporado habitualmente para su formación, socialización y entretenimiento. (Jasso, 2017)

El Internet como nueva tecnología fue pensada para el beneficio de la sociedad y aunque posee ventajas, también conlleva a una problemática de carácter psicosocial. El desarrollo tecnológico y el contexto cibernético contemporáneo han trasformado al internet en un fenómeno mundial de alta relevancia para la sociedad. El internet como herramienta facilita diversas actividades como el ocio, el entretenimiento, la comunicación interpersonal, la creación de nuevos círculos sociales y el desarrollo laboral. (Fandiño, 2015)

Entre los últimos desarrollos de Internet se incluyen las llamadas redes sociales, entre ellas Instagram, Facebook, Twitter o WhatsApp. Su objetivo es crear un espacio en el que las personas registradas puedan comunicarse, compartir opiniones, emociones o experiencias y en suma interactuar. Las redes sociales son espacios virtuales creados para las relaciones interpersonales, pero habitualmente operan como medios para articular relaciones reales, o al menos se orientan con esa expectativa. (Echeburúa, 2012)

Una red social es una estructura formada por personas que están interconectadas por el internet por diferentes tipos de vínculos (afectivos, familiares, laborales, sexuales, de amistad, etc.). Estas redes constituyes un grupo dinámico, en continua evolución y en general abierto a nuevas incorporaciones, lo que facilita acceder de forma sencilla al contacto con personas desconocidas.

Las redes sociales facilitan muchos modos de socialización: desde intercambio de mensajes en texto hasta el intercambio de fotos y videos. Todas las características que hacen atractivas a las redes sociales son particularmente valoradas por los usuarios más jóvenes que buscan reconocimiento y popularidad. Además, las redes sociales como Facebook proporcionan una vía para los adultos jóvenes para expresarse e interactuar entre ellos. A ello debe agregarse la gran afinidad, casi natural, entre los jóvenes y las nuevas tecnologías. Todo ello implica un riesgo mayor para el desarrollo de una adicción a las redes sociales en el caso de los adolescentes y adultos jóvenes. (Araujo, 2016)

Adicción a las redes sociales y al Internet

El termino adicción se refiere normalmente al uso excesivo de elementos químicos e invasivos para el organismo como alcohol, tabaco o drogas, pero también existen las adicciones no químicas o psicológicas asociadas a conductas relacionadas con el juego, la comida, el sexo, el trabajo, el internet o las redes sociales y que son practicadas de manera atípica.

 Cualquier conducta normal placentera es susceptible de convertirse en un comportamiento psicológicamente adictivo. De hecho, se podrían hacer usos anormales de una conducta en función de su intensidad, la frecuencia, el grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales y laborales de las personas implicadas. Además, los componentes fundamentales de los trastornos adictivos a nivel psicológico se manifiestan a través de la pérdida de control y la dependencia.

Estar enganchado al Internet puede actuar como una droga estimulante que produce cambios fisiológicos en el cerebro que implican el aumento de la dopamina y de otros neurotransmisores vinculados al circuito del placer. El uso de estos dispositivos sirve para alterar nuestro estado de ánimo y la conciencia y, por tanto, puede producir un “subidón” similar al generado por la cocaína. Para algunas personas, el abuso de Internet y las redes sociales es tal que su privación puede causarles síntomas de abstinencia, como per ejemplo, un humor depresivo, irritabilidad, inquietud psicomotriz, deterioro en la concentración y trastornos del sueño. Llegados a este punto, las personas sienten la necesidad imperiosa de engancharse a la red social a costa de lo que sea. (Echeburúa, 2012)

Factores de riesgo

Los adolescentes constituyen un grupo de riesgo, porque pueden mostrar conductas de rebeldía antes los padres, tienden a buscar sensaciones nuevas y emociones fuertes y son los que mas se conectan a internet, además de que son los que más familiarizados están con las nuevas tecnologías.

Los factores de riesgo pueden ser personales, familiares o sociales o una combinación de varios de ellos.

  • Factores personales

En algunos casos hay ciertas características de personalidad o estados emocionales que afectan la vulnerabilidad psicológica como: la impulsividad, la disforia, la búsqueda exagerada de emociones fuertes, mostrar transgresión a las normas y llevar a cabo actividades prohibidas. Muchas veces la adicción subyace un problema de personalidad (timidez excesiva, bajo autoestima o rechazo a la imagen corporal), a su vez los problemas psiquiátricos previos (depresión, hiperactividad o fobia social), aumentan el riesgo de engancharse.

Otras veces se trata de personas que muestran una insatisfacción personal con su vida o que carecen de efecto consistente y que intentan compensar esas carencias con drogas, alcohol o diversos tipos de conductas (compras, juegos, internet o redes sociales). De esta forma, Internet, las redes sociales o los aparatos de última generación pueden actuar como una prótesis tecnológica.

  • Factores familiares

Ciertos entornos familiares no resultan propicios para la adquisición de pautas de conducta sanas y socialmente adaptadas, por ejemplo, los entornos familiares rígidos, caracterizados por un estilo educativo autoritario, propician el desarrollo de hijos dependientes, irresponsables o rebeldes, que pueden actuar en oposición a las normas de los padres y guardar sentimientos de rabia y rencor hacia ellos.

 

A su vez, un entorno familiar permisivo o desestructurado, con normas inexistentes o inconsistentes y con falta de coherencia entre el modelo paterno y el materno, no ayuda al establecimiento de un repertorio de conductas saludables y de un autocontrol adecuado en el adolescente ni ofrece un apoyo emocional apropiado. Al no haber interiorizado los límites necesarios, muchos de los hijos crecidos en este ambiente pueden resultar egocéntricos, caprichosos e impulsivos.

 

  • Factores sociales

 

El aislamiento social o las relaciones con un grupo de personas que abusan de las nuevas tecnologías pueden incitar al adolescente a engancharse a Internet o a las redes sociales. Esta tendencia a dejarse influir por el entorno o a compensar en el mundo virtual las carencias del mundo real se intensifica cuando el entorno familiar está poco cohesionado y no consigue modular los impulsos del adolescente.

 

Estrategias preventivas en el medio educativo y en el ámbito familiar

 

Una prevención eficaz debe ir más allá de la simple información, ya que ésta, por sí misma, no cambia actitudes ni comportamientos. Por ello, es necesario que el proceso informativo vaya acompañado de actuaciones sobre la salud y el bienestar personal, la mejora de la autoestima, la toma de decisiones y la resolución de problemas, el afrontamiento de la presión social y la regulación de las emociones negativas, así como sobre las habilidades sociales y de comunicación. Así mismo, resulta del todo necesario incidir sobre la educación en valores y las alternativas para el ocio.

 

Los padres y educadores deben ayudar a los adolescentes a desarrollar la habilidad de la comunicación cara a cara, lo que, entre otras cosas, supone: 

 

  1. Limitar el uso de dispositivos tecnológicos y pactar las horas de uso del ordenador. Así, por ejemplo, una buena estrategia es fijar un horario limitado para leer y responder correos electrónicos o conectarse a Internet.
  2. Facilitar la relación social cara a cara con otras personas.
  3. Potenciar aficiones tales como la lectura, el cine y otras actividades culturales.
  4. Estimular el deporte y las actividades en equipo.
  5. Desarrollar actividades grupales, por ejemplo, las vinculadas al voluntariado.
  6. Fomentar la comunicación y el diálogo en la propia familia.

 

Si un adolescente da muestras de una dependencia de Internet o de las redes sociales, es importante ayudarle en la solución de los problemas planteados como causa o consecuencia de la adicción y en el cambio del estilo de vida. A veces, el abuso de las redes sociales puede ser el humo (síntomas visibles) que anuncia la existencia de un fuego oculto (problemas no resueltos). Por ello, hay que abordar la dependencia con una perspectiva amplia y ofrecer las soluciones adecuadas en cada caso y en cada circunstancia.

 

REFERENCIAS

 

Jasso M.J, López R.F, Díaz L.R. (2017). Conducta adictiva a las redes sociales y su relación con el uso problemático del móvil. Acta de investigación Psicológica. Disponible en: http://www.psicologia.unam.mx/documentos/pdf/actas_ip/2017/11_AIPPRR_Conducta_adictiva_a_las_redes_sociales.pdf

 

Rojas J., Henríquez F. Sanhueza F, Núñez P, Inostroza E, Solís A, Contreras D. (2018). Adicción a Internet y uso de redes sociales en adolescentes: una revisión. Revista Española de Drogodependencias. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/329844658_Adiccion_a_Internet_y_uso_de_redes_sociales_en_adolescentes_una_revision

 

Echeburúa E, Requesens A. (2012). Adicción a las redes sociales y nuevas tecnologías en niños y adolescentes. Ediciones Pirámide.

 

Fandiño L. J. (2015). Adicción a Internet fundamentos teóricos y conceptuales. Psicología Científica. Disponible en: https://www.psicologiacientifica.com/adiccion-internet-fundamentos-teoricos-conceptuales/

 

Araujo R. E. (2016). Indicadores de adicciones a las redes sociales en universitarios de Lima. Revista Digital de Investigación en Docencia Universitaria. Disponible en: http://www.scielo.org.pe/pdf/ridu/v10n2/a05v10n2.pdf

Diplomado en Terapia de Lenguaje

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