El juego como motor del lenguaje: una vía natural para aprender a comunicarse

 

Por OROZCO SALCEDO JAIRO

Por OROZCO SALCEDO JAIRO

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Desde tiempos ancestrales, el juego ha sido una forma esencial de explorar el mundo. En la infancia, más que una simple actividad recreativa, el juego constituye un pilar fundamental en el desarrollo integral del niño. Entre sus múltiples beneficios, destaca su poderosa influencia en el desarrollo del lenguaje, ya que permite a los niños experimentar, practicar e interiorizar estructuras comunicativas en un contexto significativo y afectivo.

 

Según Vygotsky (1978), el juego simbólico no solo refleja lo que el niño ya sabe, sino que crea nuevas zonas de desarrollo potencial al permitirle asumir roles, organizar el pensamiento y utilizar el lenguaje como medio para estructurar la experiencia. En otras palabras, cuando los niños juegan, no solo repiten palabras: las usan para negociar, expresar deseos, narrar historias y resolver problemas, lo que fortalece tanto el lenguaje expresivo como el receptivo.

 

Por su parte, Piaget (1962) reconocía el juego como una forma natural de asimilación del entorno, donde el lenguaje cumple una función instrumental para construir conocimiento y socializar con otros. Juegos de roles, cuentos dramatizados, canciones, rimas y actividades lúdicas son estímulos potentes que no solo enriquecen el vocabulario infantil, sino que también desarrollan habilidades lingüísticas más complejas como la pragmática, la sintaxis y la narración.

 

En este artículo se explorará cómo diferentes tipos de juegos contribuyen al desarrollo del lenguaje en la infancia y por qué fomentarlos desde edades tempranas es clave para un crecimiento cognitivo y comunicativo saludable.

 

Desarrollo

El juego, como actividad espontánea y placentera, constituye un escenario ideal para el desarrollo del lenguaje, ya que permite al niño expresarse, interactuar y crear significados dentro de contextos reales o imaginarios. Este proceso ocurre de manera natural y motivada, lo cual favorece la adquisición y uso funcional del lenguaje en diversas situaciones.

  1. El juego simbólico y el lenguaje

El juego simbólico —cuando los niños imitan roles o situaciones cotidianas— es una de las formas más potentes de estimulación lingüística. En este tipo de juego, los niños simulan ser médicos, maestros, padres, animales o personajes ficticios, y al hacerlo deben organizar sus ideas, usar expresiones específicas y asumir turnos de habla. Según Vygotsky (1978), este tipo de juego promueve la autorregulación y el uso intencional del lenguaje, al tiempo que permite la interiorización de normas sociales y estructuras lingüísticas.

 

Bruner (1983) también señala que, en los juegos de simulación, los niños utilizan el lenguaje no solo para describir, sino también para construir realidades compartidas con otros, lo que fortalece la interacción social y el pensamiento narrativo.

  1. Juegos de reglas y habilidades comunicativas

Además del juego simbólico, los juegos con reglas —como juegos de mesa o dinámicas en grupo— también fomentan el desarrollo del lenguaje. Estos juegos requieren que el niño escuche instrucciones, formule preguntas, negocie turnos y resuelva conflictos verbales, lo cual contribuye al desarrollo de habilidades pragmáticas del lenguaje. Según Bishop y Adams (1990), la capacidad de comprender y respetar las reglas del lenguaje conversacional (como el uso de turnos o la coherencia temática) se fortalece mediante este tipo de experiencias lúdicas.

  1. El valor de la narración en el juego

Los cuentos dramatizados, los títeres y las historias inventadas durante el juego estimulan la narrativa infantil. Estas actividades permiten que el niño ordene secuencias, utilice conectores lógicos, describa emociones y utilice distintos tiempos verbales. El desarrollo narrativo, además de ser un componente importante del lenguaje, se asocia con el éxito posterior en la alfabetización (Snow, Tabors & Dickinson, 2001).

  1. Lenguaje y juego en contextos naturales

El lenguaje también se enriquece cuando el juego ocurre en contextos cotidianos: al jugar con masa, bloques, muñecos o en el parque. La interacción con adultos o pares en estas situaciones permite introducir nuevo vocabulario, enriquecer estructuras gramaticales y fortalecer la comprensión verbal. De acuerdo con Whitehurst y Lonigan (1998), las interacciones significativas y repetidas en el juego libre son oportunidades clave para modelar y expandir el lenguaje infantil.

Conclusión

El juego no solo es un derecho de la infancia, sino también una herramienta esencial para el desarrollo del lenguaje. A través del juego simbólico, los juegos con reglas, las narraciones y las interacciones espontáneas, los niños practican y perfeccionan habilidades lingüísticas fundamentales como el vocabulario, la gramática, la coherencia narrativa y la pragmática. Estas experiencias lúdicas les permiten usar el lenguaje de manera funcional, creativa y contextualizada, lo que fortalece no solo la comunicación, sino también el pensamiento, la socialización y la comprensión del mundo.

 

Promover el juego en contextos educativos y familiares no debería verse como un complemento, sino como una estrategia central para favorecer un desarrollo lingüístico saludable y significativo. Tal como afirman Hirsh-Pasek y Golinkoff (2003), “el juego proporciona un entorno rico en lenguaje, emocionalmente positivo, y cognitivamente desafiante, donde los niños aprenden sin siquiera saber que están aprendiendo”.

En este sentido, invertir tiempo y recursos en fomentar el juego en la infancia es, también, invertir en el lenguaje, en el pensamiento y en el futuro de los niños.

 

 

Referencias

Bishop, D. V. M., & Adams, C. (1990). A prospective study of the relationship between specific language impairment, phonological disorders and reading retardation. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 31(7), 1027–1050.

Bruner, J. (1983). Child’s Talk: Learning to Use Language. Oxford University Press.

Hirsh-Pasek, K., & Golinkoff, R. M. (2003). Einstein never used flashcards: How our children really learn—and why they need to play more and memorize less. Rodale Books.

Piaget, J. (1962). Play, Dreams and Imitation in Childhood. Norton.

Snow, C. E., Tabors, P. O., & Dickinson, D. K. (2001). Beginning literacy with language: Young children learning at home and school. Paul H Brookes Publishing.

Vygotsky, L. S. (1978). Mind in Society: The Development of Higher Psychological Processes. Harvard University Press.

Whitehurst, G. J., & Lonigan, C. J. (1998). Child development and emergent literacy. Child Development, 69(3), 848–872.

Diplomado en terapia infantil

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