Hablemos de sexualidad

Hablemos de sexualidad

Nicte-ha Álvarez Espinosa de los Monteros

 

Hablar de temas como la sexualidad con los niños no es sencillo para la mayoría de los adultos debido a la educación y sistemas de creencias represivos. Un error frecuente que cometemos los padres, madres, maestros y adultos a cargo de transmitir esta información, es hablar de “sexo” y no de sexualidad con los niños y/o adolescentes.

A los niños pequeños que se encuentran en la primera infancia (alrededor de los 0-6 años) se les prefiere prohibir el contacto con temas de índole sexual, en las escuelas a partir de 5° de primaria se enfocan en impartir clases de biología que abarcan la parte fisiológica de la sexualidad, sin embargo, en que momento hablamos de los sentimientos, las relaciones personales, la asertividad, los valores, el autoconocimiento y la autoestima, todos estos involucrados en un concepto más amplio que el de la genitalidad, llamado sexo.

Para diferenciar entre si estamos hablando de sexo o de sexualidad con nuestros niños y adolescentes, aclaremos cada uno, sexo se refiere a las diferencias sexuales físicas de cada género  ya sea hombre o mujer, por otro lado la sexualidad además de la parte biológica del ser humano comprende “no solo algo que tenemos sino algo que somos, es la forma en que cada cual expresa, disfruta, comunica, siente, da y recibe placer con la palabra y los cinco sentidos de su cuerpo” (Hernández  y  Jaramillo, 2006).

Por lo tanto, al educar en sexualidad no basta con informar sobre los órganos sexuales o incluso con hablar de métodos anticonceptivos, embarazos y enfermedades de transmisión sexual desde una perspectiva técnica.

La sexualidad es parte fundamental del ser humano desde su concepción, es necesario que los niños desarrollen habilidades que les permitan ejercer su sexualidad en un futuro de forma libre y responsable.

Para educar niños sexualmente sanos lo mejor es empezar desde su llegada al mundo como menciona De la Cruz (2011), haciéndoles sentir queridos a través de nuestros cuidados para que aprendan a aceptarse, la autoestima es pieza clave en el desarrollo de la sexualidad, lo primero es empezar por querernos y aceptarnos.

Recomienda De la Cruz, no inventar historias y hablar con la verdad de forma sencilla y sincera para educar uno mismo a los hijos y que no lo aprendan de fuera, tal vez con información errónea.

Enseñar a los niños los nombres correctos de sus genitales y no sobrenombres como “cola o pipi” que normalmente son utilizados por los adultos ante la incapacidad de abordar su propia sexualidad.

La asertividad, entendida como la habilidad de expresar de manera acertada nuestras emociones, está ligada a una autoestima positiva y sería importante incluirla en los programas de educación sexual, ya que se demostró su influencia en la sexualidad en un estudio realizado en la Universidad de Granada en España en 2010 donde se concluyó que la asertividad sexual[1] tiene relación directa con una visión positiva de la sexualidad humana, así como con la disminución del abuso sexual y la victimización.

Como podríamos dejar de lado una educación sexual que no integre el desarrollo de la autoestima y el asertividad cuando influyen directamente en cómo se experimenta la sexualidad.

Así que hablamos de sexualidad desde cómo nos relacionamos con las personas, el ejemplo que damos cada día a los niños va formando en ellos el concepto de pareja, del rol de hombre y mujer, de cómo vincularnos, el cómo resolvemos los problemas y experimentamos nuestras relaciones.

La sexualidad se educa desde que sabemos si tendremos un niño o una niña, que le compramos, que fantaseamos y sobre todo que expectativas tenemos, a los niños los estamos educando desde que les permitimos sentir su cuerpo, experimentar sus sensaciones, aceptarlas y expresarlas adecuadamente.

Cuando a mi hijo o hija no le gusta algo y lo respetamos dejando que lo externalice de la manera adecuada, le enseñamos a ser asertivo, cuando permitimos que nuestros hijos se valgan por sí mismos y no los sobreprotegemos, experimentan el orgullo, se sienten fuertes y desarrollamos su autoestima.

Igualmente, cuando dejamos que rían, corran y jueguen se preparan para el placer sexual.

Como hemos visto educar en la sexualidad es algo que hacemos todo el tiempo, a veces sin darnos cuenta. La sexualidad no se enseña en una plática vergonzosa cuando llegamos a la pubertad o adolescencia donde explicamos los cambios naturales del cuerpo, siendo que muchas veces incluso nuestro cuerpo ya empezó a cambiar desde hace unos años o sobre temas como métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual y embarazo. La información clara y verídica es fundamental en la educación sexual sin embargo de poco nos servirá si no hemos fomentado herramientas desde la niñez.

Antes que nada, lo ideal sería fomentar la comunicación con nuestros hijos o alumnos, un canal de comunicación abierta y de confianza facilitaría de entrada hablar de temas como la sexualidad.

Otro tema que sería importante no dejar de lado en cuanto a hablar de sexualidad es la relación de existe entre el proyecto de vida y el embarazo adolescente, se ha comprobado sobre todo en los estratos sociales medios que la falta de expectativas a futuro se encuentra ligada a los embarazos tempranos, así que sería importante también educar a las niñas a tener metas y a vivirse en todas sus áreas de oportunidad, ampliar su mirada. (Stern, 1995).

La responsabilidad es un valor que consideraría de los más importantes en el ejercicio de la sexualidad, me es difícil imaginar que un adolescente que no se le enseño a ser responsable tome la decisión de usar un condón en una relación sexual a pesar de tener la información correcta, o que una mujer tome la iniciativa de usar un condón o rechazar una actividad sexual que no desea si no cuenta con asertividad.

Estas herramientas que influyen en una sexualidad sana y responsable se pueden desarrollar diariamente desde edades tempranas en la vida cotidiana, no es necesario hablar directamente de sexo, como genitalidad, para educarnos en la sexualidad, que comprende más allá de lo biológico, valores, relaciones y herramientas que se irán formando durante la vida para entender la sexualidad humana.

De la Cruz, C. 2011. No le cuentes Cuentos. CEAPA. Madrid.

Bibliografía

De la Cruz, C. 2011. No le cuentes Cuentos. Ceapa, Madrid.

Hernández, G.; Jaramillo, G. 2006. La educación sexual de niñas y niños de 6 a 12 años. CIDE. Madrid.

Santos, P.; Sierra, J. 2010. El papel de la asertividad sexual en la sexualidad humana: una revisión sistemática. Universidad de Granada, España. Vol. 10. N° 3, pág. 553-577.

Stern, C. 1995. Embarazo Adolescente. Demos. 11-12. Recuperado de http:// revistas.unam.mx

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