Había una vez…
(El poder de la influencia de la lectura)
Elena es la mamá de Gael, un bebé de 6 meses, ella está leyendo el cuento del oso Guille, mientras va leyendo su bebé responde “bo” a lo que ella replica “bo- bo”; y prosigue con la lectura; el bebé interactúa con un “da” y ella afirma “así es Gaelitito, ¿viste que bonito?” y continúan hasta llegar a “colorín colorado este cuento se ha acabado”
En un estudio publicado en el 2014, Gros-Louis y otros investigadores de la Universidad de Indiana encontraron que las mamás que entablan conversación de forma consciente con los balbuceos de sus hijos de 8 meses podían acelerar la vocalización y el aprendizaje de la lengua de sus hijos.
Años después, profundizando en el tema descubrieron que las madres que responden a sus bebés de 12 meses, mientras les leen un libro, potencian el desarrollo de la lengua. Imitar sus sonidos, o ampliarlos, es la forma más habitual de conversación que se establece. La interacción, no sólo el sonido de las palabras leídas, es la clave para el desarrollo del lenguaje durante la lectura.
Lo asombroso de todo esto; es que este tipo de respuestas se intensifican tanto por parte del bebé como por parte de la mamá durante la lectura; más que en otro tipo de actividades ya sea jugar con juguetes o la manipulación de títeres.
La lectura de cuentos con los bebés, hace que estos vayan desarrollando la atención, la capacidad de compresión, la empatía, la compresión de expresiones faciales, la adquisición y ampliación de vocabulario y fomentan el placer por la lectura desde temprana edad, a parte de la carga afectiva que lleva esta actividad si se hace entre las figuras de apego y el niño.
Ahondemos un poco en el vínculo afectivo. Cuando los papás, abuelos o tíos cuentan un cuento a los niños, normalmente las distancias físicas se acortan, existe una cercanía, cogen al niño en su regazo o se ponen a su lado, es un momento en el que el niño se siente el centro del universo y esto es muy positivo, sobre todo cuando tienen hermanos y tienen que compartir el cariño de los padres. De esta forma, se afianza la relación entre las figuras familiares y el niño y también sentara las bases para futuras vinculaciones afectivas en la sociedad.
La lectura de un cuento a un niño tomara menos de 10 minutos y se va narrando de forma muy sencilla, inclusive se puede modificar el texto original incluido en el cuento, se utilizara inflexiones y diferentes tonos de voz según vaya presentándose diversos personajes o situaciones, lo más expresivo posible, para generar una mayor atención del niño, se podrán también señalar los dibujos y permitir que sean tocados, utilizando onomatopeyas, sonidos y gestos. De preferencia, hay que usar cuentos grandes con dibujos y letras de gran tamaño y de colores. Ni siquiera es necesario terminar de leer todo el cuento.
La lectura de cuentos mejorara las habilidades comunicativas. Adicionalmente se le estará enseñando sobre historia, números, letras, colores y formas, y brindándole información acerca del mundo que lo rodea. Para cuando tenga un año de edad, el bebé habrá desarrollado todos los sonidos que necesita para hablar su idioma nativo. Cuantas más palabras escuche, mejor hablará. La repetición es algo positivo ya que le ayudara a mejorar sus habilidades lingüísticas.
Algunas posturas sugieren la posibilidad de leer al bebé el tema que uno desee, desde una revista de interés hasta un libro, ya que lo en realidad importa es que escuche nuestra voz. Lo que interesa es que el niño está creando conexiones entre aquello que más ama (la compañía paterna o materna y el sonido de la voz) y los libros. Esto le enseña que leer es algo muy agradable e importante.
Como ya hemos visto, la interacción es la clave así que es mejor evitar los libros grabados en audio, o los que se leen en computadoras, televisión o radio.
Según Eveline Carsman editora de Children Review Newsletter , “sentar a un bebé delante de una máquina es algo que lo aísla” . En su opinión, los programas televisivos para niños no tienen ninguna cualidad que compense el tiempo que los niños permanecen solos mirándolos. Ni siquiera los programas educativos son tan enriquecedores como jugar a un juego, o descubrir cómo funciona un juguete o escuchar un cuento.
Si aún todo esto no es suficiente razón para empezar un programa de lectura con nuestros niños, la universidad de Nueva York realizo un estudio a través de imágenes de resonancia magnética donde se demostró que una mayor exposición a la lectura en el hogar está fuertemente asociada con la activación de las áreas cerebrales que impulsan el procesamiento semántico (encontrar significado en el lenguaje). Estas áreas resultan críticas para el procesamiento del lenguaje oral y la comprensión lectora.
La otra área activada es la que propicia la imaginería mental (la formación de imágenes mentales) lo que sugiere que la visualización juega un papel clave en la comprensión de las historias y en la preparación para la lectura. «Esto se vuelve cada vez más importante, ya que los niños pasan de libros con dibujos a libros sin ilustraciones, en los que deben imaginar lo que está pasando en el texto.
Esto es particularmente útil en niños que viven en núcleos familiares sin recursos económicos ya que el estar expuesto a la lectura les ayudaría a estar mejor preparados para comenzar las clases en el colegio.
https://espanol.babycenter.com/a7700002/leerle-a-tu-beb%C3%A9 Marzo 2015
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