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El escenario: la familia y la escuela

 

Por Mtra. Michelle Soto Paredes

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Por Mtra. Michelle Soto Paredes

Resumen

El fenómeno personal y social que implica el aprendizaje, se encuentra fuertemente ligado de forma reiterada a las distintas áreas de la vida en donde este se promueve, manifiesta y evalúa, no obstante, siempre existirán dos escenarios que perdurarán como principales responsables del desarrollo y aprendizaje del ser humano, la familia y la escuela.

Palabras clave: aprendizaje, desarrollo, familia, escuela.

The personal and social phenomenon that learning implies is strongly linked repeatedly to the different areas of life where it is promoted, manifested and evaluated, however, there will always be two scenarios that will endure as the main responsible for development and learning, of the human being, the family and the school.

Key words: learning, development, family, school.

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           La familia, como primer encuentro para el niño con el mundo, no es solo es responsable de engendrarlo y traerlo a la vida, sino también de presentarlo en la misma, de ponerlo en contacto con ella y así con los diferentes contextos que la conforman y facilitar sus primeras interacciones con el entorno, estando por demás evidente, que ellos serán los responsables de guiar cada uno de los primeros encuentros  con el ambiente, siendo la mayoría de las respuestas del niño, el resultado de los aprendizajes trasmitidos por el seno familiar.

            Si bien, desde  los inicios de la vida en la tierra, la familia ha sido el principal referente de educación y crianza para el individuo, también es cierto que la evolución de la sociedad a traído consigo la evolución de la institución familiar, cambiando entonces los modos de convivencia y organización de la misma, desnudando con ello, la realidad sistémica del mundo en el que nos encontramos, el cual mediante los cambios de la sociedad, provoca cambios en la dinámica de las familias, y a su vez, el cambio en la dinámica de las familias, en algunos o en la totalidad de sus miembros, indudablemente habrá de  impactar en el aprendizaje del o los menores. 

            Dicha situación mantiene al niño dentro de una zona vulnerable, en la que sus aprendizajes, así como las formas en que este los adquiere, no se encuentran dentro de su control, pues aún dependerá en gran medida de los adultos que lo acompañan; es por esta razón, que las instituciones educativas requerirá fundamentar sus intervenciones hacia el alumno en un trabajo de colaboración con la familia, pues para tomar las decisiones acordes a sus necesidades, esa será la única vía.

            Cada niño tiene una amplia gama de respuestas, de posibilidades, de habilidades para poner de manifiesto en su interacción con los otros, sin embargo , esos otros también a su vez un marco amplio de estímulos, de oportunidades de interacción con el menos, que puede generar diferentes tipos de respuesta como consecuencia de su convivencia. Se deberá entender entonces, para fines  aclaratorios sobre la importancia de las interacciones e influencias familiares, que ante la acción de un niño, la respuesta de la madre y la respuesta del padre pudieran ser distintas entre sí, generando reacciones y emociones distintas en el menor.

            De igual forma sucedería si ese mismo niño actuara de la misma manera en presencia de otros padres u adultos. Es entonces bajo este paradigma bidireccional en que radica la importancia del profesional de la educación de lograr “desarrollar consciencia en los padres para reconocer el impacto que generan sus reacciones para condicionar  las futuras conductas, actitudes, motivaciones y emociones de sus hijos” (Carratalá, 2010).

            Las primeras dificultades  de colaboración entre las instituciones educativas y la familia, se derivan  de la naturaleza de los primeros encuentros entre ambos, es decir, estos nacen de la necesidad de hacer mención de una dificultad identificada en el alumno dentro del ambiente escolar, la cual de forma reiterada, tiene como objetivo evidenciar la relación disfuncional entre los padres o la dinámica familiar en general, esto ciertamente, cuando las reuniones son solicitadas por el centro escolar , en cambio, cuando dichas juntas entre padres y maestros o directivos son solicitadas por los primeros, cumplen con una  tendencia a buscar responsabilizar a la escuela y sus prácticas de las dificultades identificadas en el menor.

            Respecto a esta perspectiva en la que las familias tienden generalmente a vivir de forma dificultosa la aceptación de una problemática en su dinámica o en el niño, Carratalá afirmaba:

 

“Esta actitud egocéntrica es consustancial al hecho familiar y debe ser analizada por los educadores no como una corrupción del sistema de relaciones entre familia y escuela, sino como algo natural que debe tenerse en cuenta…” (2010).

 

            A pesar que existen patrones en la respuesta familiar hacia la aceptación, o en su defecto, la no aceptación de las necesidades especiales o dificultades  de aprendizaje de sus hijos,  no es adecuado considerar que todas las familias tienen una ideología o una dinámica homologada respecto a la intervención requerida para atender dichas necesidades, ya que en ellas existen valores e intereses distintos entre sí, y la generalización de ellos es casi tan peligrosa para una adecuada intervención, como lo es la falta de colaboración entre los dos ambientes protagónicos de los que hasta ahora se ha hablado.

            Sin duda alguna lograr este acuerdo de colaboración mutua resulta complicado para el profesional de la educación, sin embargo es en esa capacidad de desarrollar confianza, empatía y comprensión, donde radica la profesionalización de nuestro trabajo, es decir, hay que hacer valer nuestra capacidad profesional logrando una conciencia en las familias acerca de las necesidades del niños, para que entonces pueda haber un reconocimiento de la importancia de la participación de cada una de las partes en el proceso de intervención.

            La naturaleza defensiva, el hermetismo  y  negación de la responsabilidad que la dinámica familiar ejerce sobre el niño, o bien, de la existencia de necesidades educativas especiales que no están exclusivamente ligadas a dicha dinámica, se  origina de la respuesta afectiva de los padres ante el primer llamado de la escuela, el cual, desde su primer contacto genera una serie de emociones amenazantes a la integridad  familiar, de los padres e incluso acerca de la propia evaluación paternal e individual basada en los estilos de crianza.

            Es entonces, como este primer llamado por las autoridades escolares o personajes de la educación que quebranta  aquello que consideraba la familia como las más sólidas expectativas  acerca de sí mismo y del niño. Por tal motivo, no es de extrañarse que este grupo de padres tenga respuesta mayormente defensivas y negativas hacia la escuela y hacia su propio hijo. Es pertinente mencionar que estas respuestas por parte de los padres, además estarán basadas en ideologías erróneas acerca de si mismos y del menor, tomando eso en cuenta es que cobrará relevancia la intervención del profesional, en la medida que comprenda, acompañe y oriente para una reestructuración de estos pensamientos y emociones, y será en ello en que se basará principalmente el éxito a largo plazo de todo plan de acción para el apoyo del niño.

            Ciertamente podrán los padres intentar cumplir con la funciones del profesorado, así como el profesorado en otras tantas ocasiones procurará cumplir con las funciones de los padres, pero la verdad es que los alcances de estos intentos serán tan limitados como sería la existencia de unos sin lo colaboración de los otros, y la única forma de coexistir, será a través de la aceptación de lo que está fuera del alcance de cada uno, y que solo a través del otro podrán llegar al conocimiento pleno del alumno y a la búsqueda del desarrollo óptimo del mismo, pues lo único permanente en este proceso de educación compartido, será el interés por el bienestar y óptimo desarrollo de cada miembro que se cruza el camino de ambos lo que motivará el interés por cumplir de la mejor manera el rol que a cada uno le ha tocado desempeñar en este complejo proceso del aprendizaje.

 

Referencia

  • Carratalá. E. (2010). Las Dificultades de Aprendizaje Escolar. Manual

Práctico de estrategias y toma de decisiones, La familia: el primer escenario (pp.23-37). Barcelona: Editorial LEXUS.

Diplomado en Psicologia Clínica

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