Introducción
El lenguaje es una herramienta fundamental en el desarrollo humano, ya que permite la comunicación, el pensamiento y la integración social. Desde los primeros balbuceos hasta la estructuración de frases complejas, el lenguaje evoluciona conforme el niño crece, atravesando diversas etapas conocidas como «hitos del desarrollo». Reconocer estos momentos es esencial tanto para padres como para profesionales de la salud y la educación, ya que posibilita la detección temprana de posibles alteraciones. En el contexto mexicano, instituciones como la Secretaría de Salud y el DIF Nacional promueven el seguimiento del desarrollo infantil a través de programas específicos, destacando la importancia de un abordaje temprano y culturalmente pertinente.
Desarrollo
Durante los primeros años de vida, el desarrollo del lenguaje sigue una secuencia generalmente predecible. Según la Norma Oficial Mexicana NOM-031-SSA2-1999, que regula la atención a la salud del niño, a los 12 meses se espera que los infantes comiencen a emitir palabras simples con intención comunicativa, como “mamá” o “agua”. Para los 18 meses, el vocabulario debe incrementarse a unas 20 palabras, y hacia los 2 años, los niños deben ser capaces de combinar dos palabras para formar frases sencillas como “quiero leche”.
Entre los 2 y 3 años, el desarrollo se acelera: el niño puede producir entre 200 y 300 palabras y comprende mucho más de lo que puede expresar. A esta edad, es común que comiencen a formar oraciones de tres o más palabras. Para los 4 años, el lenguaje debe ser comprensible para personas ajenas a su entorno familiar, y el niño debería utilizar estructuras gramaticales más complejas, incluyendo el uso correcto de tiempos verbales. Hacia los 5 años, se espera que el lenguaje sea funcional para interactuar en contextos escolares, con una pronunciación mayormente clara y la capacidad de contar experiencias personales.
Sin embargo, el desarrollo del lenguaje no es un proceso automático ni igual para todos. Existen factores biológicos (como la audición, la madurez neurológica o alteraciones genéticas), ambientales (como la estimulación en casa, el nivel educativo de los padres, el bilingüismo) y socioculturales que pueden acelerarlo o dificultarlo. Por ejemplo, estudios realizados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han demostrado que la calidad del lenguaje que reciben los niños en sus primeros tres años de vida está directamente relacionada con sus habilidades de comprensión lectora en etapas posteriores.
En contextos rurales o de alta marginación en México, donde puede haber menor acceso a libros, juguetes lingüísticos o interacciones verbales prolongadas, se ha identificado que el desarrollo del lenguaje puede verse comprometido. Por eso, programas como el PAIPI (Programa de Atención Integral a la Primera Infancia) del DIF han comenzado a incorporar actividades de estimulación del lenguaje en centros comunitarios, reforzando el vínculo entre salud, educación y desarrollo infantil.
Asimismo, es importante destacar la conciencia fonológica como parte del desarrollo del lenguaje, especialmente en la etapa preescolar. Esta habilidad, que permite al niño manipular sonidos (rimas, sílabas, fonemas), es base para el aprendizaje de la lectura y escritura. La SEP (Secretaría de Educación Pública) ha incluido actividades de fomento fonológico en su modelo educativo preescolar, reconociendo su valor preventivo ante dificultades escolares futuras.
Otra etapa clave es la socialización escolar: el lenguaje se convierte no solo en herramienta de expresión, sino también en un medio para la resolución de conflictos, el juego simbólico y la colaboración. Es en este punto donde se comienzan a evidenciar con más claridad posibles trastornos como el Trastorno Específico del Lenguaje (TEL), dislalias o problemas de fluidez (como el tartamudeo), lo cual resalta la importancia del trabajo conjunto entre maestros, padres y terapeutas del lenguaje.
Conclusión
El desarrollo del lenguaje es un proceso natural pero delicado, influido por factores biológicos, emocionales y socioculturales. Conocer los hitos esperados según la edad no solo permite celebrar los logros del niño, sino también actuar oportunamente ante señales de alerta. En el contexto mexicano, el fortalecimiento de programas de salud infantil y la capacitación de profesionales son pilares clave para garantizar que todos los niños tengan la oportunidad de desarrollar sus habilidades comunicativas plenamente. Invertir en el lenguaje desde la primera infancia es invertir en el futuro educativo, emocional y social de las nuevas generaciones.
Referencias
Acerca de lo que compartimos en el Blog:
La AMPSIE no es responsable por ningún contenido de videos, fotos, artículos libros enlazadas con este blog. Todo ese contenido está enlazado con sitios tan conocidos como YouTube, Vimeo, Vevo, recursos y libros encontrados en la web, del mismo modo si tienes algún recurso que quisieras compartir libremente para la comunidad, puedes enviarlo a nuestro correo y pronto lo verás publicado. El objetivo de este blog es promover la difusión de la psicología, la psicoterapia y la educación, no la piratería. Si tú consideras que algún contenido de este blog viola tus derechos, por favor contactar al web master y lo retiraremos inmediatamente. Por favor escribe a [email protected]