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COMUNICACIÓN EFECTIVA CON ADOLESCENTES

Por AVILA PARRA SARAMY

 

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Por AVILA PARRA SARAMY

La comunicación es un canal fundamental en la educación de los hijos, sobre todo en la etapa de la adolescencia. La mayoría de los padres creemos que ésta es una etapa de “martirio” porque ocurren constantes peleas y luchas de poderes y esto es debido a que nos aferramos a patrones de relación nocivos. Pero ¿qué pasaría si reemplazamos estos patrones por una comunicación efectiva y positiva? Tal vez la adolescencia de nuestros hijos pudiera ser una etapa tan linda como cualquier otra. (Faber y Mazlish, 2012).

Para atender lo anterior, el presente artículo presenta una breve guía para la comunicación efectiva con los adolescentes, el cual lo dividiremos en algunos puntos que considero que son de suma importancia y que solemos dejar de lado al momento de comunicarnos con nuestros hijos.   

NO TOMARNOS LAS COSAS PERSONALES.

Aunque nuestro adolescente ha sufrido cambios muy notables, tanto físicos, cognitivos y emocionales, aún sigue compartiendo algunos aspectos de su infancia, por ejemplo, el egocentrismo. Piaget (1973) lo define como una persona que supone ser el centro de todo y asume por tanto actitudes de exigencia y egoísmo. Muchas veces cuando nos relacionamos con niños, nos sorprende lo que hacen o dicen. Su conducta parece caprichosa o curiosa. Esto se debe a una característica del pensamiento infantil que se denomina egocentrismo. Pues bien, siguiendo en la línea del adolescente, muchas veces el hará y dirá cosas guiadas por su egocentrismo e inmadurez, cosas que nos puede herir y seguramente nuestra postura inmediata es tomarlo personal, aquí hay que reflexionar que realmente nuestro adolescente no siente ni piensa lo que dice y tomarnos a pecho lo que nos dice solo nos enojará y nos lastimará más. En estos casos debemos mantener la calma y no actuar impulsivamente a estos arranques de inmadurez. De seguro te preguntaras ¿y Cómo no me voy a tomar en serio las actitudes altaneras de mi adolescente?, pues bueno, dando respuesta a esta interrogante tenemos que reflexionar que en alguna ocasión todos hemos dicho y hecho cosas para dañar a quienes amamos, recordemos la vez que lastimamos a alguien sin querer, ¿Cómo nos hubiera gustado que esa persona a quien lastimamos tomara nuestras palabras? ¿Nos hubiera gustado que lo tomara personal y dañara la relación? o ¿Nos hubiera gustado que entendiera que cuando lo hicimos no estábamos en nuestro juicio y que no le diera importancia a nuestras tontas palabras y acciones?. La clave para este punto es tratar al otro como nos gustaría ser tratados.

CUIDAR LA COMUNICACIÓN INCONSCIENTE.  

Como padres siempre notamos que nuestro adolescente está constantemente molesto, lo que pasa es que se molestan por algo que inconscientemente les comunicamos, algo los lastimó, por ejemplo llega el chico emocionado porque ganó el partido de fútbol, pero llega todo sucio, le comenta a sus papás y la mamá con la mejor intención del mundo le responde “ay mijo, te ensuciaste todo el pantalón, te hubieras llevado mejor short”, acto seguido el chico se molesta y mamá y papá se quedan pensando “¿ahora a este que le picó?”. Sin darse cuenta el mensaje que le envió a su hijo fue “nunca cuidas tus cosas” y desafortunadamente los adolescentes no son tan maduros aún para no tomarse las cosas personales. Aquí la clave es aprender de los resultados, es decir, si tenemos un mal resultado al comunicarnos con los hijos significa que había un mensaje inconsciente que lo percibió como agresión o que simplemente no es la forma más adecuada para relacionarnos y que debemos buscar otras alternativas para expresarnos.

VER LA REALIDAD COMO ES Y NO COMO CREEMOS QUE DEBERÍA SER.

Los padres que no tienen una comunicación efectiva con sus hijos suelen repetir lo mismo una y otra vez, los mismos regaños, los mismos reclamos, las mismas explicaciones, y si esto no nos funcionó antes ¿qué nos hace pensar que nos funcionará ahora?, entonces ¿cómo le hablo? Bueno, hay diferentes formas de comunicación, no es una receta de cocina que hay que seguir al pie de la letra para que nos salga bien, hay padres que les hablan bonito a sus hijos, hay quienes son más duros he inflexibles, si vemos que con estos dos empeoran sus rabietas entonces no es la manera más adecuada de comunicación, aquí la clave es ver las cosas como en realidad son y no como creemos que deberían ser. Si una actitud nos da resultados negativos, tratemos de entender el ¿por qué? y cambiémosla, realmente no hay formas correctas o incorrectas de comunicar, por lo tanto, debemos decidir qué comunicación utilizar en base a los resultados que obtenemos y no en base a nuestras creencias de lo que debería o no funcionar.

APRENDER A ESCUCHAR.  

Los padres siempre pensamos que nuestros hijos solo deben estar atentos y receptivos, escuchando a mamá y a papá y pues esto es un error muy común cuando nos comunicamos con nuestros hijos adolescentes. Lamentablemente solemos hacer monólogos lo cual nos lleva a cometer todos los errores anteriormente mencionados. Rara vez queremos escuchas y nos olvidamos que escuchar es el primer paso de la comunicación efectiva (Escuela Europea de Management, 2017). Para comunicarse con un adolescente primero debemos hacer preguntas y escuchar con atención, si en algo no estamos de acuerdo indaguemos antes de actuar, o ponernos a la defensiva, para ver si estamos entendiendo las cosas bien. Debemos perder el miedo a guardar silencio frente a nuestros chicos, de esta manera, podemos analizar lo que estamos escuchando y nos da la oportunidad de pensar muy bien las preguntas que vamos a realizar a continuación. Hacer esto tiene muchas ventajas, primero el adolescente se siente escuchado y por ende se abrirá más y será más receptivo a lo que nosotros le digamos. Segundo, nos da tiempo de pensar y planear lo que vamos a decir en lugar de caer en el error de primero hablar y después pensar.

APRENDER A NO ESTAR DE ACUERDO.

No siempre vamos a estar de acuerdo con nuestros hijos adolescentes y en esos casos debemos tener una postura firme y hacer valer nuestra posición como jefes de familia, pero no de una forma impositiva (Chávez, 2008). La clave es señalar que, aunque pensemos diferente y hemos tomado una decisión, respetamos su opinión y trataremos de entender su postura. Un ejemplo equivocado sería, el hijo se quiere hacer un tatuaje, nuestra primera reacción como padres sería “como crees, estás loco, eso es para malvivientes, etc.”. Con una comunicación efectiva, implementando todo lo anterior (preguntar, mostrar interés, no tomarlo personal) podemos decirle a nuestro chico “entiendo que a ti te guste y aunque yo no te voy a dar permiso ni dinero para que lo hagas respeto tus gustos, cuando seas consciente de que lo que te quieres hacer es algo permanente y puede que cambies de opinión con el tiempo, con gusto te lo puedes hacer, mientras no voy a ser partícipe de algo que solo es un gusto temporal”. Con esta postura el adolescente puede molestarse por no obtener lo que quería, pero difícilmente se puede molestar por sentirse atacado, por tanto, aunque estemos en desacuerdo realmente no estamos dañando la relación con ellos. También podemos dar opciones o alternativas en casos que sean pertinentes pues a nadie le gusta lo impositivo y de nuevo trataremos a otros como quisiéramos ser tratados.

EVITA CAER EN SU TRAMPA.

Los niños pequeños como los adolescentes utilizan su enojo y su mala actitud para controlarnos, como una forma de desgastarnos para que terminemos haciendo lo que ellos quieren, y si no lo consiguen, al menos ya lograron hacernos sentir mal y para ellos eso ya es ganancia. Por lo tanto, hay que evitar caer en su juego tomando su actitud como confrontación personal, al contrario, permíteles que se molesten y menciónales frases como “tienes derecho a molestarte, no ganas nada con hacerlo, pero si quieres sufrir mientras cumples tus responsabilidades fue tu decisión” (Soler 2013). Con esto dejamos claro que no nos van a manipular y a su vez damos un mensaje de respeto. Cuando las personas se dan cuenta que lo que hacen no les dan los beneficios que esperan simplemente lo dejan de hacer. En cambio, si caemos en su trampa empezamos a discutir con ellos y empezamos a exigir que hagan las cosas de “buena manera”, con esto les estamos enviando el mensaje de que su trampa está funcionando, están empezando a desesperarnos y ¿adivina qué? Posteriormente la seguirán aplicando. (Ruíz. Díaz. Villalobos. 2012)

 

 

CONCLUSIONES.

A manera de conclusión, quisiera mencionar que la adolescencia es una etapa muy bonita si empezamos a valorar a los hijos por lo que son y no por lo que hagan o por lo que quisiéramos que fueran. Disfrutémoslos con sus fortalezas y debilidades, con sus acuerdos y desacuerdos. Seamos esos padres que aceptan y no que controlan. Muchas veces los adolescentes son como un espejo que nos permite crecer como padres, ya que ocasionalmente los problemas que tenemos con ellos en realidad son cosas que debemos trabajar con nosotros mismos, por ejemplo, si nos falta ser menos rígidos, darnos a respetar más, ser más comprensivos, ser más asertivos, etc. (Chávez, 2018). Si empezamos a valorar al adolecente por lo que es a la par de que nos hacemos respetar por él, con el tiempo nuestro hijo aprenderá a valorarnos. No nos enfoquemos solo en lo malo de ellos, porque en lo que te enfocas, crece.    

REFERENCIAS DE CONSULTA.

  • Chávez, M.A. (2008). Hijos tiranos o débiles dependientes. El drama del hijo sobreprotegido. Primera Edición. España. Editorial Grijalbo Mondadori.
  • Escuela Europea de Management (2017). Las 7 técnicas de comunicación eficaz que necesitas. Recuperado el 16 de noviembre de 2019 de http://www.escuelamanagement.eu/gestion-de-personas-2/7-tecnicas-eficaces-de-comunicacion-interpersonal
  • Faber, A. y Mazlish, E. (2006). Cómo hablar para que los adolescentes escuchen y cómo escuchar para que los adolescentes le hablen. Primera Edición. Barcelona. Editorial MEDICI.
  • Piaget, J. (1973). La Psicología de la Inteligencia. Crítica.
  • Ruíz F. A., Díaz G. M.I., Villalobos C. A. (2012). Manual de técnicas de intervención cognitivo-conductuales: Técnicas operantes para la reducción o eliminación de conductas. Primera Edición. Bilbao-España. Editorial Desclée De Brouwer, S.A.
  • Soler S. A. (2013). Los derechos asertivos. Recuperado el 16 de noviembre de 2019 de http://www.albertosoler.es

Diplomado en Terapia Infantil

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