La ansiedad es una emoción natural que aparece cuando anticipamos un peligro, amenaza o situación estresante. En pequeñas dosis, puede ser útil para mantenernos alerta, pero cuando se vuelve constante o desproporcionada, interfiere con la vida diaria.
– Ansiedad generalizada: Es una preocupación constante, excesiva y difícil de controlar. Puede ir acompañada de tensión muscular, insomnio, irritabilidad, problemas de concentración, entre otros síntomas.
– Ataque de ansiedad (o crisis de ansiedad): Es un episodio breve e intenso de miedo o malestar. Suele presentarse de manera repentina, con síntomas físicos muy intensos como:
– Palpitaciones
– Dificultad para respirar
– Mareo o sensación de desmayo
– Sudoración
– Temblores
– Sensación de perder el control o miedo a morir
Las causas pueden ser múltiples:
– Estrés acumulado
– Preocupaciones familiares o laborales
– Cambios importantes (mudanzas, pérdidas, enfermedades)
– Predisposición genética
– Consumo de estimulantes o falta de sueño
A continuación, se presentan algunas técnicas sencillas pero eficaces para afrontar la ansiedad y prevenir ataques:
– Siéntate o recuéstate en un lugar tranquilo.
– Coloca una mano sobre el pecho y otra en el abdomen.
– Inhala lentamente por la nariz contando hasta 4.
– Siente cómo se eleva el abdomen (no el pecho).
– Exhala por la boca contando hasta 6.
– Repite 5 veces o hasta que sientas calma.
Cuando sientas que viene un ataque de ansiedad:
– 5: Menciona cinco cosas que puedas ver.
– 4: Menciona cuatro cosas que puedas tocar.
– 3: Menciona tres cosas que puedas oír.
– 2: Menciona dos cosas que puedas oler.
– 1: Menciona una cosa que puedas saborear.
– Dormir entre 7-9 horas.
– Mantener una alimentación equilibrada.
– Evitar cafeína y alcohol en exceso.
– Realizar ejercicio físico al menos 3 veces por semana.
Llevar un diario donde anotes:
– Qué sentiste.
– Cuándo empezó.
– Qué estabas pensando.
Esto ayuda a identificar patrones y comprender tus emociones.
Si la ansiedad interfiere con tus relaciones, trabajo o calidad de vida, es momento de acudir a un profesional en salud mental. La psicoterapia, en especial la terapia cognitivo-conductual, es altamente efectiva para tratar la ansiedad. En algunos casos, también puede ser necesario un acompañamiento médico con tratamiento farmacológico.
Si eres familiar o docente:
– Escucha sin juzgar.
– Valida sus emociones.
– Acompaña, pero no fuerces.
– Anima a buscar ayuda profesional si es necesario.
La ansiedad no es una debilidad, es una señal de que algo necesita atención. Con información, herramientas adecuadas y apoyo, es posible aprender a gestionarla y recuperar el equilibrio emocional.
Karen Coss García
Licenciada en Pedagogía. Especialista en Educación Especial y en procesos de apoyo emocional y educativo para niños, adolescentes y familias.
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