Es muy importante en el desarrollo de un individuo la manera en la que es educado por sus padres; ya que esto tendrá un impacto directo en su desarrollo. En nuestra cultura se piensa tradicionalmente que es la madre quien educa enseñando valores, comportamientos, reglas, etc. Y que el padre es el encargado de la autoridad y la disciplina. En realidad, tanto a hombres como mujeres les corresponde educar a niños y niñas involucrándose en todas las esferas de su desarrollo.
Cabe señalar que la crianza no se reduce a la disciplina sino que también contempla la forma en que se les demuestra a los hijos el afecto, el establecimiento de límites, el estilo de comunicación que se tenga, la transmisión de ideas o valores y el tipo de actividades que realicen en conjunto. La combinación de estos factores permite que de manera general se distingan tres estilos de crianza: el autoritario, el democrático o de autoridad racional y el permisivo.
ESTILOS DE CRIANZA
AUTIRITARIO
Forma de educar
Ejercen control sobre los hijos, fijan reglas y normas de conducta rígidas, demuestran poco afecto o cariño, No les dan opciones para escoger, tienden a concentrarse en el comportamiento negativo, tienden a modificar el mal comportamiento través de regaños y castigos. Critican demasiado el mal comportamiento.
Consecuencias
Hijos inseguros., con poco sentido de responsabilidad, baja capacidad para tomar decisiones, pocas habilidades de afrontamiento y de interacción social.
DEMOCRÁTICO
Forma de educar
Ayudan a los hijos a valerse por sí mismos. Ayudan a pensar en las consecuencias de su comportamiento, establecen reglas y límites claros tomando en cuenta el bienestar de todos, saben que cuando se trasgreden las reglas hay consecuencias, dan expectativas claras, explican el por qué esperan ese comportamiento, afirman las cualidades de los hijos, fomentan la comunicación abierta con estos.
Consecuencias
Desarrollan un sentido de responsabilidad y de autorregulación, desarrollan una capacidad autocrática, mayor capacidad intelectual, mayores habilidades de comunicación.
PERMISIVO
Forma de educar
Ceden la mayoría del control a sus hijos, fijan muy pocas reglas, o las que existen suelen ser difusas, no establecen límites claros, no tienen expectativas claras de comportamiento para sus hijos.
Consecuencias
Tienden a tener un escaso control sobre su propia conducta, no reconocen ni respetan las figuras de autoridad, poca capacidad para afrontar o solucionar problemas, pueden llegar a ser agresivos, intolerantes a la frustración, con tendencia a decir mentiras y a ser inseguros, problemas de autoestima, bajos logros escolares, problemas de adaptación.
Los estilos de crianza inadecuados de los padres durante la infancia se relacionan como factores de riesgo de problemáticas cognoscitivas o socio afectivas y sobre los cuales se deben orientar las estrategias de prevención en la familia y generar espacios para desarrollar habilidades sociales y conductas pro sociales en otros contextos
Estilos de crianza y las interacciones familiares
Se encuentran además otras características de los cuidadores o padres relacionados con los estilos de crianza y las interacciones familiares. Así Pons- Salvador, Cerezo & Bernabé (2005) identificaron factores asociados a los cambios que afectan negativamente la parentalidad, como los antecedentes de castigo en la madre, la baja satisfacción materna y la percepción negativa del bebé entre otros, que se convierten en factores de riesgo para maltrato y alteraciones emocionales.
Gracia, Lila & Musitu (2005) hallaron relación entre el rechazo parental percibido por el hijo y el ajuste psicológico y social en relación con el afecto, la hostilidad, la indiferencia o el rechazo percibido de los padres y la relación con comportamientos internalizados como la ansiedad, la depresión, el aislamiento social, la autoestima negativa y los problemas somáticos, y con comportamientos externalizantes como la agresividad y la conducta disocial. La crianza está afectada por las relaciones agresivas, la privación afectiva y otras problemáticas de la familia, tal como lo encontró en sus resultados de investigación Bradly (2000) citado en Ezpeleta (2005), quien plantea que la falta de afecto, el afecto negativo o la desaprobación a toda acción o comportamiento de los padres, se relaciona con problemas externalizantes y con baja autoestima en niños y, además, la vinculación insegura con los cuidadores como un factor de mayor vulnerabilidad para la psicopatología infantil.
Henao, Ramírez & Ramírez (2007) plantean la importancia de la familia en la socialización y desarrollo durante la infancia. La combinación de costumbres y hábitos de crianza de los padres, la sensibilidad hacia las necesidades de su hijo, la aceptación de su individualidad; el afecto que se expresa y los mecanismos de control son la base para regular el comportamiento de sus hijos. Destacan la importancia de la comunicación en las pautas de crianza. Algunos estudios como los de Schwebel, Brezau sek, Ramey & Ramey (2004) coinciden en que los niños temperamentalmente difíciles necesitan una mayor cantidad de tiempo y de recursos para alcanzar un adecuado desarrollo social. También Ato, Galián & Huéscar (2007) analizaron las relaciones entre estilos de crianza, temperamento y ajuste socioemocional en la infancia y proponen los modelos interactivos que los estilos de crianza influyen diferencialmente en el ajuste en función del temperamento de los niños y niñas. Además, es importante tener en cuenta otras variables como la etapa evolutiva, el género del niño, los recursos económicos, las características de la personalidad de los padres, entre otros.
Rutter & Sroufe (2000) realizaron investigaciones sobre las contribuciones de los estilos de crianza y las prácticas de crianza de la familia en el desarrollo emocional durante la infancia y en relación con problemas externalizantes de comportamiento. Shapiro (1997) sostiene que los niños están afectados por la falta de atención familiar y que su desarrollo emocional es mucho más vulnerable ante situaciones estresantes y por la falta de modelos adecuados para el desarrollo emocional.
Hoy en día la violencia forma parte de lo que se ve y vive de manera cotidiana. Tanto así, que el individuo se ha acostumbrado a ella, al punto que se ha normalizado. Sin embargo, lo normal debería ser vivir sin violencia. Incluso algunos padres, madres y cuidadores piensan equivocadamente que, con violencia, se puede educar a las niñas, niños y adolescentes. Esto es porque, en muchos casos, se trata de la única forma que se conoce para criar a los hijos o hijas porque los padres así fueron criados; y estos en ocasiones lo aprueban con la frase: “yo fui educado así y funcionó”. Sin tener en cuenta que muchos de los problemas que, hoy en día se tienen como adultos, son el resultado de la violencia que se usó en la crianza durante su niñez.
Un estudio sobre Diagnóstico de normas sociales con adultos sobre los derechos de la niñez y adolescencia, muestra como en las comunidades los padres y madres de familia tienen poco conocimiento sobre los derechos de la niñez y muchos de ellos y ellas reconocen el empleo de la violencia como una forma de criar. Los datos sobre este punto son los siguientes:
Diagnóstico de normas sociales con adultos sobre los derechos de la niñez y adolescencia (Unicef, 2019)
En conclusión Los niños para criarse sanos, felices y fuertes, lo que más necesitan además de alimentarse y recibir cuidados cuando enferman, depende del clima familiar y el estilo de crianza que ha sido empleado por los adultos.
Las familias son el ámbito en el cual los niños se desarrollan plenamente, en especial cuando en ellas se respira un clima de cariño, comprensión, respeto y armonía. Este clima saludable no implica que no existan problemas ni conflictos, sino que se encuentren las mejores formas de atravesarlos sin pagar el precio de un mal clima familiar.
Siempre es posible arreglar los desacuerdos sin faltarse al respeto ni agredirse. Cuando los niños ven a sus mayores tratándose con respeto, aprenden naturalmente a hacer lo mismo. También necesitan ser tratados ellos mismos con respeto para crecer sabiéndose valiosos y conociendo sus derechos.
Los adultos son quienes tienen la responsabilidad de cuidar, proteger y guiar a los niños. Ejercer esa responsabilidad implica tomar decisiones, marcar rumbos y transmitirles la información que les haga saber que tienen derechos.
Un estilo de crianza positivo y adecuado debe considerar una comunicación asertiva entre padres e hijos en la que se compartan ideas, experiencias y sentimientos.
Poner límites a los niños, no es una tarea fácil , pero es fundamental y necesaria. Los niños aprenden a pensar y a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal; a tomar decisiones, y a responsabilizarse de los resultados. Los límites también ayudan a controlar impulsos, postergar recompensas y respetar los derechos de los demás. Los adultos son quienes tienen la responsabilidad y la autoridad para poner esos límites. Si estos están puestos adecuadamente, se logra un clima de convivencia en armonía, disfrutable para niños y adultos
Asimismo se deben establecer reglas pensadas previamente y comunicadas al niño de forma clara, siendo lo más breve y concreto posible. Es importante pensar y transmitir las reglas a los niños aunado con la consecuencia o la sanción que acarrea su transgresión, y asegurarse de que haya escuchado y entendido todo el mensaje. La actitud del adulto debe transmitir seguridad, calma y firmeza; usando un tono de voz firme y tranquilo, manteniendo contacto visual con el niño.
Un estilo de crianza adecuado permitirá que los niños desarrollen una serie de habilidades requeridas para su vida de adultos. Propiciar estos estilos de crianza positivos debe ser tarea de todo individuo que asume de manera libre y responsable ser padre, madre o cuidador de infantes.
Bibliografía:
Justo Solórzano, E. P. (2021). Guía para la crianza de niñas, niños y adolescentes desde el amor y el buen trato. Guatemala, Guatemala.
Cuervo Martínez, Angela(2010). Pautas de crianza y desarrollo socioafectivo en la infancia. En A. C. Martínez, Pautas de crianza y desarrollo socioafectivo en la infancia (págs. 111-121). Bogotá: Diversitas.
Roberto L. Flores, A. D. (2011). ¿Cómo educar a hijos e hijas sin lastimar? (Primera edición). (P. p. crecer, Ed.) México.
unicef. (s.f.). Herramientas para la crianza. Uruguay.
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