¿Te lo digo o no te lo digo? El doble vínculo como elemento importante en la comunicación familiar.

¿Alguna vez te ha pasado que alguien te dice: “haz lo que quieras”, pero en el tono del mismo identificas la incomodidad de la otra persona ante la acción o decisión que tomas a partir de este mensaje, si tu respuesta es sí, entonces ya has tenido un acercamiento hacia el doble vínculo como una de los aspectos que suelen aparecer en la comunicación. Quiero compartir contigo una  perspectiva desde la psicología humanista-sistémica, la cual considera que la comunicación es fundamental para comprender el escenario, las relaciones e interacciones sociales como una fuente de construcción de significados que atiende a la persona a través de sus vínculos y no como una persona aislada.

Para abordar de fondo el tema, es importante destacar que la comunicación es un elemento relevante que aporta al desarrollo de interacciones familiares sanas y sólidas, es decir, cuando hay coherencia entre aquello que decimos, lo que sentimos y lo que hacemos, se construyen patrones de comunicación que fortalecen el vínculo familia, pero si los mensajes entre dichos elementos son confusos o contradictorios se generan patrones determinados como “doble vínculo”. Por lo anterior, es fundamental conocer de forma contundente ¿Qué es eso a lo que llamamos doble vínculo?, en general, esta expresión fue propuesta por el antropólogo Gregory Bateson, quién lo utilizó para denominar al proceso de comunicación bidireccional donde participa la comunicación social (CS) y la representación social (RS), dicho en otras palabras representa el intercambio de un mensaje verbal y otro no verbal que puede estar implícito o explicito al mismo y que en su interpretación produce mensajes o significados contradictorios entre sí, dando como resultado estados de confusión emocional, angustia, culpa, ansiedad o desvinculación familiar (Rodríguez-Zoya & Rodríguez-Zoya, 2015).

La familia, al ser un sistema vivo que interactúa entre diferentes generaciones a través del tiempo, suele ser una cuna para los patrones de doble vínculo en la comunicación, no siendo una práctica que se desarrolle intencionalmente y que muchas veces se repite inconscientemente al interactuar. De manera que suelen pasar desapercibidos de generación en generación en la cultura mexicana, mensajes como:

“Aquí todos tienen derecho a opinar, pero al final se hace lo que tu papá dice”

“Quiero que seas independiente, pero que me consultes antes de tomar decisiones”

“No estés triste, mejor ponte a hacer algo”

Algunos estudios como el Ochoa, I. (1995) indican que una persona sometida a una comunicación donde prevalece el patrón de doble vínculo genera dificultades que le impiden metacomuncarse, situación que impacta hacia otros aspectos que se encuentran fuera del vínculo familiar como lo es, el trabajo, la escuela, las relaciones sociales externas, en otras palabras pueden resultar en propiciar dificultades para reflexionar sobre aquellos mensajes ocultos y el contexto emocional real de lo que se nos desea comunicar, alejarnos de la comunicación asertiva, haciéndonos vulnerables a la manipulación de otros, trayendo problemas en las relaciones interpersonales e incluso dándonos síntomas psicosomáticos que expresan lo que no podemos entender.

 No hay nivel familiar o etapa del desarrollo humano que se encuentre exenta a reconocer el uso y la interacción a través del doble vínculo, es decir aparece en la pareja, en la relación padre-hijo/a, madre hijo/a, entre familiares o incluso en los ambientes externos como lo es el escolar o laboral, haciendo que muchas veces quien recibe el mensaje no pueda decidirse por cuál de los dos mensajes recibidos atender el verbal o el implícito/explicito. Lo cierto es que desde la psicología humanista-sistémica estos vínculos pueden sanar, continuación, te comparto algunas ideas si es que reconociste un sí en la pregunta inicial de este artículo:

 1.- Reconoce los dobles vínculos en tus interacciones familiares o ambientales (ejemplo tu trabajo o escuela).

2.- Transfórmalo en palabras: “Esto que me dices me confunde, podrías expresarme realmente con ejemplos lo que necesitas o lo que quieres decirme”

3.- Fomenta la coherencia en tu comunicación: Consiste en alinear lo que decimos, con lo que sentimos y hacemos, aun si esto no lleva a decir un “no” en alguna ocasión, expresándolo de forma respetuosa.

Lo anterior atiende perfectamente a lo que sugiere G. Bateson en su teoría del doble vínculo, la cual ha sido ampliamente desarrollada por autores como Paul Watzlawick, Janet Beavin Bavelas y Don D. Jackson (1967, como se citó en Anastasio & Pereira, 2017) quienes afirman que en si mismo, todo comportamiento que ejercemos comunica de alguna manera, por lo que desde dicha perspectiva la comunicación no puede no ocurrir en nuestras relaciones con otros, te invito a reflexionar sobre tus propios vínculos y sobre como la comunicación puede ser un medio para sanar.

Referencias.

Anastasio, R., & Pereira, M. J. (2017). From the challenges imposed by climate change to the preservation of ecosystem processes and services. Scientific Research Publishing, 8, 788–807. https://doi.org/10.4236/nr.2017.812048

Ochoa, I. (1995). Enfoques en terapia familiar sistémica. Editorial Herder. http://www.biblioteca.cij.gob.mx/Archivos/Materiales_de_consulta/Drogas_de_Abuso/Articulos/LIBROEnfoquesenterapiafamiliarsist%C3%A9mica.pdf

Rodríguez-Zoya & Rodríguez-Zoya (2015) El doble vínculo entre representaciones sociales y comunicación social. Red de revistas científicas de América Latina, el caribe, España y Portugal, vol. 18, Núm. 3, 905-937, https://doi.org/10.5294/pacla.2015.18.3.12