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Neurolingüística y el paso de la idea a la expresión verbal

Por Oscar Piggeonountt

 

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Por Oscar Piggeonountt

Los hechos del lenguaje tienen como punto de partida bases biológicas que determinan el funcionamiento de actividad fisiológica y cognitiva, elementales para la realización, la producción y la comprensión del lenguaje. Los avances históricos de la lingüística no permanecieron al margen de los hechos naturales, y se hizo patente la necesaria especialización de disciplinas que se encargaran del estudio de la actividad lingüística en el cerebro; resultado de esta inquietud científica, en 1976 la Editorial de la Universidad de Moscú publica Fundamentos de Neurolingüística, de A. R. Luria. En el prólogo a la edición rusa, Luria define la neurolingüística:

La neurolingüística, cuyos problemas fundamentales trata este libro, es una nueva rama de la ciencia que se sitúa en la frontera de la psicología, la neurología, la lingüística. La neurolingüística estudia los mecanismos cerebrales de la actividad del lenguaje y los cambios de los procesos de éste debidos a lesiones cerebrales focales.

[…] Este libro presenta el resultado de las investigaciones, del autor y sus colaboradores, dedicadas al análisis neuropsicológico de la comunicación verbal y al estudio de los cambios que aparecen en el proceso de su formulación (codificación) y en los procesos de comprensión (decodificación), en lesiones locales del cerebro.

[…] En el presente libro se analizan, en la medida de lo posible, los cambios en los procesos de formulación de la expresión verbal y en los procesos de comprensión de las construcciones complejas del lenguaje en distintas –por su localización- lesiones del cerebro, al mismo tiempo que se intenta examinar estos problemas a la luz de la moderna lingüística estructural. (Luria, 1980, p.  VII).

En esta declaración de apertura, Luria delimita la actividad de la neurolingüística, subraya su carácter multidisciplinario, define el objeto de estudio y anuncia una aproximación a los métodos de estudio nueropsicológicos, temas que consideraremos en las páginas siguientes. En principio, tomaremos en cuenta cómo el pensamiento se convierte en lenguaje y viceversa; después esbozaremos un cometario general sobre la participación de los procesos cognitivos para la producción y comprensión de lenguaje, involucrados en los diferentes niveles de descripción lingüística.

Iniciaremos subrayando la complejidad de los procesos de comunicación humana mediante el lenguaje, que requieren para su estudio de la participación de un sistema de disciplinas. De manera particular, la neurolingüística recurre a los fundamentos de observación y análisis de la lingüística, que toma en cuenta desde los sonidos de lenguaje que podemos producir todos los humanos, propios de nuestro sistema articulatorio, hasta las particularidades más abstractas, como el uso artístico del lenguaje, en el que el procesamiento es más elaborado, tanto para la expresión como para la comprensión. En segundo término, la neurolingüística se auxilia con métodos de observación clínica, que le permitan registrar anomalías en los procesos cognitivos para la adquisición, comprensión y producción de lenguaje. En tercer lugar, se sirve de la tecnología para relacionar la actividad del lenguaje en su asiento o base cerebral.

Ahora bien, siguiendo el orden que propusimos, viene al caso recordar que el problema sobre la relación cerebro-lenguaje ha sido tratado a largo de la historia en diferentes épocas y desde diferentes enfoques. Pero es finales del siglo XIX que la neuroanatomía médica comienza a sorprender a la comunidad científica con sus descubrimientos. Podemos mencionar a Broca, Wernicke, Lichtheim, entre otros eminentes médicos interesados en relacionar la actividad cerebral con el lenguaje. También,  el tema cerebro-lenguaje fue tratado por la psicología y la lingüística, pero, según A.R. Luria, el problema central lo plantea A. Pick (Die agrammatischen Sprachstörungen, Berlín, Springer, 1913) quien calificó al proceso de la expresión de la formación verbal como   “camino del pensamiento hacia el lenguaje”, y el proceso de comprensión como “camino del lenguaje al pensamiento” (Luria, 1980, p. 4); o en otras palabras, del paso de la idea (o pensamiento) a la expresión verbal y viceversa.

Sobre esta metáfora de procesamiento lineal, comienza la reflexión sobre el lenguaje como un sistema tareas secuenciadas o encadenadas:

Fue hasta La décadas de los años 1950 y 1960, que la lingüística transformacional norteamericana  (N. Chomsky y su escuela), la semántica generativa (Ch. Fillmore, Mc. Cawley, G. Lakoff), las investigaciones de lingüistas soviéticos (Melchuk, Sholkovsky, Apresian, Leontiev y otros), además de los trabajos de L.S. Vigotsky, comenzaron llamar la atención sobre  importantes eslabones de la lengua en el proceso de tránsito de sentido interno (o pensamiento) hacia el lenguaje abierto (p.4).

La investigación de las etapas iniciales de la formación de la actividad verbal, así como la formación del pensamiento que utiliza lenguaje, fue desarrollada por lingüistas y psicólogos soviéticos (Leontiev, Galoerín y otros), que tomaron en cuenta los significados y sentidos de las palabras, investigaciones encaminadas al desarrollo del concepto de “lenguaje interior” propuesto por Vigotsky:

Estas fueron precisamente las bases de los nuevos accesos hacia el proceso que nos atañe directamente en este contexto: el análisis del paso de la idea (o pensamiento) a la expresión verbal y viceversa.

La concepción resumida aquí, según la cual el mismo pensamiento surge de la actividad verbal que poco a poco se reduce y pasa al interior, obliga a pensar que el paso del pensamiento al lenguaje verbal no tiene un carácter directo sino que precisa la conexión de un eslabón intermedio, que representa un mecanismo necesario para la realización de la tesis de Vigotsky, según la cual “el pensamiento se realiza en palabras”.

Tal eslabón necesariamente conexo con el “pensamiento” que surge y la expresión final exterior (= articulatoria), es, según L.S. Vigotsky, el “lenguaje interior”. (p. 6).

Vigotsky ya distinguía entre la idea inicial, el habla interior y los mecanismos de expresión.   Propuso que el aspecto predicativo, es decir, lo que se dice de algo, es lo que requiere ser formulado en expresión de lenguaje; por lo que, concluyó, la tarea funcional del lenguaje es la conversión del pensamiento en una predicación verbal, es decir, en una construcción lingüística:

El habla interior, como la comprendía, L.S. Vigotsky, tiene una estructura y función totalmente determinadas, que la diferencian del pensamiento y del habla exterior.

El hombre, con una idea que quiere realizar con expresión abierta, conoce el objeto (o el  tema básico) de esta expresión; por eso es natural que el objeto de la expresión no precise una designación especial. En la designación especial es necesario aquello que precisamente tiene que ser formulado en expresión, aquello que debe ser expresado del objeto inicial. Exactamente esto –el contenido predicativo– debe figurar en el lenguaje interior y la tarea fundamental de éste es la conversión del pensamiento en una construcción verbal abierta. Por esto el lenguaje interior tiene que ser predicativo por función (función predicativa).

Tal lenguaje interior, amorfo por su estructura y predicativo por su función, puede, según Vigotsky, desempeñar el papel de eslabón intermediario entre el pensamiento que no tiene estructura gramatical y la expresión articulada que dispone de ella.  (p. 7).

Por otro lado, como lo mencionamos en párrafos anteriores, en las décadas de 1950 y 1960, Noam Chomsky proponía nuevos rumbos para los estudios lingüísticos: especulaba sobre el estudio de la materia gris a partir del lenguaje (el lenguaje es el espejo de la mente); propuso que la especie humana está preparada genéticamente para la adquisición y utilización del lenguaje (el lenguaje es innato y nacemos con una gramática precargada); que con  pocas palabras y un conjunto de reglas gramaticales podemos construir un número infinito de oraciones; que la estructura predicativa podía ser transformada a partir de ciertas reglas  combinatorias y de restricción:

Chomsky observa que el niño de 1 ½ a 2 ½ años domina prácticamente todas estas formas variantes de las expresiones en un tiempo muy corto.

Tal hecho, según Chomsky, sólo se puede explicar mediante una condición. Se debe aceptar que el niño no asimila todas las formas infinitamente ricas y variables de las expresiones verbales, sino que domina unas pocas reglas que constituyen la base y los “modelos” de estas estructuras. Esta suposición obligó a Chomsky a llegar a la conclusión de que es indispensable diferenciar por lo menos “dos niveles distintos” de organización de la expresión verbal, y que bajo toda esta riqueza y variabilidad de las “estructuras gramaticales superficiales de la lengua”, se sitúan las “estructuras profundas de la lengua” que representan las formaciones a partir de la cuales y mediante transformaciones, se forman las “estructuras gramaticales superficiales” en toda su variedad.

En realidad la estructura profunda de la oración se distingue radicalmente de la estructura superficial y ocupa efectivamente el puesto intermedio entre la estructura sintáctica de la lengua natural y la estructura lógica (o semántica) de la expresión.  (p. 11)

Chomsky propuso una serie de reglas gramaticales fundamentales, mediante las cuales “unas estructuras pasan a otras”, o – expresadas de otra forma-, por la cuales unas estructuras pueden generar otras estructuras gramaticales, iguales en su contenido pero diferentes por su construcción o distintas por su contenido, pero que guardan idéntica construcción gramatical” (p.13).

Luria reconoce la importancia de las aportaciones de Chomsky para los estudios de neurolingüística, ya que es a partir de la gramática transformacional que comienza a esbozarse un modelo de procesamiento de lenguaje que puede ser científicamente observado:

La descripción de semejantes reglas de transformación de las oraciones., dada por Chomsky, dio lugar a la gramática transformacional y permitió abrir el camino científico y objetivo de la formalización de los cambios que pueden observarse en la lengua, y por eso mismo fundamentó los principios que permiten deducir de las estructuras sintácticas profundas todas las formas posibles de las estructuras sintácticas superficiales, en otras palabras, abrió el camino hacia la creación de la “gramática generativa”… La teoría más elaborada en el sistema de Chomsky era precisamente la teoría de las formaciones semánticas básicas a partir de las cuales se inicia la transformación del pensamiento en lenguaje y que fueron, en las primeras etapas del desarrollo de esta rama de la ciencia, descritas por Vigotsky con el término general de “lenguaje interior”.  (p.13).

En este orden de ideas, Luria resume las etapas por las que el pensamiento se transforma en lenguaje

[…] El primero y más profundo nivel en el camino de las etapas sucesivas que transforman el pensamiento en lenguaje desarrollado es el de las representaciones semánticas (rasgos semánticos).

Los rasgos semánticos encierran en su constitución representaciones aisladas del sentido designadas por unidades elementales de significaciones (semas)  y representan el sistema de sistemas simultáneos que reflejan el “diagrama semántico”

El siguiente nivel del modelo sentido-texto es el de las estructuras sintácticas profundas, que representan un árbol de dependencias en cuyos nudos ya no están los semas sino los símbolos de las unidades léxicas profundas.

En los siguientes niveles y etapas correspondientes en el camino del paso del pensamiento a la palabra, las estructuras sintácticas profundas se transforman en estructuras sintácticas superficiales que obtienen posteriormente un sucesivo desarrollo morfológico, fonológico y fonético (p. 16).

Tal como hemos planteado, podemos esbozar de manera sucinta uno de los temas centrales de la Neurolingüística:  El paso de la idea a la expresión verbal. Con base en este modelo de procesamiento de lenguaje, la neurolingüística se enfoca en indagar la relación, entre una determinada función lingüística y su correlato neuronal, siendo éste un conjunto de circuitos neuronales, una región anatómico-cerebral, o un epifenómeno de la actividad cognitiva. En el mismo orden de relevancia, podemos apreciar la importancia de las contribuciones de la Lingüística Generativa Transformacional, para explicar este modelo de procesamiento de lenguaje: la idea inicial pasa por un sistema de reglas de lenguaje, que transforman la base predicativa del pensamiento en una estructura que obedece a las reglas de una lengua determinada. De este modo, cuando hablamos de Neurolingüística y de Procesamiento de Lenguaje, necesariamente estamos aludiendo a tareas cognitivas complejas y sistematizadas, que requieren un tratamiento profundo.

Bibliografía:

Luria, A.R. (1980). Fundamentos de neurolingüística. Ed. Toray-Masson, Barcelona.

 

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