La sociedad mexicana, el resultado de un lenguaje confuso en la infancia.

La sociedad mexicana, el resultado de un lenguaje confuso en la infancia.

PSIC. CRUZ CRUZ JOSÉ ABIMAEL

México es un país azotado por la violencia diariamente, es alarmante mirar en los noticieros y redes sociales el actuar de los ciudadanos que conformamos esta sociedad. Día con día se va reduciendo la línea que separa a un ciudadano común y un delincuente. Me refiero a que todos los días ocurren asesinatos, solo que esta vez es el colectivo el brazo ejecutor que arrebata la vida de su agresor, participando en linchamientos, maltrato físico, agresiones verbales a mujeres y niños. siendo los niños los más afectados por esta situación, los cuales reciben directamente la herencia cultural en la que los mayores emos trabajado consciente e inconscientemente. Como refiere el sitio web de noticias PUBLIMETRO, en México 7 de cada 10 niños sufren algún tipo de violencia. 

Esta cifra ubica al país en el ranking más alto, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). (Miranda, 2017) Hace mención que pese a que en el 2014 se modernizo la ley general de protección de niños, aún existen dificultades, pues la violencia se toma como un factor común y formativo en la educación familiar, aunque ella señala que los agentes principales de este fenómeno son la inequidad y la pobreza, también asegura que los golpes son el principal correctivo que utilizan los padres con sus hijos de acuerdo con estudios realizados por la (Unicef, 2016). Se vive un estado de confusión que termina originando caos social y a largo plazo nos culturiza sobre un camino hacia una sociedad violenta.

La célula principal de la sociedad es la familia, donde aprendemos a participar y a generar vínculos con el OTRO, el cual modela la forma de comunicarnos. La familia nos da normas, roles, derechos, obligaciones, responsabilidades, valores y reconocimiento, pero nada de esto seria alcanzable sin la comunicación, o más específicamente, sin el lenguaje que es el responsable de dar todo el significado a estos conceptos. El resultado de las perturbaciones encontradas en el desarrollo de este, confirman la necesidad de intervención para lograr una comunicación aceptable entre sujetos, que les permita la interacción y el cambio de información de forma fluida (Satir, 2002).

La biología humana es bondadosa, pues nos da la oportunidad de alcanzar el equilibrio, a esta función la hemos llamado homeostasis, que permite regular la temperatura corporal y la eliminación de sustancias toxica por medio de los órganos excretores, El ser humano debe mantener una temperatura entre los 36 y 37 grados centígrados, a esta temperatura funciona correctamente. Si nos encontramos en un lugar demasiado frio o caliente nuestra naturaleza trata de regularlo, esa reacción de nuestro organismo con el exterior no es otra cosa mas que una interpretación, o dicho de mejor manera, una forma de comunicación, lenguaje a nivel molecular, perfectamente coordinado. Si por alguna circunstancia nuestro organismo no es capaz de regular su temperatura, entonces somos nosotros los que lo asistimos abrigándonos, buscando fuentes de calor o cualquier otra cosa que le permita alcanzar sus objetivos.

Si ya existen atributos innatos en el hombre como menciona (Jeannerod, 2006)  acerca de regiones visuales especializadas para el reconocimiento de caras y cuerpos que son responsables de la distinción entre yo y los otros, siendo esto el punto de partida para la interacción social, que forman parte básica de la comunicación, surge la pregunta de ¿por qué entonces no estimular el lenguaje que etiqueta la sociedad como normal para optimizarlo de tal manera que los recursos de los niños sean mayores que los comúnmente aceptados?

Hablar de comunicación a un niño puede tornarse en la tarea más compleja que sea posible experimentar, sin embargo, no se trata de darle todo un marco teórico sobre lo que es la comunicación y cuales son sus recursos, más bien se pretende que aprenda a usarlos por medio de la experiencia y el contacto con su campo mediante sus sentidos, identificando sus emociones para, de esta manera, poder darle una figura a las mismas, esto permite al niño el primer contacto consigo mismo (Pels, 1976). Pues enseñar a un niño desde los primeros años de vida a escuchar su organismo y reconocer día a día las sensaciones que experimenta, puede ser el primer paso formativo en el desarrollo de una personalidad no violenta y, por ende, una sociedad más integrada.

Lejos de estimular ese reconocimiento, que el niño debe tener sobre sus sensaciones o emociones, los enseñamos a interrumpirse constantemente provocando un lenguaje que carece de semántica para lidiar con las exigencias de su ambiente o campo (Pels, 1976). Le formamos un superyó confuso, introyectos mal digeridos, solo los hacemos engullir contendidos que los conflictúen en la edad adulta, debemos enseñarles que la base de la comunicación empieza en ellos mismo, que se permitan conocerse y no bloquear su potencial de existencia, de tal forma que recuerden a los adultos como guías más que como verdugos de la infancia.

Por tal motivo, el trabajo del terapeuta no solo debe centrarse en atender la población que padece o sufre algún tipo de trastorno, el cual no le permite desempeñar un lenguaje “normal” al sujeto, sino también atender a la población que no presenta complicaciones o perturbaciones en el lenguaje. El terapeuta debe encargarse de generar conciencia sobre su comunicación, que, aunque aceptable para emitir o trasmitir contenidos, debe estimularse constantemente en el desarrollo rebasando estándares establecidos que definen el margen de normalidad, para de esta manera potencializar el vínculo entre sujetos y darle más oportunidades sociales. Teniendo siempre presenta que no solo se está formando a un niño sino a toda una sociedad

Referencias

Miranda, J. A. (22 de Julio de 2017). publimetro.com.mx. Obtenido de publimetro.com.mx: https://www.publimetro.com.mx/mx/noticias/2017/07/22/mexico-7-10-ninos-sufren-algun-tipo-violencia.html

Bibliografía

Jeannerod, M. (2006). Motor cognition: what actions tell the self. Oxford: Oxford: University Press.

Pels, F. (1976). El enfoque gestaltico testimonios de terapia. Chile: Cuatro vientos.

Satir, V. (2002). Nuevas relaciones humanas en el nucleo familiar. México: PAX méxico.

Unicef. (6 de Junio de 2016). donaunicef.org.mx. Obtenido de donaunicef.org.mx: www.donaunicef.org.mx/informe-anual/

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