El modelo educativo mexicano desde una concepción neoliberal

El modelo educativo mexicano desde una concepción neoliberal

PÉREZ RAMÍREZ GABRIELA

El rumbo de nuestro país se ha transformado con la llegada de la globalización y el neoliberalismo. Desde entonces uno de los objetivos principales de México ha sido formar parte del mercado exterior, Para ello, fue necesario modificar el sistema educativo con un nuevo modelo y así mismo crear una educación que se ajuste al mercado. Primero, porque la globalización exige que el país se integre a la expansión de mercados a nivel mundial, se una al intercambio transnacional, adquiera las nuevas tecnologías y se sume a las elites políticas y económicas. Segundo, porque el neoliberalismo plantea una ideología de permanencia del mercado y libre competencia, donde la privatización es el mejor camino para generar ganancia en cualquier entorno ya sea social, político o cultural. Tercero, porque la ciencia como génesis de la tecnología ha producido una serie de revoluciones innovadoras que repercuten de manera inevitable en el curso normal de la sociedad y la economía.

Entonces ¿Hacían dónde se dirige el nuevo modelo educativo mexicano? ¿Qué concepción se tiene del conocimiento?

Para poder entenderlo es necesario explicar el concepto. Un modelo educativo es una guía donde se establece el tipo de egresados que una sociedad desea formar; los conocimientos y habilidades que se deben adquirir y; la organización y planificación de los contenidos que se desean reproducir en un contexto determinado.

Con la filosofía neoliberal, el sistema educativo inició un nuevo periodo de reestructuración. Con la concepción de que el sistema escolar son instituciones costosas, centralizadas, desligadas de los requerimientos de la economía y con maestros improductivos. Mientras que el nuevo modelo que el Estado propone, tiene implícito la disminución de intervención gubernamental, la reducción del gasto público, la privatización del sistema escolar y la generación de un mercado educativo, donde los costos van en función de los beneficios para promover la competitividad.

En cuanto al contenido, los conocimientos deben ser útiles y aplicables, con evaluaciones estandarizadas de acuerdo con la cultura de la productividad.

Desde la nueva concepción, meramente económica, la palabra “conocimiento” adquiere otro sentido, de “capacidad humana” a “mercancía”. Incluso el propio concepto humano es modificado de “homo sapiens” a “homo economicus” (Dieterich, 2003).

Por ello, las críticas a este modelo surgen por la preferencia a valores económicos, materiales y de consumismo sobre los valores que dan sentido humano, social y afectivo a la educación. Los ciudadanos formados bajo este sistema son dirigidos hacia la producción de capital humano, de obreros y técnicos, y no porque carezcan de valor, sino que son útiles para el seguimiento de órdenes y manuales estandarizados que hacen evidente la pérdida de autonomía y autorrealización personal.

La inconformidad sobre el rumbo de este modelo está en el énfasis curricular que hacen en los conocimientos y habilidades meramente instrumentales y en el cumplimento de objetivos comprobables, principalmente en el nivel medio superior y superior, donde son cada vez más las carreras técnicas sobre las universitarias.

Valdría la pena reflexionar sobre el bienestar social que ofrece el sistema neoliberal y el nuevo modelo educativo que aferra la esperanza de la nación en el mercado y en el sector privado. Que se identifica con el consumo de bienes materiales y el éxito inmediato y comparable.

Los cambios propuestos son el reflejo de esa visión del mundo y del proyecto de civilización proveniente de una corriente universal de expansión de mercados, de producción de intercambios transnacionales, de avances tecnológicos y de elites políticas y empresariales. Siendo estas últimas el sector más reducido y beneficiado de la sociedad. Pareciera entonces que las nuevas reformas educativas están en función de la normas y requerimientos empresariales, que buscan constantemente campos de inversión y producción.

Esta breve descripción, menciona un tema de dos décadas atrás pero que, hace sentido con las nuevas reformas educativas en México, en las que cada vez son más visibles los ejes formativos dirigidos a la industrialización.

Es útil resaltar la incidencia que tiene el proceso de globalización en los sistemas educativos a nivel mundial, donde el desarrollo de capacidades humanas y la búsqueda de significados, es solo materia prima de los procesos productivos.

Referencias

Casals, C. (2001). Globalización, apuntes de un proceso que está transformando nuestras vidas. Barcelona: Intermón Oxfam.

Castillo, I. (1995). Formación docente, modernización educativa y globalización. Distrito Federal.: EDDISA.

Dieterich, S. (2003). Utopía y praxis latinoamericana. Tres criterios para definir una economía socialista 8 (20),117-132. Recuperado de https://philpapers.org/rec/STETCP-2

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